El clima era agradable, perfecto para tomar un café con él mil usos, pues ser su maquillista, el encargado del vestuario y su maestro de conducta, solo faltaba que también sea parte del dúo, sin embargo, el carácter de su maestro era tranquilo y buen onda, como un hippie drogado, casi siempre se le veía sonriendo y actuaba muy despreocupado, como si la vida fuera a cámara lenta y tuviera todo el tiempo del mundo para solucionar sus problemas. Eso es a lo que se le llama un hombre relax.
Caminan por un parque, por suerte los juegos estaban vacíos, desérticos, los niños normalmente ya no juegan a fuera de sus casas, ahora solo viven encerrados en cuatro paredes y perdidos en las consolas o computadoras, los juegos recreativos siendo olvidados yacían debajo de la sombra de los frondosos árboles que crecieron por sí mismos, siendo sobrevivientes del terrible cambio climático que está acabando con las especies y la forma de vida que antes era conocida y apreciada; una sonrisa de complicidad se formó en los labios del joven de prendas oscuras, un brillo destello de sus ojos negros como la noche.
-¿Y si jugamos un rato? – Preguntó con una mirada de cachorro abandonado, sus ojos dilatados y su boca arrugada. Su amigo solo suspiro resignado.
-Una vez me pregunte si tu cerebro llegaría a la fase de maduración, pero ahora perdí mis esperanzas de que eso pase. – Sin embargo, se adelantó a los columpios y se sentó en uno. Estiro sus piernas y se dejó barrer, se balanceó de atrás para adelante, repitiendo esta acción varias veces al punto en que sus pies dejaron de tocar el suelo y su cabeza chocaba con los rayos del sol, Wuxian prefirió subirse a la resbaladilla, el deslizarse por el tobogán lo hacía sonreír, al igual a un pequeño niño, repitió la acción demasiadas veces al grado en que sus manos estaban rojas por la fricción.
-Qué bueno que me levantaste temprano… y yo que quería golpearte por interrumpir mi erótico encuentro con mi crush, al fin cuando llego a la mejor parte cuando el General Fantasma me arrincona en la cama y tú me avientas al suelo, de verdad estaba a punto de tirarte por la ventana en ese preciso momento. – Comentó el joven mientras tomaba la muñeca de su amigo y lo arrastraba al sube y baja.
-Tu que me pegas y yo que pateo. – Comentó a la defensiva, pero divertido, se trepo al juego y en frete se subió Ying, un arriba y otro abajo, el aire se sentía mucho mejor cuando estaban en lo alto, por eso cuando vio la expresión de gozo del joven de prendas púrpuras, supo que era el momento perfecto para hacerle una inofensiva broma.
Dejo caer todo su peso en el aparato, dejando a su amigo arriba, sus piernas colgaban como trapos viejos, WanYin esperaba descender, pero al ver que su amigo le sonreía burlesco sabía que no llegaría todavía.
-¡Bájame! – Gritó malhumorado pataleando en el aire, haciéndolo ver infantil y tierno, aunque su rostro expresará mil y un groserías y maldiciones hacia su persona, este lo ignoro cruzándose de brazos, como le encantaba provocar a su amigo, y este que solo quería cualquier cosa para estallar, como una bomba con corta mecha.
Después de unos cuantos insultos y maldiciones, dejo que su amigo bajara, en el primer instante que toco tierra, se abalanzo sobre el contrario, y empezaron a forcejear, después de unas cuantas vueltas en la tierra y el pasto se tranquilizaron, sus pechos ascendían y descendían frenéticamente, sus sonrisas se posaron en sus rostros.
-Jajaja… como me hubiera gustado haber venido a un parque cuando era pequeño, pero ya no podemos regresar el tiempo, mejor venimos en la noche, así no pensaran que tenemos una discapacidad mental o que somos unos lunáticos. – Dijo divertido y con voz entrecortada.
-¿Quién quiere venir contigo en la noche? Lo primero que pensaran al vernos a nosotros solos a altas horas de la noche, será que nos gusta hacerlo a la intemperie, que somos unos degenerados exhibicionistas, olvídalo, vámonos, ya casi es la hora. – Respondió sonriendo y divertido, cuando se levantaron había dos niños pequeños viendo la situación desde hace varios minutos, pero se habían escondido al escuchar al de morado decir tantas groserías y maldiciones, luego vieron que comenzaron una pelea, por lo que continuaron en su escondite y contemplaron desde lejos.
Los jóvenes se vieron incomodos y avergonzados por su actitud tan infantil, por lo que se sacudieron el polvo y se fueron como si nada hubiera pasado.
Los niños los observaron partir, luego se subieron al sube y baja, el mayor imitó la acción de Ying, dejando al niño en el aire.
-¡Lang Ying bájame! ¡No me gusta! – Gritó el pequeño mientras removía sus piernitas con fuerza en el aire.
-¡No te caerás si te agarras fuerte Gu Zi! – Dijo el niño mientras descansaba su peso y bajaba lentamente a su amigo, el niño molesto se abalanzo como perro rabioso contra el contrario y los dos terminaron dando vueltas por todo el suelo, embarrándose de tierra y pasto, al igual como observaron a los mayores.
Ying y WanYin se encaminaron al Café Andrade, en donde habían quedado ayer con su maestro, se apresuraron, ya que como siempre la puntualidad no era un hábito de ellos, incluso si se levantaran temprano siempre llegarían tarde.
Al entrar al restaurante buscaron con la mirada al joven, por desgracia XingCheng no pudo acompañarlos, debido que debía presentar su tesis, el chico estaba muy nervioso, aunque se había preparado semanas para este momento no podía ignorar los retorcijones en su estómago, el saber que lo cuestionarían al punto de hacerlo dudar de si su elección de carreara fue el correcto hasta que es lo que espera cambiar con su plan ideológico sobre el movimiento de masas en una utopía liberal.
Editado: 03.10.2020