Paseo submarino

Capítulo 6: ¿Y ahora que procede?

Capítulo 6: ¿Y ahora que procede?

—¡Bienvenidos a Los Cabos San Lucas hermanitos! —pronunció con total alegría Valentino quien no había retirado sus brazos de nosotros en ningún momento.

—¿En serio?, no me había dado cuenta hermanito —contesté volteando los ojos con total sarcasmo

—Pues que bueno que no te habías dado cuenta querida Let —respondió haciendo caso omiso a la ironía que había brotado automáticamente de mis labios —además —añadió— ¿acaso no les han repetido nuestros padres que excluir a las personas de las conversaciones es de muy mala educación?

El primero en contestar fue Edwin quien al hacerlo llevo su mano libre al perfecto cabello castaño oscuro de nuestro compañero de aventuras revolviéndolo juguetonamente hasta que este se apartó rápidamente; liberándonos de su agarre para quitar la mano que arruinaba su excelente peinado—. Por supuesto que si Valentino, pero también nos han inculcado el respetar las conversaciones ajenas y no interrumpirlas.

El primogénito de los Rodríguez Flores al verse libre del inocente ataque de su hermano menor bufo, volteando los ojos y caminando la poca distancia que ahora los separaba —. Solamente quería oír la “secreta” conversación en la que se encontraban porque ninguno de ustedes dos me ha hablado desde que descendimos del avión y honestamente me he sentido ignorado —admitió dejando salir un suspiro como si hubiera soltando una carga— pero bueno, también me acerqué a ustedes con la intención de saber lo que sucedió dentro del avión —dijo ahora más serio; recuperando el semblante formal que usaba cuando trataba asuntos de negocios; como solía denominarlos.

Suspiré y antes de contestarle fijé mi mirada en Edwin buscando su aprobación antes de narrarle con detalles a Valentino el suceso que minutos antes tuvo presencia en aquel aparato de metal en el cual habíamos volado alrededor de una hora, para cuando terminé su rostro se había suavizado hasta que por fin comprendió el porque de la llamada y de la mentira por parte de Ed al cubrir mis acciones irresponsables ante nuestros padres, llevándose un regaño que no merecía —. Y de ahí sabes todo lo que pasó después —terminé— me despertaron, nos regañaron, caminamos hasta llegar al interior del aeropuerto y minutos atrás estábamos platicando el porque Edwin se atribuyó una culpa que no era suya. —solté en un suspiro volviendo a sujetar el agarre de mi maleta que al parecer había menguado cuando inicié la larga explicación.

—Bueno… al menos es agradable saber que la llamada no tuvo mayores consecuencias, además de que el ataque de pánico de Ed no pasó a mayores —expresó con completa sinceridad antes de regresarme una mirada de completo agradecimiento— fuiste realmente valiente al arriesgarte tanto pequeña Let, debo reconocer tu valentía, preocupación y disposición para ayudar al prójimo. Muchas gracias Aielet por tu amor y cariño.

Para cuando acabó de pronunciar la última oración pequeñas gotas de agua se habían acumulado en mis lagrimales, deseando ser liberadas, pero antes de concederles rienda suelta miré a ambos de mis hermanos y acorde la distancia entre ellos para fundirnos en un abrazo que expresaba toda la gratitud, amor y afecto incondicional que las palabras nunca le harían justicia a la magnitud de estos sentimientos.

 

—¡NIÑOS! —los tres nos sobresaltamos al escuchar el grito de mi padre quien probablemente había delatado nuestra ausencia tras minutos de no escuchar nuestra conversación detrás de él o al menos el sonido de nuestros pasos al andar —. Dejen de andar abrazándose y vengan aquí inmediatamente —volvió a llamar haciendo esta vez un movimiento con la mano señalando un lugar enfrente de él.

Así que cada uno de nosotros se separó lo suficiente para volver a agarrar sus respectivas maletas y recorrer la distancia que nos separaba de nuestros progenitores quienes sus rostros expresaban diferentes emociones entre ellas destacaban la impaciencia por parte de mi padre quien probablemente deseaba descansar una vez hubiera llegado al hotel o bien verificar como se encontraba la empresa familiar tras dejarla en manos de José su mano derecha; también brillaba cierta alegría, diversión e intriga en el semblante de mi madre quien admiraba la escena desarrollarse frente a ella sin opinar absolutamente nada seguramente guardándose sus comentarios y preguntas para cuando estuviéramos en la tranquilidad de la habitación.

Una vez llegamos hasta nuestros padres solamente se giraron y continuaron andando hacia la salida del enorme edificio, mientras procurábamos seguirlos de cerca me pude permitir contemplar por primera vez mi alrededor, viendo como las personas caminaban y corrían de un lugar a otro apresuradas posiblemente para alcanzar su vuelo a tiempo, de la misma forma alcancé a divisar a lo lejos una pareja de enamorados quienes quizás se estarían prometiendo volverse a encontrar ya que uno de ellos se encontraba al borde del llanto y la otra fingía ser fuerte por ambos.




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