Capítulo 24

Alice estaba en un día realmente malo, lloraba por todo. Ahora mismo estaba revelándose contra la cena, no la culpaba, hoy tampoco fue mi día. Tuve una nueva discusión con Gina y sus seguidoras, se estaban poniendo más pesadas, incluso me amenazaron diciendo que no escribiera nada contra ellas en el periódico o en mi “cursi revistita” —como ellas la llamaron—, todo porque publicamos una noticia de la victoria del equipo de fútbol y a Gina no le gustó como se veía su cara en el fondo. Era una buena foto, no podía rechazarla porque estaba ella.

Para ponerse mejor me llegó el periodo, llegué a casa y Alice derramó toda su leche encima de mí.

Después de cenar me senté en el sofá por un momento, estaba comenzando a preocuparme que Jake aún no contestara el mensaje que le había mandado hace una hora.

El sonido del timbre me sobresaltó y corrí a abrir. Elena, mi padre y Alice ya se encontraban arriba. Abrí la puerta y enseguida supe qué era lo que había pasado.

—Él lo sabe todo —anuncia Jake a media voz.

Tenía los ojos tan rojos, inyectados de sangre, como toda su cara, se notaba que había estado llorando y respiraba con dificultad. Tenía un corte en el labio. Su padre lo sabía y eso tuvo que ser difícil por lo que no dije nada, solo lo abracé tranquilizándolo.

—Él me corrió de casa —me separo de él y recién descubro una bolsa de lona a un costado junto con la Taylor.

—Él no puede hacer eso —digo indignada.

—Claro que puede, es su casa. Lo hizo.

—Pasa, Jake y cuéntame todo.

Con la creciente popularidad de Jake en YouTube subían las posibilidades de que fuera descubierto y eso fue lo que pasó. Al parecer una de las alumnas de su padre lo felicitó por el gran talento de su hijo para el canto y le mostró el video.

El caos se desató al llegar a casa. Jake me contó que en cuanto llegó su padre y lo vio, se dirigió a él y le dio un puñetazo. Dijo que se estaba burlando de él, culpó a su madre por no saber educarlo y a mí por meterle ideas cursis en la cabeza. Le recalcó que ningún hijo suyo sería un sucio cantante de bar de mala muerte, le prohibió cantar más y verme. Jake le dijo que no lo haría, entonces él lo agarró del cuello y le recalcó que no pensaba ayudarlo y que decidiera ahí mismo que camino tomaría. Cuando se decidió por la música él lo botó de la casa, insultó a su madre mientras ella trataba de calmarlo y le dijo que si quería apoyarlo tendría que irse también, y no dejaría que Scott lo apoyara. Jake tomó solo lo imprescindible y salió de ahí. Le rogó a su madre que vaya con él, pero ella le dijo que se quedaría a tratar de calmarlo, que fuera a mi casa y ella vendría a hablar con él mañana.

Yo no sé qué decir, Jake estuvo llorando mientras relataba los hechos y sostenía una bolsa de guisantes congelados contra su labio.

—¿Qué está pasando? —mi padre se aproxima.

—El padre de Jake lo corrió de su casa porque se enteró de que canta —explico.

—¡Por Dios! ¿Quieres que vaya a hablar con él? —ofrece.

—¡No! —decimos ambos al mismo tiempo.

—¿Puede quedarse a dormir esta noche aquí?

Papá duda un poco, no quiere meterse en problemas.

—¿Qué tal si tu padre llama a la policía? Aún eres menor de edad.

—No lo hará —asegura Jake—. Y mi madre estaría más tranquila si me quedo aquí.

—Está bien… descansa esta noche y mañana veremos la situación más objetivamente.

Le doy una mirada de gracias antes de que se vaya de nuevo a su habitación.

Supongo que papá piensa que yo dormiré en mi cuarto, pero acabo dormida en el sofá con Jake.

Su madre llama muy temprano y dice que su padre sigue enfurecido, que habló con su madre —abuela de Jake— y que puede quedarse con ella hasta que las cosas se calmen. Scott llama también, asegura que a pesar de lo que dice su padre, él lo apoya, ahora que ha acabado la universidad realmente no tiene miedo de su padre.

No quiero ir a la escuela, prefiero estar con Jake, pero él insiste y luego de dejarme allí, va donde su abuela, promete venir a recogerme aunque ahora vivirá más lejos. Pienso que tal vez es la hora de tener mi propio auto y no ser una molestia.