Penitencia

One shot

— No veo cuando por fin termine esto — se decía un ser, que metódicamente estaba colocando perlas de energía que su propio cuerpo producía para formar un planeta.

— Cuando arregles todo lo que hiciste por tu ambición — fue la respuesta que recibió de su superior, en su mente.

— Dioses perdónenme, esto es una labor titánica, no podré con ella.

— ¿No decías que eras el mejor de todos? ¿Qué serías el dios de los dioses? Esto no debe ser nada para ti.

El ser bajó la vista, y siguió con su misión de eones. Mucho había pasado desde que empezó su misión, el ser sin nombre no llevaba la cuenta del tiempo, no tenía las necesidades normales de los mortales de quienes tanto se había burlado.

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Por fin tenía el planeta listo, la labor había sido inmensa, pero todavía no podía descansar.

Usando el mismo procedimiento de las perlas de energía, estaba haciendo los mares, nubes y atmósfera. Demoraría millones de años en eso, pero el tiempo no era nada para él.

"Cuando me nombraron como dios de este lugar, me sentí contento, y con ganas de hacer muchas cosas por los seres mortales de quienes era su deidad, quería ayudarlos, de corazón, pero al verlos cometer tantos crímenes, y olvidarse de que yo era su divinidad me empecé a llenar de odio hacia ellos. Primero tenía tristeza al ver como morían los más débiles, luego rabia y ganas de destruir a todos los poderosos que se hacían más ricos con las desgracias de los demás.

Pero eso también me benefició, al haber guerras y matanzas era cuando los humanoides se acordaban de mí, probé a ayudarlos, y luego los dejaba a ver si lograban enmendarse, pero solo me buscaban cuando necesitaban algo, así fue que no quise ayudarlos a encontrar una solución, los dejaba seguir destruyéndose, así mi poder se incrementaba con cada uno que se acordaba de mí, y me dedicaba una plegaría — por fin unas lágrimas de arrepentimiento aparecieron en sus ojos".

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Cuando terminó con la lluvia y demás, empezó a crear microorganismos, bacterias, plantas, luego los animales inferiores, todo lo hacía de la misma forma, metódica, calmada, tranquila, no le importaba seguir así por eones para que todo volviera a la normalidad, aunque no podía evitar sentirse a veces desesperado. Al terminar con esos seres, comenzó con los animales superiores, y luego con los humanoides.

— Ojala esta vez no sean tan belicosos, apenas descubrieron la tecnología, todo era para destruirse, no pensaban en otra cosa.

— Recuerda que tú eras quien debía guiarlos, y lo único que hiciste fue dejarlos luchar entre ellos, debías dirigirlos para ser mejores, no para que se destrozaran solo para que tu consiguieras más energía celestial.

Sus recuerdos volvieron, vio la cara de quienes debió proteger, unos se volvían contra otros, cada vez que los pueblos eran arrasados, los sobrevivientes rezaban más a su dios, y así su energía espiritual se incrementaba de una manera increíble, entonces se fijó una meta, quería tener el nivel de sus superiores, pero aunque su poder era inmenso, no lograba llegar ni al 10% de sus seres supremos.

Recordó cómo comenzó a propiciar las guerras, las revueltas, los asesinatos, por su culpa se desbastaron razas enteras. Incluso les cumplía sus peticiones a algunos, los mínimos, así hacia que los desgraciados que lo habían perdido todo, se volvieran contra los favorecidos.

Hasta que los humanoides que quedaban empezaron a morir por la falta de comida y agua, la atmósfera quedó destrozada, los rayos que pasaban sin la capa de ozono les producía heridas que con el tiempo se transformaron en llagas que les producían dolores tremendos, que se convertían en cáncer que los volvieron en seres como zombies, hasta que por fin podrían morir.

Al final uno de los líderes de las mayores naciones que todavía quedaban en ese mundo, la más desarrollada tecnológicamente, hizo estallar una bomba en el centro de su planeta, quedó todo destrozado, el silencio envolvió el polvo que antes había sido un lugar con vida, seres pensantes que alguna vez sintieron cariño y amor hacía sus semejantes.

Entonces él creyó que cómo tenía tanto poder, sus superiores lo harían uno de ellos, o al menos lo enviarían a otro planeta, o por su gigantesca energía espiritual le darían al menos una galaxia, donde podría ser su superior, y tuviera a muchos dioses menores como él lo fue en ese planeta que desapareció, total no era su culpa lo que sus protegidos hubieran destruido todo.

Espero por eones que lo fueran a buscar, pero nada, hasta que al fin escuchó a su ser supremo, que le habló con voz triste.

— ¿Qué hiciste?

— Nada, ellos se destrozaron entre sí.

— Tenías que detenerlos, eras su dios.

— No pude hacer nada — dijo encogiendo los hombros.

— No pudiste o no quisiste.

Entonces sintió que alguien entraba en su mente, y leyó sus pensamientos, hasta los que quiso esconder de él mismo.

— ¿Cómo pudiste? No lo puedo creer.

— Señor, no fue mi culpa, fue de ellos.

— Eran como niños... no como animales a quienes podrías exprimir la energía que querías, debías guiarlos para que progresarán, pero no con guerras, ni destrucción.

— No lograba que me obedecieran de otra manera.

— Sabes que es mentira.

— Entonces ¿No me mandarán a otro planeta para ser su dios?

— ¿Para que hagas esto de nuevo?

— No volverá a ocurrir, lo prometo.

— Decidiremos con el Consejo Supremo que ocurrirá contigo.

— No dejaran que me defienda, nunca permiten que los acusados lo hagan.

— Debiste pensar eso cuando dejabas que murieran tantos inocentes.

— ELLOS NO ERAN INOCENTES, ERAN SERES OSCUROS.

— A quienes tu debías hacer volver a la luz, todos era luminosos cuando nacían, pero las tristezas y dolores los oscurecieron — hizo una pausa, buscaba la manera de explicarle su crimen, como lo haría un adulto a un niño de 2 años que acababa de aplastar a un gusano — ni siquiera te diste el trabajo de entenderlos, otros han llegado a los mundos que cuidan naciendo como uno más de los seres que cuidan, así los entienden mejor, pero tú eres demasiado soberbio. Fue nuestro error no darnos cuenta de eso a tiempo.



#1695 en Ciencia ficción

En el texto hay: dioses, errores

Editado: 15.04.2022

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