Sabía que el cumpleaños número dieciocho no sería fácil, sin embargo su abuela se encontraba tan bien ese día que hizo comida para un ejército, yo estuve desde temprano ayudándola, me recordaba tanto a mi abuela, fue como tenerla de vuelta por un momento.
—Eres una niña tan dulce, Jocelyn —dice ella mientras corta verduras—, me alegra que mi niño te tenga a su lado.
Me sonrojo de inmediato.
—A mí también me alegra tenerlo.
—Pero estoy tan preocupada por él. Siento que aún está perdido. Creo que por ahora de lo único que está seguro es que te ama. Pero ambos tienen que empezar a madurar, tienen que acompañar esos sentimientos con esto —apunta a su cabeza—. Tienen que hacer de ese amor su motor, no sus cadenas.
La miro. No sé qué responder. Qué quiere decir eso después de todo. Tal vez ella puede vernos más allá de las fachadas, tal vez ella entiende la vida mejor que nosotros.
—Estoy muriendo de hambre y algo huele muy bien —Jake se asoma a la puerta de la cocina.
—Acabas de tener un desayuno completo —me quejo.
—Mi niño está creciendo, solo es eso —lo consiente su abuela, ruedo los ojos.
Él se pone detrás de mí y me abraza mientras yo sigo picando, hunde su cara en mi cuello haciéndome cosquillas.
—Así nunca terminaré.
Ya le había dado su regalo muy temprano, como no me decidía qué comprarle, lo hice yo misma, saqué mi lado artístico y creé el portarretratos más cool de la historia. Bueno… no exageremos, digamos que lo intenté.
Canalicé el espíritu de mamá y dibujé la guitarra a un lado, (una versión un poco abstracta tal vez), J&J al otro lado, estrellas y corazones arriba y lo mejor que se me ocurrió: abajo coloqué la versión gráfica de mi voz diciendo te amo, además de un beso en la esquina. Lo cubrí todo con una resina que compré en el supermercado y coloqué una foto de los dos en Central Park. Resultado: El mejor regalo. Bueno, eso dijo Jake. Que había sido su mejor regalo.
Tuvimos un lindo día a pesar de todo, Scott fue, Bryan, Meryl también y la madre de Jake. Ellos se encerraron en su cuarto para conversar. Yo esperé en la sala con la abuela, comiendo galletas y mirando la televisión.
Cuando salieron, la señora Johnson dijo que tenía que llegar a casa antes que su esposo, así que Scott se apresuró a llevarla, después Jake vino a sentarse con nosotras en silencio.
—¿Qué hacen todavía aquí niños? ¡Vayan a ver la ciudad! —nos corre su abuela.
Fuimos hasta Manhattan, paseamos de la mano, comimos hamburguesas y Jake estuvo a punto de hacerse un tatuaje, le dije que no era justo que él pudiera conseguir uno y yo no, así que dijo que me esperaría. Nunca lo había considerado, pero me gustó la idea.
Después del cumpleaños de Jake, Scott se puso en contacto con el productor, le dijo que él sería el representante de Jake y que estaban interesados en la oferta que anteriormente le había hecho. En realidad no sabía los detalles, solo entendía que Jake comenzaría a trabajar con el productor en un par de temas que una vez que estarían listos, él —con sus contactos— lo ayudaría a darse a conocer, más de lo que ya era conocido en YouTube.
—¿Has revisado últimamente los números en YouTube? —le pregunto a Jake mientras estudiamos en mi casa.
—No, he estado atrasado con las tareas.
—Pues tu video más popular ya superó los 5 millones.
—¡Whoa! ¿En serio?
—Sí, debemos festejar.
—¿Helado?
—Helado.
Hay algo raro en el ambiente este día en nuestra mesa de la cafetería. Bryan y Meryl apenas hablan y casi no hacen contacto visual con nadie. Definitivamente debo investigar mejor.
—¿Te puedo preguntar algo? —me dirijo a Meryl mientras vamos a la escuela otro día.
—Claro.
—¿A ti te gusta Bryan?
Soy empujada hacia adelante por la frenada del coche, casi nos pasamos un rojo.
—¿De dónde sacas eso? Estás loca —pero no me mira.
—¡Oh, por Dios! ¡Te gusta! —acuso.
—¡Nooo!