VIVIAN NOBOA
El sábado en la mañana me alisté para ir al funeral, debía ir, aunque sea un rato ya que mañana sería el entierro. Me cambié con una blusa y pantalón negro, no quería lucir tan elegante como un vestido. Cuando bajaba las gradas escuché que alguien abría la entrada que daba a la calle, me acerqué y vi a mis padres entrando con un claro cansancio en sus ojos. Sobre todo, mi padre tenía esa aura más demacrada.
-¿Dónde vas? -me preguntó mi padre.
-Al funeral, creo que debo ir un día al menos.
-Compórtate y trata de ser sensible con todos. Yo iré después.
-Está bien.
-Por cierto, ¿Alex estuvo contigo anoche? No lo vi hasta que asomó hoy en la mañana.
-La verdad no.
-Qué extraño -dijo en un bostezo, cansado-. Como se hicieron tan amigos, pensé que sí.
-También debe tener una vida -respondí mientras me disponía a cruzar la puerta.
-Por cierto, quería hablar algo contigo respecto a Alex. Ven a la cocina.
Me senté en una silla con los codos sobre el mesón, la empleada llegó a prepararle el desayuno, pero hasta que esté listo él tomó un vaso de agua. Pensé en apurarle con lo que sea que deba decirme, pero al verlo cansado supe que era una mala idea, así que fui paciente. Luego él se sentó frente a mí.
-No quiero especular cosas sobre mi hija, pero quisiera saber: ¿Le contaste a Alex sobre los planes de su padre con él? Sabes a lo que me refiero, ¿no?
-Si insinúas que Alex mandó a matar a Ernesto porque sabía que él intentó matarlo primero, te equivocas. Él no haría eso, aunque tuviera un arma en su cabeza, no mataría a una mosca.
-Entonces déjame pedirte un favor.
-¿Qué favor?
-Averigua donde va Alex en su tiempo libre, con quién se encuentra o donde frecuenta.
-Investigué acerca de eso, nadie sabe, es distante de todo mundo.
-Es por eso que necesito más compromiso de tu parte. El hecho de que haya salido a mitad de la noche a quién sabe dónde, me hace pensar que tuvo algo que ver con la muerte de Ernesto. Así que Vivian, resuelve este misterio. Síguelo si es necesario.
-No deberías tener dudas de él -respondí; él frunció el ceño y me miró con desconfianza-, pero lo haré.
-Su madre y su empleada me contó que hay días enteros en los que él se desaparece. No le cuenta a nadie esas cosas, lo que lo hace aun más peligroso. Y eso sucede desde antes de que comenzara a realizar tareas en el negocio. Si algo malo sucede, lo mataré tal como había deseado Ernesto. ¿Entiendes?
Caminé hasta la funeraria pensando en qué tipo de cosas se guardaba Alex, obviamente confiaba en él, pero esto era inusual.
Estaba a una cuadra de la funeraria cuando vi a Alex conversando con una mujer en la misma esquina. Me oculté tras un auto que estaba ahí parqueado para poder observarlos con minuciosidad. Esa mujer era más madura que él, pelirroja, bonita y con un vestido negro, como si pensara en asistir al funeral o acabara de salir de allí. Ellos igual parecían estar evitando que los encuentren, ya que Alex volteaba cauteloso por si uno de los guardaespaldas que custodiaban la funeraria se acercaba. ¿Qué estás ocultando con esa mujer, Alex?
Alex estaba preocupado de que algún conocido lo vea, así que se alejaron juntos para hablar de lo que sea que tramen entre ellos; al menos eso creo según sus expresiones y lenguaje corporal. Los seguí tratando de ser disimulada, había pocas personas a lo largo de esa calle trasversal y luego entraron a una cafetería. Subieron por las gradas a una segunda planta y se sentaron en una meza del balcón. También entré y busqué una meza lo más cerca posible de ellos para poder escucharlos sin que me vieran.
-Bueno -suspiró Alex-, De qué quieres hablar.
-Por Dios, Alex. Vine a darte apoyo moral, tú padre acaba de morir.
-Diana, no deberías estar aquí. Lo que pase en mi vida no te concierne.
-No tienes idea de cuanto me hieren esas palabras.
-Y tú no tienes idea de cuanto sufrí cuando me dejaste hace una semana -respondió más furioso-. Me volví loco entrando a un invernadero a leerles poesía a las orquídeas.
-Se escucha lindo cuando lo dices así.
-Fue algo estúpido, la verdad.
Ella se quedó en silencio y escuché que su silla se movía sobre la madera del piso. Levanté la vista y vi como ella lo besaba sobre la meza. Algo dentro de mí se apretaba, tomé un poco del té que me sirvieron y traté de ser objetiva con esto.
-¿No te ibas a casar? -preguntó Alex-. Aún tienes el anillo.
-Lo haré dentro de un mes.
Alex se dispuso a salir dejando un billete sobre la meza y la chica se quedó en su lugar. Luego se levantó de golpe corriendo hacia las gradas, pero se detuvo dudando si seguirle o no presionando fuerte al pasamanos, después con una cara de resignación volvió a su asiento. Me observó regalándome una sonrisa amable entre lágrimas.
-¿Puedo hacerte compañía? -me preguntó.
-Seguro -respondí con una voz seca y noté que mi rostro estaba cubierto de lágrimas también.
-Creo que ambas… pasamos por momentos difíciles.
Se pasó a mi meza y ambas nos quedamos en silencio. Ella rodeaba el borde de su taza con el dedo mientras sus sentimientos aún se debatían dentro de ella.
-Pediré unos bocaditos para ambas -dije-. ¿Quieres alguno en especial?
-Cualquiera está bien, muchas gracias, aunque creo que yo debería invitar ya que soy mayor.
-No te preocupes, no es para tanto.
Bajé a la plata baja y compré un paquete de bocaditos mixtos entre melvas, biscochos y aplanchados, además pedí un par de chocolates para ambas que tardarían un par de minutos en llegar. Nos sirvieron nuestras tazas y ella suspiró con más nostalgia.
-El chocolate… me trae muchos recuerdos del chico que viste salir hace rato.
-¿Un gusto en común?
-No, él siempre fue más de café negro -comenzó despacio-; pero una tarde, mientras él leía en mi librería, lo asusté sin querer y mi taza de chocolate salió volando en un impulso suyo -sonreía triste-. Nos manchamos toda la ropa y él no paraba de disculparse, eso me llenaba de ternura. Era bastante tarde, así que lo llevé a mi departamento para limpiarnos y… ahí fue cuando… confesé mis sentimientos hacia él. Me gustaba desde hace mucho y el frecuentaba mi librería quedándose durante varias horas leyendo todo tipo de historias. Es una persona fascinante y misteriosa.
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Editado: 31.05.2022