Pasajeros en extinción

1.5 - Máquina

El tiempo seguía su curso, aunque no pudiéramos medirlo. Todo lo que podía medir el paso del tiempo estaba tan averiado como todo lo que media donde estábamos. El tiempo seguía, seguía su camino. El tiempo siempre sabe hacia donde ir, solo hacia adelante. Nosotros no, no sabíamos hacia donde íbamos. Llegar a cualquier lugar en esta situación, seria reconfortante. Lo único que nos dábamos cuenta, con el paso del tiempo, es que quedábamos menos.

A medida que eso sucedía, caía más en cuenta que un día seria yo solo en esa cabina. Era el más joven. Todos lo sabíamos, pero no hablábamos de eso. Todos lo sabíamos, y eso era todo. Un trato implícito, sin necesidad de aceptarlo o no. Era lo único que podía hacer.

Ya solo quedábamos dos cuando pasó la última gran falla. En realidad, no era tan grande lo que falló. Sino que donde falló, y a que afectó, eso fue lo grande. El reactor estaba en falla. Lo que daba energía a todo, lo que mantenía lo poco que quedaba y más vital, había fallado. Hay una secuencia que el reactor siempre realizó, a pesar de las fallas. Y eso es controlado por lo que llamamos relees y secuencias de automatismo. Un simple relee era lo que fallaba. Pero no lo descubrimos rápido. Antes no había fallado algo referido al reactor como esto, no sabíamos donde estaba la falla.

- Debemos llegar a la cabina del reactor.
- ¿Dónde queda eso? – Pregunté
- Debajo de nosotros. Pero los pasillos hasta allí están todos congelados.
- ¿Entonces? – Ahí solo lo vi sacar uno de los paneles laterales y se lanzó de cabeza dentro.

No daba crédito a lo que mis ojos vieron. De pronto el limitado espacio de la cabina se había expandido. Ya no eran los pocos metros en los que habíamos andado por tanto tiempo. Ahora había un espacio nuevo, un lugar en el que no había nadie estado antes, ni yo, ni los tripulantes. De pronto escuché golpes, unos cuantos, hasta que uno más fuerte y hueco resonó. Fue un estruendo fuerte, fue lo que me hizo reaccionar. Me asomé al panel que quitó, asomé la cabeza, y pude ver al otro lado por primera vez. Viendo hacia abajo, a unos diez metros más o menos, un cuadrado de luz rojizo entre la oscuridad, iluminando cables, bandejas y más cables. Fui entrando, sujetándome de donde podía, ignorando los raspones y pinchazos que iba sintiendo, pisando donde conseguía hacer pie firme. Poco a poco me fui acercando a aquella luz rojiza que salía de ese agujero cuadrado en la oscuridad.

Al cruzar al otro lado, el aire caliente me envolvió de golpe. Las luces rojas salían de todas partes, casi sin dejar que se formara una sombra. Paneles llenos de luces, en su mayoría rojas, algunas que parpadeaban y otras solo encendidas. Un pasillo simple, gabinetes, paneles y luces. Y en el extremo, una ventana circular, de donde salía otra luz rojiza que parecía tener latidos en los que se volvía más brillante, como si fuese un fuego circular. Esa fue la primera vez que vi el reactor, y obvio no sería la última. Nunca me habría imaginado que sería mi futuro compañero.
Mientras veía alrededor, me di cuenta de que mi par había abierto algunos gabinetes, buscaba y buscaba, no creo que supiera bien que buscaba. Algo que le indicara por donde pudiese está el problema. Hasta que estando frente a uno de los tableros que estaban abiertos, vi uno de los componentes más oscuro que los demás, era un relee. Lo toqué y lo sentí un poco caliente, más que el ambiente al menos. Estaba sobre un soporte, un zócalo donde el relee encastra, este tenía a su vez una luz encendida, pero la del relee no estaba encendida. La de los demás prendían ambas luces a la vez o no lo hacían. Mientras mi compañero seguía abriendo puertas, observando y lanzando insultos al aire y dando portazos cada tanto ante la frustración. Creo que ya estaba rendido, sabía que no teníamos chances de encontrar la falla, y aunque lo hiciéramos, no iba a ser posible repararla sin repuestos. Parecía una falla fatal.

Entre los latidos del reactor, cada tanto había una pausa tras la cual era seguida de un latido más intenso que bañaba de luz toda la habitación. Fue ahí que casi sen pensarlo, terminé extendiendo mi mano hacia el relee presionando el botón que tenía para forzarlo y activarlo manualmente. Habíamos tenido demasiada suerte, el ciclo del reactor pareció continuar y normalizarse. Según mi compañero, habrá sido una secuencia de ventilación del reactor, o algo similar, por eso se había recalentado. A pesar de encontrar la falla no pudimos bajar la intensidad del reactor, no sabíamos cómo hacer, hacía mucho tiempo que no entraba alguien a esa habitación. Después de mucho revisar, de subir y bajar revisando viejas anotaciones, encontramos una llave que lograba que el reactor baje su potencia. Era la única forma de hacer que no se recaliente.

Nos dimos cuenta de que, con el paso de la secuencia, ese relee que habíamos encontrado, volvía a fallar, por lo que debíamos repetir de forzarlo manualmente cada vez, así que decidimos que uno de nosotros debía de quedarse en la sala de tableros, siempre alerta a que se encendiera la luz del zócalo que era la que nos indicaba cuando debíamos forzarlo. Con el tiempo llegue a dormir el tiempo suficiente entre secuencias para volver a accionarlo. Es curioso como uno se acostumbra a las vibraciones, a los latidos de la máquina, era como sentir cuando se alteraba y cuando estaba tranquilo. Así fue pasando el tiempo, hasta que terminé quedando solo. No encontraba sentido en quedarme en la cabina, así fuese por corto tiempo. Además, la cabina se volvió cada vez más fría.

Cada tanto el reactor volvía a recalentar, y la única solución es ir cerrando la misma válvula de aquella vez. Si bien el reactor se calmaba, al ir cerrando esa válvula cada vez más, hacia que la temperatura fuese bajando, seguramente afectaba parte de la calefacción. No sé si de toda la nave o solo de este sector. Me temo que llegará el momento en que de tanto cerrar esa válvula, acabe por cerrarla del todo. Si solo afecta a la cabina, no es gran problema, cerca del reactor se mantiene la temperatura, y los componentes también generan calor de sobra. Pero si afecta a toda la nave, me temo que, si llego a cerrarla del todo, termine congelando a todos en la parte de atrás. No tengo forma de saberlo. Pero me temo que no lo vamos a lograr, lo puedo sentir, en sus latidos, se va apagando poco a poco. Se va quedando sin fuerzas, y yo igual. Me pregunto cuál de los dos es el que primero se apagará.




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