Parecemos Tontos

Diario de Paul I

Londres, 28 de agosto

Acabo de llegar a Londres. Este país es tan estúpido como que pone en los pasos de cebra a qué lado mirar. No sé por qué mis padres han tenido que mandarme a estudiar aquí. Adoro Carrbridge, era muy feliz allí. Echaré demasiado de menos a Thomas y ahora ya no le veré nada más que en verano. Cuando le conté que mis padres me mandaban a estudiar los dos últimos cursos a Inglaterra no se lo creyó. Pero al final, ya ha terminado el verano y de pronto ya estoy aquí, en casa de mi tía Franny, la hermana pequeña de mi madre. No sé qué tal se habrán tomado ellos lo de tenerme aquí. Por el momento, han sido agradables en el aeropuerto. Bueno, Franny se ha alegrado mucho de verme. Su marido Carl, bueno, él es que siempre ha sido muy raro. Mis primos David y Sophia también se han puesto contentos, sobre todo Sophia, a la que siempre he adorado. Es la más pequeña de todos mis primos, quizá sea por eso. David entrará este curso en el penúltimo año de secundaria, tiene dos años menos que yo. Nos hemos llevado siempre bien y espero que siga siendo así. No es lo mismo pasar unos días con nosotros en Escocia, que ahora que vamos a convivir diariamente durante meses.

Es la primera vez que escribo una especie de diario. A lo mejor sirve de algo, por lo menos si imprimo aquí todas las frustraciones que me encuentre en este lugar. De momento esta habitación no me gusta nada. La colcha tiene florecitas diminutas y moradas y eso me da mal rollo. Las paredes tienen un papel pintado azul triste que intentaré mejorar colgando mi bufanda del Aberdeen. Por lo menos el armario es grande.

La casa no está lejos del centro. No conozco bien Londres, pero es lo suficientemente grande como para perderme. De hecho no dudo que me perderé. Inverness era una ciudad pequeña, pero la más grande cerca de Carrbridge, mi pueblo. Bueno, en realidad nací en Glasgow, pero por todo lo de mi hermana y eso, pues fuimos a Carrbridge. Mi padre es biólogo marino y estudia los ecosistemas del lago Ness. A mí me encanta ese lago. A mí me encanta Escocia. Por más que intento sacarle alguna ventaja a estar aquí en Londres, no me sale. Bueno sí, una sólo. La Premier League es mejor que la Liga Escocesa. Aunque,de todos modos, mi equipo del alma es el Aberdeen y lo echaré mucho de menos. Bajar al campo, disfrutar del calor de la afición, de las horas de previa con los amigos tomando cerveza... Mi padre se va a arrepentir de haberme alejado de eso. Debería. Mamá es otro rollo, ella está feliz de todo esto. Todos mis amigos, eso es lo que más me ha dolido. Ahora tendré que conocer a esos pijos de los que estará lleno mi colegio en West Kensington o Chelsea, no sé exactamente dónde está. Sólo el nombre es pijo de por sí. Es privado y católico, creo, aunque eso me da lo mismo porque en casa no me han machacado mucho con lo de elegir Fe. La más religiosa de la familia es la madre de mi padre, que es italiana y por lo tanto católica. Supongo que todos creemos en Dios en casa, pero mamá y papá no van a misa ni yo tampoco. El resto de mi familia, como casi toda la peña que conozco, deben ser protestantes. Todos menos mi tío Pete, que la única religión que dice profesar es la del Aberdeen Club de Fútbol.

Antes de deshacer mi equipaje, encima de mi cama he encontrado el uniforme del colegio, que ya me lo ha comprado tía Franny. Una chaqueta blazer negra, camisa blanca y pantalón negro. Eso no es lo peor, lo peor es la corbata con escudos diminutos de la escuela. Mi corbata de cuadros azules y verdes de Saint Mungo de Inverness era mucho más bonita. En fin, ¿por qué martirizarme?

He abierto mi maleta y he sacado mis cedés de música. Los he puesto sobre una estantería que hay sobre la cama. Ahora me gusta un poco más la habitación. He encontrado una manta de lana en el armario. Es de cuadros rojos y negros, me recuerda a mi casa. Seguro que la trajo la tía de Escocia. La he puesto sobre la cama y he quitado la colcha de flores horrorosa. Sí, ahora me gusta más la habitación.

Hoy es veintiocho de agosto. Empezaré el colegio el uno de septiembre. Me parece que queda demasiado poco tiempo y aún no tengo ni una puta gana. Ah bueno, eso es otra de las cosas que llevaré mal. Hasta ahora no me había dado cuenta, pero mi vocabulario soez, aprendido en la taberna que hay dos calles más allá de mi casa en Carrbridge, donde nos juntábamos mis amigos y yo para jugar al billar, tendré que controlarlo para que estos ingleses de la City no se asusten de mí. En fin, que se jodan. Este es Paul Stonem y esto es lo que hay, si no les gusta que le pongan sal y traguen.

Tía Franny me está llamando. Van a enseñarme el centro. Hubiera preferido dormir, pero no debería ser descortés tan pronto. En fin, hasta otra.

¡Ay, qué pesado es mi tío Carl, es la tercera vez que insiste en que vaya al salón! Adiós.

 




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