POV Emily
Estoy sentada en el sofá con un pan con manjar entre las manos. La abuela Elvira dice que era el favorito de papá. Papá…
Todavía se siente raro decirlo.
Miro hacia la repisa donde hay una foto suya. Tiene el pelo un poco desordenado, una sonrisa traviesa y ojos como los de Javier. A veces lo miro y me imagino que así era papá cuando niño.
Cierro los ojos y trato de recordarlo, pero no puedo. Solo tengo pedacitos sueltos de esas historias que nos cuenta mamá, como esas piezas de rompecabezas que nunca encajan bien y siento que nunca lo podré conocer por completo bien.
—¿Quieres ver algo especial? —me dice la abuela, limpiándose las manos en el delantal.
Asiento.
Me lleva al altillo. Huele a madera vieja, a libros antiguos, a memorias dormidas.
Abre un baúl. Dentro hay una camiseta con el número 10, una carta, una caja con dibujos, un pequeño peluche de jirafa.
—Esto lo tenía desde que era niño. No lo soltaba nunca.
Toco el peluche. Está gastado. Me da un poco de pena imaginar a papá siendo niño y durmiendo abrazado a esto.
—¿Papá era feliz? —le pregunto, sin saber por qué.
La abuela me mira largo. Luego se sienta a mi lado y suspira.
—A veces sí. A veces no. Pero contigo y con tu hermano… sería muy feliz de verdad.
Me muerdo el labio. Miro el techo. Pienso en lo que no tengo y en lo que sí.
No tengo a papá.
Pero tengo esto. Este lugar. Esta gente. Y esa foto que me sonríe como si me conociera.
POV Javier
Bajo las escaleras con cuidado. Cris, el hermano de papá, me llama desde el patio.
—¿Te gusta el fútbol? —pregunta, lanzándome una pelota.
—No soy muy bueno… —respondo encogiéndome de hombros.
—Tampoco lo era tu papá —dice riendo—, pero le ponía esfuerzo.
Jugamos un rato. Él me enseña cómo patear mejor. Luego se sienta y saca una caja con herramientas.
—Ven, te voy a mostrar algo.
Saca una radio antigua.
—Tu papá y yo la armamos juntos cuando teníamos tu edad. La desarmamos, la quemamos, la volvimos a armar… Era su forma de entender el mundo.
Lo miro fijamente.
—¿Y por qué se fue?
Silencio.
Cris se queda quieto. Mira al suelo. Luego, con voz bajita, dice:
—Porque estaba muy cansado por dentro. A veces las personas sonríen, pero por dentro sienten que ya no pueden más. No fue culpa de nadie, Javi. Pero tampoco fue una decisión fácil.
Siento que me falta el aire. Me aprieto el estómago.
—¿Él me hubiera querído?
Cris me pone la mano en el hombro.
—Te hubiera amado. Muchas veces te imagino, incluso antes de que nacieras. Dijo que cuando llegaran ustedes, todo iba a tener sentido para ellos, aunque él no lo supiera ustedes nos dieron sentido a todo.
Me trago las lágrimas. Quiero llorar, pero no delante de él.
Cierro los ojos y repito en mi cabeza: me amaba, me amaba, me amaba.
No quiero olvidar eso nunca.
POV
Al final del día, estamos los dos acostados en una habitación que huele a eucalipto y a cariño.
Emily se da vuelta en la cama y me mira.
—¿Te dijo algo el tío Cris?
—Sí. Me dijo que papá nos amaba.
—La abuela me mostró su jirafa. Se parece a la mía.
—¿Crees que papá está en el cielo?
—No sé… pero creo que hoy estaba aquí. En todo.
—Sí… yo también lo sentí.
Nos quedamos callados un rato.
Emily saca su cuaderno de dibujos. Empieza a dibujar a papá con alas. Yo tomo un lápiz azul y le agrego una mariposa sobre el hombro.
No hablamos más.
A veces, solo basta con sentir.
“A veces, los recuerdos no viven en la mente, sino en los gestos que otros guardan de ti.”