Pasión, amor y deseo

Capítulo: 21 “Sorpresa”

Shi Qing Xuan se dirigía a la casa donde creció, una casa de enormes paredes y diversos pasillos, un gran jardín con árboles frutales y multicoloridas flores de aromas dulces y frescos.

La luna se posaba en el centro del firmamento, las estrellas comenzaban a destellar su platina luz radiante, iluminando el oscuro y basto cielo.

El joven podía sentir como el sudor frío recorría por su espalda, lentamente descendiendo, provocándole cierto cosquilleo, su corazón latía acelerado, golpeando su pecho, trato de tranquilizarse, respirando y exhalando, pero el aire que entraba por sus fosas nasales se sentía helado, ardiendo la piel, por lo que el efecto que esperaba solo lo desesperó aún más de lo que estaba.

El camino era largo, casi no había tráfico, por lo que el trayecto no era tan pesado, sus índices golpeaban el volante de cuero negro sintético, la noche era fresca, y él era friolento, además no debía exponerse al frío o al viento, no quería recaer como en su infancia.

Para distraer su nerviosismo y preocupación prendió el estéreo y coloco su USB, seleccionó entre todas las canciones y eligió una del General Fantasma, ese joven cantante que traía locas a las chicas como a los chicos, él lo conoció en su faceta del General Fantasma, cuando vestía de negro y se maquillaba como muerto, cantando rock, gritando las notas agudas y criticando a la sociedad y al mundo, sus canciones eran duras y dolorosas, pero eran reflexivas y relataban la cruda realidad, mostrándonos que la destrucción era inminente, que nuestro fin ya está escrito, pero que todavía algo se puede rescatar de esta nefasta sociedad, de este agonizante planeta en ruinas, algo por que luchar y aferrarse.

Pero debido a que varias personas se quejaron de sus canciones y por su aspecto, los productores decidieron cambiar su estilo, dejaron de lado las canciones críticas y subjetivas de la vida por canciones de amor y amistad, por baladas sin sentido alguno, por el Pop, donde los colores infantiles predominaban, y las coreografías eran sencillas y tiernas, la mayoría de los fans se quejaron, pero al ver a ese joven sin el maquillaje grisáceo y fúnebre era realmente diferente, era delicado, de rasgos finos, de mirada inocente y tierna, sin duda un idol de K-Pop, por lo que no tardaron en adaptarse, le dieron la espalda al General Fantasma por Wen Ning.

Sin embargo, le gustaba Wen Ning pero también extrañaba al General, como deseaba volver a verlo con ese traje y ese maquillaje, escuchar sus gritos y sus quejidos, volver a verlo en el escenario con luces oscuras, con ambientes que te helarían la piel, con sus vídeos que te provocaban terror, traumas si lo veías solo a la media noche, ese delicioso y excitante escalofrío, ese sentir que provocaba que sus bellos se erizaran, sus pupilas se cristalizaran y ese miedo de saber que ese monstruo, asesino o fantasma estuviera detrás de él. 

Una hora paso más rápido de lo que esperaba, la casa se encontraba frente a él, solo debía cruzar la cerca y atravesar el umbral de la puerta de cedro.

El encargado de seguridad se acercó lentamente, un hombre de cuarenta y tantos años, su barba oscura y su bigote despuntado.

-¿Nombre? – Preguntó con voz aguardentosa y de una mirada penetrante, sus ojos rojizos y su nariz puntiaguda levemente colorada.

-Shi Qing Xuan – Contestó con seriedad, sin titubear.

-Mmm… ¡Shi Qing Xuan! Adelante. – Dijo sorprendido, de inmediato abrió la puerta de la cerca, el joven condució hasta las cocheras, el guardia sugirió guiarlo, pero él se negó, ya que sabía el camino, por lo que dejo su automóvil verde brilloso y se dirigió a la puerta de la entrada, al ver de nuevo esa gran y pesada puerta de cedro frente a él, provocó que su corazón se detuviera al igual que sus respiraciones, intentó tocar la puerta, pero sus manos estaban estáticas, sin hacerle caso.

Estuvo parado en el mismo lugar durante unos minutos, en silencio, el sonido de los grillos cantando en la noche perforó sus oídos, la brisa fresca removía las flores y las hojas de los árboles que abundaban el jardín.

Cuando sus extremidades comenzaban a ceder, rozando la dura superficie con sus yemas suaves y tibias, esta se abrió revelando a un guapo hombre de unos veinte y cinco años o tal vez un poco más, de cabello corto y de color marrón, de ojos azul cielo, de rasgos finos y labios delgados, su piel tersa y blanca, de mirada penetrante y seria. Un hombre apuesto.

-Creí ya no vendrías. – Comentó con una voz fría, reprendiéndolo.

-Te dije que lo haría, no tienes por qué dudar de mi palabra. – Respondió con el ceño fruncido y cruzándose de brazos.

-Bien ¿Qué es lo urgente que querías contarme? – Preguntó seriamente.

-Ven, no trataremos un asunto delicado en la entrada de la casa, acompáñame a mi despacho. – Dijo imperativamente, camino sin mirar atrás. El joven de ropa holgada y cabellos rubios lo siguió, observando todo a su alrededor, desde que se fue hace dos años, la casa siguía igual, los muebles, las piezas decorativas, todo continua como lo recordaba, como si el tiempo nunca hubiera corrido, de tan solo recordar sus cabellos se erizaban.

-¿Extrañando el pasado? – Comentó sarcástico.

-No, mi presente es mucho mejor, ya soy libre. – Dijo con resentimiento y molestia en su voz. Ambos caminaron por un largo pasillo, las paredes tapizadas de color mármol con distintivos azul cielo, el ambiente era incomodo, el aire sofocante, pesado.




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