Pata de lana (el arte del placer impuro)

En el nombre del placer «3»

Hizo una pausa para tomar un trago, se encogió de hombros y continuó. Dos : la autoestima, es decir los detalles como qué le gusta comer y beber, su color favorito, no olvidar jamás ningún aniversario referente a la pareja, su perfume, su película, su libro, su poema, su canción, nunca darle la contraria, jamás levantarle la voz que no es necesario gritar. Nunca la golpees, sólo si a ella le gusta, pero que sea en la cama un castigador refinado, jamás la ridiculices frente a nadie, siempre muéstrate limpio, nada de bromas tontas y esto que es muy importante : nunca permita que ella pase indiferente frente a usted, esto es algo que realmente le duele a la mujer... Ahora bien —renovó su cigarrillo extinto con otro nuevo y bebió otro trago de ron, continuó —: también hay mujeres tímidas, pero a estas las reconocerás pronto, son creidas a veces, solo se juntan con sus amigas y la mayoría de las veces están solas, estas sin duda son las más difíciles porque al principio te huyen muy contra su voluntad, pero insistiendo, poco a poco ceden y sin que lo pienses están sobre vos y como hay que aprovechar del calambre te aseguro que harán lo que les pidas. 

Recorda que mientras más linda sea la chica más sola estará y a los demás hombres les da miedo hablarle, su belleza intimida. Sobre las casadas la cosa va un poco más despacio —hizo una breve pausa, enciende otro cigarrillo mientras me mira como si quisiera hacer un inventario de mis rasgos, exhala largamente el humo y continúa —: mi primera experiencia fue sin enamorarme, solo para probar así que a mis diecisiete años me hice de mujer; pero como se dice el diablo no duerme de alguna manera le gusté a mi cuñada y como la tentación es fuerte también a mi se me antojó ella y como no soy un pusilánime la cubrí, era flaquita y aprendí que lo sabroso está en los huesos —descarga sobre el cenicero el cilindro cenizo y bebe otro trago, igual yo — después llegó la prima y también cayó, llegó la tía e igual cayó, solo faltaba la suegra y verás como de puto llega a ser el hombre — reímos juntos animados por los efluvios alcohólicos, el vuelve a prender otro cigarrillo igual que yo mientras sigo escuchandole... 

 

 

 

 

 

 

 

 




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