Capítulo 26

Tía Kerry y Kevin vinieron a casa para acción de gracias como todos los años. El ambiente era tan tenso que se podría cortar con un cuchillo. Después de ese día de la discusión con mi padre no había vuelto a hablar con él. Se lo conté a mi tía y me dijo que solo estaba preocupado por mí. De cualquier manera esperaba con ansias el momento de irme.

Mi cumpleaños estuvo cargado de la misma tensión, solo Alice no era consciente de ello. Sería a la única a la que extrañaría.

Después de cenar, Jake me llevó por mi regalo. Supe que sería un regalo doloroso en cuanto se detuvo en frente de una tienda de tatuajes. La hora había llegado.

—Realmente no he podido decidirme sobre qué tatuarme —confieso.

—Yo tampoco —admite riendo y tomando mi mano para entrar.

Me quedo observando las paredes cubiertas con dibujos y tatuajes realizados. Mientras Jake va a hablar con el encargado. Esta no es una tienda en un callejón o en un sótano, se ve realmente higiénica y confiable. No esperaría nada menos de Jake, él siempre está cuidándome.

Pienso en hacerme un girasol, entonces veo una pequeña luna menguante con un sol en el centro.

—¿Entonces qué será? —pregunta al regresar.

—Estaba viendo éste… no quiero algo grande, no sé si podré soportarlo.

—Mmm… no lo sé, esa luna es tan delgada que parece un paréntesis.

Y entonces tengo una visión.

—Deberíamos hacernos tatuajes a juego.

—¿Cómo cadenas o algo así? —se burla. Lo empujo.

—Cómo unos paréntesis. ¿Lo entiendes?

—Si lo explicas mejor sería de gran ayuda.

—Tú te harás un paréntesis y yo otro. Lo que queda dentro es todo el tiempo que estuvimos separados y antes y después de él estamos tú y yo.

Jake por fin lo entiende. Veo el momento justo en que sus ojos cambian con comprensión.

—Hagámoslo —acepta decidido.

Después de discutir sobre la ubicación, decidimos hacérnoslo en el dedo índice. Él en el izquierdo y yo en el derecho.

Es un tatuaje pequeño, ya que mis nudillos no son grandes. Duele como el infierno, pero Jake sostiene mi otra mano todo el tiempo, decidimos que el mismo artista hiciera ambos para que sean exactamente iguales. Añado una estrella en el centro, pensando en mamá, mi estrella personal. Cuando toca el turno de Jake él añade una nota musical. Colocamos nuestras manos juntas, y es perfecto.

Jake se despide de todos prometiendo volver por otro más grande en cuanto decida sobre qué colocar en su piel para siempre.

—¿Hablas en serio? ¿Otro tatuaje?

—No dolió tanto —se encoge de hombros.

—¿Qué? Creo que no podré volver a escribir, ni colocarme el anillo.

—Lo superarás —me da un beso en la frente y conduce sin rumbo.

Claro que lo superaré, con y por Jake superaré todo. Mirándolo de perfil me pregunto cómo pude haber estado sin él todos esos años. No quiero volver a pasar por ello nunca. No hay elección, mi lugar está a su lado.

Hablamos por horas, paseamos por Central Park hasta casi congelarnos, vamos por unos cafés para calentarnos, entonces volvemos a la realidad. Espero que eso cambie pronto.

—¿Qué tienes en el dedo? —pregunta papá en el desayuno. Decido decir la verdad.

—Me hice un tatuaje —admito en la voz más monótona que puedo conseguir.

—Ya veo —es todo lo que dice, sé que está tratando de llevar la fiesta en paz conmigo, pero también sé por su expresión que no está de acuerdo. Inteligentemente no hace ningún otro comentario.

Meryl está alucinada, aunque es pequeño, para ella es un enorme acontecimiento. Dice que ella se hará uno también cuando cumpla los dieciocho. Eso sí, tendrá que estar más escondido que el mío.

Jake me comenta que el productor quiere trabajar con él en las vacaciones de navidad. Así que se volverá a ir a Los Ángeles. Esta vez yo no podré acompañarlo.

Scott había hablado con su padre diciéndole que apoyaría a Jake. El resultado: ahora el sr. Johnson decía que no tenía más hijos.