Paraíso engañoso

5

Media hora después… Cuando Denys se enteró de por qué Anton lo había invitado a su casa de campo, estuvo a punto de romperle los dientes.

—No te pongas así, siéntate. Toma la copa de coñac y espera a las chicas. Conviene que te relajes antes de que lleguen y no estés tan tenso —intentó calmarlo Anton—. Las invité por mi cumpleaños, así que…

—¿Qué demonios de cumpleaños? Anton, ¿estás loco? ¿En qué piensas? —gritó Denys a su amigo—. Me largo de aquí, no pienso participar en tus juegos.

—No hay ningún juego —Anton trató de sonar convincente—. Solo nos sentamos, bebemos, bailamos… y luego ellas mismas querrán venir a la cama. Además…

—Anton, ¿eres idiota o qué? —Denys lo empujó contra la pared—. Has sido un cobarde con ellas, las has engañado para que vinieran.

—Si no quieren, pueden irse en cualquier momento. Nadie las va a retener por la fuerza. Y, en general, nadie piensa hacer nada contra su voluntad. ¿Podrías soltarme? Vas a estropear mi camisa, y debo lucir impecable… al fin y al cabo, soy el cumpleañero.

—Eres un imbécil, eso es lo que eres —gritó Denys, apartando las manos—. Si tanto querías, podrías haberlas invitado a una cita. Y punto. No hacía falta inventar todo esto. ¿De verdad crees que van a quedarse cuando descubran que, además de nosotros, no hay nadie más en esta casa?

—Estoy convencido de que se quedarán… —empezó Anton.

—Ninguna chica que se respete se quedaría ni un segundo aquí. Me sorprende que siquiera aceptaran tu invitación —Denys se calmó un poco—. Nunca lo hubiera imaginado.

—Amigo, el secreto está en que ninguna mujer puede resistirse a mí. Tengo mi encanto —Anton se arregló la camisa azul oscuro—. Pero no solo pensaba en divertirme, también en cuál de ellas podría ser ideal para ti. Es decir, para el papel que le corresponde a tu lado.

—¿Te pedí yo algo así? —Denys volvió a alterarse—. Puedo ocuparme yo solo. Y, por cierto, te equivocas si crees que ese espantajo se creerá tus cuentos. A simple vista parece sencilla, pero tiene cabeza, si trabaja en un banco. Aunque ahora empiezo a dudarlo. Si de verdad fuera inteligente, jamás habría aceptado venir aquí.

—Den, amigo, no es tan fea como dices, ni mucho menos un espantajo. Además, no importa si te gusta o no. Lo principal es que tú le gustes a ella. Y, por supuesto, que tu madre quede encantada con ella. Solo entonces María Danylivna dejará de imponerte a otras chicas. ¿Acaso no es eso lo que quieres?

—¿Y qué tiene que ver eso? —preguntó Denys, sorprendido.

—Es que siempre eliges chicas que no le gustan a tu madre. Pero esta, sin duda, le va a encantar. Yo conozco bien a María Danylivna. Ella quiere que a tu lado haya una muchacha inteligente, bonita y modesta…

—Más bien quiere emparentarse con la hija de su amiga. Así que te esfuerzas en vano, Anton.

—Tu madre solo quiere verte feliz. Cuando te vea perdidamente enamorado de… Eva —Anton se sirvió un poco de coñac—, no se interpondrá ni intentará destruir tu amor por un simple capricho. ¿No fuiste tú quien ayer dijo que tu madre quiere verte con una buena chica?

—Quiere verme con Yana, la hija de su amiga. Te lo repito una vez más.

—Bueno, pues cuando vea a Eva se tranquilizará y dejará de imponerte a nadie más. ¿Entendido? Ya sé lo que vas a decir: que en lugar de Eva podrías elegir a otra que te guste. Pero temo que tu elección no le agradará a tu madre, y ella no te dejará en paz. En cambio, Eva le gustará, estoy seguro. Así dejará de buscarte más pretendientas. Y cuando esa Yana y su madre te vean con otra, se apartarán de ti. Luego, cuando todo esté resuelto, te despedirás de Eva. Para entonces, a tu madre ya no le importará, porque Yana será historia. ¿No soy un genio? Oh, el timbre… las chicas llegaron, así que sonríe —dijo Anton y fue hacia la puerta para recibir a las invitadas.

Denys trató de comprender bien a Anton y calmarse, de tomar su propia decisión. En realidad, la idea no era tan mala, pero no tenía por qué ser precisamente Eva. No lograba entender por qué Anton estaba tan convencido de que Eva podría agradarle a su madre. Ni por qué creía que Eva querría salir con él. Claro que él, Denys, podía conquistar a cualquier chica; Eva no sería la excepción. Con su encanto, ella se enamoraría perdidamente de él y no podría pasar ni un día sin su presencia. De eso, Denys estaba seguro.

Pero ¿y él? ¿Sería capaz de estar con una chica que en realidad no le gustaba? ¿Tendría la conciencia tranquila para fingir que estaba enamorado de alguien que le era indiferente? ¿Acaso no había engañado antes a otras chicas? Y de sobra. Nunca le remordió la conciencia. Entonces, ¿por qué ahora debía ser diferente…?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.