Parásito en el enjambre - Romance dentro de la Mafia

PARTE 3 - CAPÍTULO 5

ALEX MOYA

Me lavé la cara y me masajeé las sienes cuando fui al baño, estaba nervioso y las manos me temblaban al haberme apuntado con un arma. Descubrí una nueva faceta de Juan Noboa, un hombre con sentimientos ocultos (con mi padre) bajo una máscara de ser indestructible en la política. En verdad creí que me mataría al cruzar la puerta. Me rio como psicópata viéndome al espejo aun procesando lo que acaba de ocurrir. ¿Ahora somos aliados? Lo dudo, pero me gustaría creer que él no intentará matarme de nuevo.  

Antes de salir del baño alguien abrió la puerta de golpe asustándome, pero sonreí al ver a Vivian. Me abrazó con todas sus fuerzas y con una voz ronca de tristeza dijo que creyó que su padre me había matado. Cuando la tomé de la cabeza para acercarla a mi pecho ella hizo un gesto de dolor.

-¿Y este chichón? -pregunté preocupado.

-Camila me encontró al salir de la farmacia, tenemos que irnos y buscar otro auto. No sé si sigue con vida o si Brandon ya sabe nuestra ubicación.

-La mataste -dije asustado- ¡Tienes sangre en todos lados y tu nariz está algo chueca!

-A ella la arrolló un auto, yo no la maté, y esta es mi propia sangre por un codazo en la nariz.

-¿Sigue viva?

-No sé.

Mientras íbamos de vuelta con el papá de Vivian, ella me preguntó: -¿Cómo es que sigues vivo?

-Digamos que apelé a su lado sensible.

-No creí que tuviera uno.

Cuando nos vio llegar, Juan Noboa hizo una mueca recuperando su esencia natural de hombre imperturbable. Bajó la tapa de la computadora y me dio una mirada de advertencia, como si aún le preocupara que guarde su secreto.

Se dirigía a la salida y nosotros íbamos detrás de él.

-Ahora mismo, debemos regresar a casa -dijo él golpeando la ventana del auto para que el chofer despierte-; estamos demasiado expuestos con lo que sea que Brandon planea. 

-Lo tengo presente, pero no volveré contigo -se paró en seco Vivian-. Lo siento, pero lo único que quiero es largarme.

-¿Qué? ¿Con él? -me miró con desapruebo-. Piénsalo bien, hija, estás tomando una terrible decisión.

Ella bajó la mirada, reflexionando las palabras de su padre, luego lentamente sacó su pistola y le apuntó.

-Es mi decisión y la tomé hace mucho, no tiene que ver con Alex; pero si él quiere irá conmigo.

El chofer salió del auto y apuntó a Vivian con un arma pequeña en defensa de Juan.

-Baje el arma señorita -dijo nervioso-, estamos en un lugar público y él es su padre.

Pero sus palabras fueron inútiles, ella lo apuntó y le disparó en la cabeza sin titubeos. El chofer cayó para atrás y varias personas salieron corriendo a buscar refugio al escuchar un disparo. Me quedé helado, era la primera vez que presenciaba un asesinato.

-Ahora sigues tú -le dijo a su padre.

Estaba horrorizado al ver que en verdad apretó el gatillo y su padre se desplomó en el suelo. Me quedé helado, triste y también me lamentaba, el día en que Juan Noboa admitió la verdad de sus sentimientos su vida terminó a manos de su propia hija. Murió como un mafioso con un profundo y valioso secreto. Mientras que yo no podía creer que la chica de quien estoy enamorado hiciera eso.

-Tomemos su auto, es más rápido.

Ella sacó sus cosas del pequeño mini Austin y yo subí en el asiento del copiloto aún en shock. Vivian me decía cosas, pero no podía concentrarme. Estaba ausente de mis ideas y contrariado de mis propios sentimientos quienes se envolvieron en miedo.

-Alex ayúdame por favor, te estoy explicando mi plan, pero necesito que me digas que encontraste en la computadora.

-Solo… solo no pares hasta llegar a Colombia, allá es seguro de Brandon y tu pa… -no pude terminar la frase al recordar cómo se desplomó al suelo. Nuevamente tenía ganas de vomitar.

-De acuerdo, haré unas llamadas para el trasporte y pasaportes. Les diré que nos las envíen cuando encontremos un lugar seguro -Ella sonrió, pero no pude ser cómplice de su felicidad-. Seremos libres, Alex.

No respondí y solo veía el paisaje tratando de no pensar tanto. Llegamos a una gasolinera donde debíamos encontrar a un conocido de ella que nos daría otro auto para llegar a Colombia, mientras ella iba a limpiarse la sangre de su pelea con Camila al baño. Regresó con ropa nueva y su rostro resplandecía. Era muy bella sin maquillaje y sin rastro de remordimiento al matar a dos personas en un abrir y cerrar de ojos.

-Tuve suerte de que vendan ropa en este lugar -dijo emocionada-. Y ya me confirmaron los pasaportes, ahora nos llamaremos Arthur y Sarah, creo que será mejor comenzar a hacerlo para acostumbrarnos. Nos espera una buena vida en el Caribe.

-Todo un sueño -dije con pesar y ella se incomodó.

-Alex, sé que sigues mal por lo de hace rato, pero no tenemos tiempo para hablarlo. Juntarnos con mi padre no era conveniente, además que nos involucraría más con la vida que intentamos dejar atrás.

-Lo sé, solo que me cuesta asimilarlo.

Un auto de placas colombianas llegó acompañado de un tipo en moto, era un antiguo Vitara de tres puertas, nos subimos con las pocas cosas que teníamos y luego las dos personas se marcharon.

-Déjame conducir -le dije-. Creo que así me sentiré mejor.

Ella accedió dándome un beso en la mejilla.

-Estarás bien, Alex.

Conduje por varias horas, mientras ella trascribía varias cosas de su celular a una libreta, luego nos parqueamos a un lado de la carretera para quemar nuestros celulares y la computadora con un poco de gasolina.

Estaba oscureciendo y un cielo naranja nos despedía del pasado, al fin comenzaba a ver lo positivo de la situación mientras ella dormía plácidamente a mi lado. Traté de recordar las razones por las que me enamoré aspirando a un futuro próspero a su lado y también para quitarme los nervios de este día. Pero entre esos pensamientos comprendí que había muchas cosas que no conocía de ella y su pasado. Sentía una punzada en el pecho al imaginar a cuantas personas había matado, a cuantas personas torturó o el dolor que les causó a personas cercanas de sus víctimas. ¿Cómo alguien puede soportar tanta carga o ignorar todo lo que ha provocado? También pensaba todo lo que se vendrá por nuestra culpa, Ernesto y Juan Noboa murieron en menos de una semana. El negocio familiar básicamente está arruinado y quién sabe qué pasará con Brandon de ahora en adelante, el paradero de su hija igual sigue siendo un misterio ya que en la radio no se escucha nada de un fallecimiento en un accidente de tránsito. Solo la muerte de Juan y su chofer en el parqueadero de un restaurante vegetariano, los dueños del negocio no dieron información sobre nosotros.




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