Pasión, amor y deseo

Capítulo: 30 “Represalia”

En medio de la junta, un hombre estrujaba unas hojas de papel blanco, su ceño sumamente fruncido y su mirada penetrante hacia que el ambiente se congelará, estaba de muy mal humor, enojado que el joven que lo ayudaría a presentar unos datos no vino, justo cuando un día antes le recordó que esta junta sería muy importante, pues los presidentes y algunos accionistas estarían presentes.

La junta se extendió, ya que el presidente propuso que esperaran al joven, debido a que no tenían tanta prisa, y por ser amigo de los integrantes de Lotus Pier; sin embargo, ya no pudieron retrasarla más, con media hora de espera, Rei Long inició la presentación, gracias a su habilidad y a su increíble don en la oratoria, todos estaban atentos y conformes con los resultados, aunque por fuera se veía implacable y sin ningún problema por el dominio del tema, por dentro rezaba por que no se equivocará o se confundiera de datos.

El sudor frío empapó su camisa blanca, el nudo de la corbata cada vez lo presionaba con mayor fuerza, asfixiándole e impidiéndole respirar con normalidad.  Su voz temblorosa mientras subía por su garganta pero sonora y potente cuando salía por su boca.

Su tez era algo pálida, sus mejillas levemente coloreadas, cuando iba a dar por terminada la reunión, la puerta se abrió de golpe, pues fue estrellada contra la pared, asombrando a todos.

-Lo siento por la tardanza, pero me surgió un contratiempo cuando venía en camino. – Comentó casi gritando, su voz escandalosa y temblorosa, al igual que sus manos y pies, sujetaba un folder color amarillo claro, sus lentes brillaron ante el reflejo de la luz de la lámpara.

Rei Long estaba sin habla, con el ceño sumamente fruncido, incluso unas venas se resaltaron de su ceño. Con voz áspera se dirigió hacia él.

-Ya no es necesaria su presencia, por favor puede retirarse, cuando termine tengo unos asuntos que tratar contigo. – El menor palideció, la voz era suave pero áspera, su expresión calmada pero amenazantes, la mirada seria y profunda, sin duda eso provoco que su corazón se acelerará y su garganta se resecará. Su delgado y frágil cuerpo tembló, sus bellos se erizaron. Se dio media vuelta, dirigiéndose a la puerta, pero antes de dar un paso hacia ella, se volteó con firmeza, desafinado la mirada de su jefe.

Inhalo con pesadez y trago un poco de saliva, cerró los ojos y se dispuso a explicar su información, dando énfasis en los resultados deseados y proponiendo propuestas en los resultados negativos, los presidentes y accionistas quedaron más que satisfechos con la explicación del menor, anqué su impuntualidad era algo que no ayudaba a su presencia, su desenvolvimiento frente a ellos y la seguridad al exponer los datos fue muy satisfactoria, Rei Long escuchaba en silencio, enfurecido por el atrevimiento, nadie se había atrevido a tratarlo así, nadie se atrevía a ignorar sus órdenes. Solo fue dos ocasiones, el cual eran sus jefes o amigos muy cercanos, nunca un subordinado sin méritos, ni carrera, un mocoso que aires de grandeza, creyente de poseer una habilidad en la edición o programación.

La junta concluyó con los comentarios del presidente, al cual agradeció la junta y a los exponentes, después cada presente se retiró a su debido trabajo; dejando a Rei Long con el menor solos en la sala de juntas.

La puerta se cerró, dejado un silencio sepulcral, el ambiente pesado y difícil de respirar, el menor miraba hacia la mesa, observando todo a su alrededor a excepción de su jefe, el cual lo miraba fijamente. Como si estuviera decidiéndose que hacer con él.

-¿No piensas decir nada? ¿Alguna excusa barata? – Preguntó con sarcasmo, a paso lento se acercó al menor, el cual no sabía si decirle la verdad o no. Pues de todas formas él fue el culpable de atenerse a no prevenir esto, si se hubiera levantado más temprano o hubiera contratado un taxi esto no hubiera pasado, pero él hubiera no existe, por lo cual no se atormentaría más con ello.

- Como dije antes, me ocurrió un contratiempo cuando venía para acá. – Dijo en voz baja y con la mirada perdida.

-¿Eso involucra que te allá marcado más de quince veces y no te dignaste a responderme ninguna de mis llamadas o mensajes? – Preguntó mientras se acercaba cada vez más, acortando el espacio entre ellos.

-Sí, mi celular se quedó en el auto donde venía, yo sí venía temprano, pero el carro se paró y el chofer me dejo botado en la carretera, mi celular se me olvido en el carro, nadie quería levantarme, no tenía como llamar a alguien, estaba solo y sin nada. – Resumió, sin embargo, con cada palabra el ceño del mayor se arrugaba más, como si con el paso de la explicación su ira aumentara.

-Tus excusas no me importan, ese tu problema no el mío, ni de la empresa. Además, te di una orden de salir de la sala, y me ignoraste. ¿Quién te crees que eres? Solo eres un mocoso que sueña en ser alguien que no es, crees que sin ti esta empresa se desmoronara o que la trayectoria de tus amigos se acabará sin ti, admito que tienes buenas ideas, un talento para diseñar y programar, pero eso muchos también lo tienen, y harían cualquier cosa por obedecer mis órdenes, creo que hasta ahorita no sabes ni con quien estas trabajando, porque soy tan respetado y valorado en esta empresa, por los accionistas y por los presidentes.

El menor lo vio a los ojos, ambas miradas unidas, el mayor a un paso de él, podía sentir el cálido aliento del mayor, su olor a yerbabuena y su calmado respirar.




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