Capítulo 7: Paseo submarino (parte I).
“Perfecto, entonces cada quien váyase a dormir y nos vemos al amanecer en el lobby para ir a desayunar” las palabras de mi madre se repetían una y otra vez mientras me movía constantemente de un lado a otro de la suave cama con la que contaba mi habitación como si con ese simple movimiento pudiera conciliar el sueño que tanto necesitaba mi cuerpo.
—Vamos Aielet, solamente debes cerrar los ojos y dejarte llevar por el cansancio —repetí por tercera vez mientras me disponía a seguir mis propias instrucciones deseando tener a la madre fortuna de mi lado en esta ocasión.
Para suerte mía pareció funcionar porque me sumí en un profundo sueño en donde los protagonistas eran hermosos y majestuosos delfines que nadaba libremente por el extenso océano libre de cualquier rastro de contaminación que el ser humano pudiera haber ocasionado con su existencia.
—Parece que alguien luchó para lograr dormir —fueron las primeras palabras que Valentino me dirigió una vez llegué al lugar acordado con mi familia.
—Ni lo menciones que pasé más tiempo buscando una posición cómoda para descansar que en lo que el agotamiento me venció —pronuncié mientras me acomodaba el par de lentes oscuros que solía usar en algunas ocasiones cuando el sol y yo amanecíamos peleados.
—Te creo, a mí y a Ed nos pasó exactamente lo mismo —guardó silencio tratando de buscar una explicación lógica—, tal vez sea que no estamos acostumbrados a dormir fuera de nuestra casa —soltó posteriormente—. A mí me sucedió exactamente igual cuando me fui a mi apartamento, vaya tiempos… —un brillo nostálgico cruzó fugazmente que apenas si me fue posible distinguirlo— ¿recuerdas cuando estaba a punto de salir de la casa y corriste hacia mí, me abrazaste una pierna con toda tu fuerza intentando retenerme suplicándome que no te dejara sola?
Asentí porque era verdad. De pequeña me gustaba pasar todo el día con mis hermanos quienes me enseñaron a ser fuerte, valiente, determinante y buscar destacar por mis propios esfuerzos.
—Por supuesto que me acuerdo perfectamente Vale, fue un camino difícil que decidiste seguir, pero la recompensa es mayor que todos los sacrificios que has hecho —solté mientras hacía de un lado mi estado malhumorado para dirigirme hacia él y darle un abrazo que intentaba mostrar el apoyo incondicional que siempre tendría de mi parte.
Permanecimos un largo tiempo en la misma posición hasta que una voz conocida se acercó —. ¿Tan temprano y ya hay muestras de amor? —dijo divertido.
—Por supuesto hermanito —proseguí intentando que mi voz adquiriera un matiz de bondad y persuasión igual al que mi madre solía usar con nosotros de pequeños cuando intentaba inyectarnos un poco de amor y empatía por la raza humana—, sin las muestras de amor los seres humanos no podríamos expresar nuestros sentimientos.
—Totalmente de acuerdo princesa Aitana — mencionó al mismo tiempo que realizaba una reverencia burlonamente.
—¿A quién le llaman princesa niños? —escuchamos la voz de mi madre primero antes de que su cuerpo hiciera aparición frente a nosotros. Venía caminando tranquilamente luciendo un espléndido vestido degradado en tonalidades amarillas, naranjas y rojas teniendo la apariencia de una reina de fuego pues además de ropa había decidido trenzar su cabellera alrededor de su cabeza como si está fuera una corona que la coronaba como gobernante máxima —. ¿Por qué se callaron? —preguntó al notar nuestras caras de desconcierto.
—Mamá, te ves hermosa —decidí hablar después de que nadie tomara la iniciativa y rompiera el silencio en el que nos encontrábamos.
Ella sonrió complacida con el resultado que había logrado —. Lo sé, ¿puedes creer que he tenido esta prenda desde hace años y apenas hoy la he estrenado?
—No —contesté sinceramente—. Pero te queda maravilloso.
—Yo se lo dije, pero desde que terminó de arreglarse, pero no me cree —intervino mi padre a quien le creí inmediatamente porque mi mamá siempre se aseguraba de estar completamente arreglada antes de poner un pie fuera del lugar en donde estuviera.
—Cállate Ángel —el tono de voz de mi madre parecía ser una mezcla entre diversión y reproche
—Lo siento cariño —mencionó a la par que intentaba abrazar a nuestra madre para alegrarla.
Era sorprendente como el correr del tiempo nunca afectó todo el cariño, amor y aprecio que se tenían cuando se conocieron aquella tarde en donde mi madre igual que todos los días salía a contemplar la puesta del sol a las orillas de playa tomando su delicioso batido de manzana; al menos así fue por un tiempo hasta que cansada de estar sentada se puso en pie con el fin de conseguir alivio al repentino adormecimiento que sus extremidades estaban teniendo; sin embargo sin ningún aviso de advertencia solamente alcanzó a sentir como una fuerza a su lateral derecho impactó contra ella tirándola directamente en la arena y causándole algunos raspones que estaba completamente segura le dejarían marcas sobre su tersa piel.