Paraíso engañoso

19

¿Cómo era posible? Eva se sentó en el sofá y empezó a recordar lo que su madre le había contado sobre cómo conoció a su futuro segundo marido, precisamente a Vasya. Kateryna Borysivna lo conoció siete años atrás en un sanatorio al que había ido a descansar durante unas vacaciones. Al menos eso era lo que ella había contado. Nunca mencionó que se conocieran de antes, y mucho menos que Vasya hubiera conocido a su padre.

Eva forzó la memoria, intentando asegurarse de que jamás había oído que Vasyl Ivanovych fuera amigo de su padre. Así que todo indicaba que le habían ocultado deliberadamente ese hecho.

Eva tomó la fotografía y subió a su habitación, mientras seguía reflexionando sobre por qué su madre había escondido que conocía a ese Vasyl Ivanovych desde antes, y sobre todo, que también lo conocía su padre. Recordó cómo eran las relaciones entre sus padres: parecían normales, hasta que de repente recordó una discusión entre ellos.

Aquel día, Eva había regresado a casa un poco antes de lo habitual porque se había cancelado la última clase: el profesor se había enfermado. Al entrar en la casa, escuchó los gritos de una pelea que provenían del dormitorio de sus padres. Eva soltó un suspiro y fue a la cocina para prepararse té y un bocadillo, pensando que esperaría allí hasta que sus padres terminaran de discutir. No oyó todas las palabras con claridad, pero algo alcanzó a escuchar.

—¿Cómo pudiste hacerlo? —preguntaba su padre una y otra vez.

—Ocurrió por casualidad… No sé cómo pude hacerlo. Sasha, perdóname.

—¿Y con quién?... ¡Con Vasya! —la voz de su padre se elevó aún más—. ¿Cuántas veces?

—Yo…

—Así que no fue la primera vez. Katya, ¿cómo pudiste? —gritó él, y luego salió corriendo de la casa, cerrando la puerta de un portazo.

Eva no se atrevió entonces a entrar y preguntar a su madre qué había pasado. Más tarde, cuando todo se calmó, sus padres fingieron que aquella discusión no había ocurrido, que todo estaba bien. Eva lo olvidó… hasta ahora.

Y si en aquel momento no dio importancia a las palabras que escuchó por casualidad, ahora todo tenía sentido. Su madre había engañado a su padre con Vasya, y probablemente más de una vez. Así que Vasya había sido el amante de su madre, y después de la muerte de su padre, se habían casado.

De pronto, Eva oyó cómo se abría la puerta principal: alguien había llegado a casa. Espantó los recuerdos e intentó dominar sus emociones.

—¿Hay alguien en casa? —oyó la voz de su madre.

—Sí —respondió Eva, sin saber cómo actuar.

Un minuto después, Kateryna Borysivna entró en la habitación de Eva; ya se había quitado el abrigo.

—¿Por qué estás en casa hoy? ¿No estarás enferma? —preguntó preocupada.

—Me tomé el día libre, quería quedarme en casa. Mamá, ¿qué es esto? —Eva no pudo evitar preguntar.

—¿Qué es qué? —Kateryna Borysivna no entendió enseguida a qué se refería su hija—. Es una fotografía.

—¿Qué hay en la fotografía? —preguntó Eva con más precisión.

En cuanto Kateryna Borysivna vio quién aparecía en la fotografía, lo entendió todo. Guardó silencio, sin saber cómo responder a la pregunta de su hija.

—Engañaste a papá con Vasyl Ivanovych, ¿no es cierto? —Eva se atrevió a iniciar esa conversación, esperando sinceridad por parte de su madre.

—No… ¿de qué estás hablando? ¿De dónde sacaste esa foto?

—Mamá, por favor, no me mientas otra vez. Ya lo has hecho durante muchos años. ¿Vasya era tu amante?

—Sí, fue mi amante… y ahora es mi esposo —confesó Kateryna Borysivna—. Perdóname por eso. Sucedió sin que yo lo planeara…

—¿Cómo pudiste hacerlo? ¿Cómo? ¿Y por qué me ocultaste que papá también conocía a ese Vasya? —Eva quería llegar al fondo de la verdad y por eso le preguntó lo mismo que en su día le había preguntado su padre.

—Tu padre y Vasya eran amigos. Iban juntos a pescar. Pero no eran tan cercanos como parecía, los unía solo la afición por la pesca —empezó a explicar Kateryna Borysivna—. Esa foto fue tomada el día en que fui con ellos de pesca. Y ese fue el día…

—…en que murió mi padre —empezó a darse cuenta Eva—. El día en que papá se sintió mal y cayó al agua, donde estabas tú y Vasya. ¿Por qué no lo ayudaron? Claro… no estaban allí, porque se habían apartado a solas, dejando a mi padre junto al río. Así que papá ya te había perdonado una infidelidad anterior. Recuerdo que los oí discutir, pero entonces no le di importancia. ¿Cómo pudiste hacerlo?

—Hija, cálmate, por favor, siéntate…

—No quiero calmarme. Quiero saber la verdad —Eva no podía asimilar lo que acababa de descubrir.

—Sí, tu padre me perdonó la infidelidad. Confió en que no volvería a suceder. También perdonó a Vasya. Por eso fuimos juntos a esa fatídica pesca. Era como una tregua —Kateryna Borysivna no pudo contener las lágrimas—. Todo iba bien. Había otros pescadores cerca, pero nadie oyó ni vio cómo a Sasha le dio un mal y cayó al agua, ahogándose. Tal vez, si no hubiera caído, la ambulancia habría llegado a tiempo. Más tarde se supo que había sufrido un derrame cerebral.

—Si no hubieras traicionado la confianza de papá y no hubieras vuelto con ese Vasya… Mamá, ¿cómo pudiste?

—No pude evitarlo. Me enamoré perdidamente de Vasya. Con él me sentía viva otra vez, volvía a sentirme una mujer. No pude resistirme a su encanto. Por favor, intenta comprenderme.

—Me cuesta entenderte. Necesito salir a caminar, pensar, estar sola —dijo Eva, abriendo su armario y sacando su chaqueta y su gorro.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.