Perder o Ganar Libro 4

Cap 1 Cero compromisos

ACTUALIDAD

Para Richard crecer sin padres fue difícil, superar el miedo y el dolor que le causó su pérdida desde que tenía nueve años le ha llevado mucho tiempo, tanto así que le tocó recibir terapia Psicológica.

Aunque su hermana siempre le ha brindado su apoyo, su amor, su paciencia, no es igual... la ausencia de sus padres lo lleva en su corazón, todos los días recuerda la sonrisa cálida de su madre y el afecto cariñoso de su padre.

Después de mucho tiempo en terapias, Richard logra graduarse de universitario en administración de empresas, su hermana Lucy le da la potestad de hacerse cargo de la empresa de su padre y a partir de los 22 años ocupa el cargo de gerente general de la compañía Inversiones Hidalgo con sede en Madrid.

—Tus padres estarían orgullosos de ti Richard, este era el sueño de papá: que te hicieras cargo de la empresa—. Fue el comentario que le hizo su hermana el día de la presentación ante todo el personal de su compañía.

La empresa marcha bien, el muchacho es sagaz en los negocios, pero en el amor es un desastre errante, “Una puta mierda” ... Cada vez que escucha la palabra compromiso, prefiere escabullirse, no quiere atarse a una mujer, un día por poco deja a una mujer plantada en la iglesia, tuvo que hablar con ella dos días antes de la boda, la chica lo entendió, tanto así, que lo atropella con su carro mandándolo al hospital.

—púdrete, Richard ojalá y te quedes castrado! — le grita la chica en medio del trance.

Para su fortuna solo fue el susto del momento, pero esas palabras le hicieron eco en su mente y quizás esa mujer había lanzado como una especie de hechizo porque desde ese día no volvió a interesarse en ninguna chica. Ha sido testigo y padrino de las bodas de sus amigos, aquellos con los que salía de juerga en su adolescencia, ya tienen familia y tienen hijos. Él es el único soltero "guapo, rico y empedernido” título que le dieron en una portada de revista donde posa como el mejor empresario del año.

RICHARD

Mi hermana insiste en que ya tengo edad para casarme, tengo 35 años, todavía soy joven, aparte odio a los niños, siento que son muy quisquillosos y traviesos, los he visto en casa de mis amigos. Ellos están desesperados criando a sus hijos, no tienen tiempo para salir a divertirse!. Yo solo me río... definitivamente la vida de hogar no es lo mío.

Me encuentro en mi oficina revisando en mi computador la agenda de la semana. Tengo dos viajes programados a Roma.

—Señor Hidalgo, los tiquetes de avión en primera clase ya están reservados, al igual que el hotel donde se hospedará— me dice Wendy, mi secretaria, ella es muy eficiente, antes de yo pedir las cosas ya ella me tiene todo preparado. Es una chica lista, joven, de buen aspecto. 

Ella sale de mi oficina y yo solo me pregunto si mi corazón es de piedra, no siento nada por mi secretaria y nada por aquellas mujeres que estuvieron conmigo, solo fue un placer momentáneo.

La decepción que me dejó aquel amor, no correspondido ocho años atrás, hizo que perdiera mi fe en el amor. Esa mujer fue la única que puso mi mundo al revés y estaba dispuesto a doblegarme si ella me lo permitía. Se fue y nunca más supe de ella ni de su pequeña hija. 

Sacudo mi cabeza "el amor no se hizo para mí" vuelvo mis pensamientos a lo que estaba revisando en mi computador.

—Richard ¿qué haces? Vamos a llegar tarde, perderemos el primer tiempo—, mi sobrino impertinente entra sin tocar y sin anunciarse.

Termino de recoger todo, cierro el computador, me despido de mi secretaria y salgo de la oficina con mi sobrino Cristian, es un muchacho enérgico de 21 años que le gusta el deporte y como sus padres pasan ocupados en sus labores, viene donde mí para que yo lo acompañe. 

Como si yo tuviera tiempo de sobra para salir con él. Miento. 

"Me gusta salir a divertirme".

Vamos en el auto y siento que vibra el celular, miro la pantalla es mi hermana Lucy.

—Es Lucy!— pronuncio mirando de reojo a Cristian, el joven arquea una ceja en señal de no saber por qué me está llamando.

—Hola Lucy, ¿cómo estás? ¿Qué tal esas vacaciones en Israel?— le pregunto con sorna. Escucho la risa de Cristian a mi lado.

—No son vacaciones Richard, estoy aquí por negocios importantes.

—¿negocios importantes?, ¿con tu esposo? Bueno sigan en lo suyo jejej... yo lo llamaría segunda luna de miel, lejos de hijos y familia. 

Cristian suelta una risotada que se escucha del otro lado del teléfono.

—¿Estás con Cristian?— pregunta Lucy, a ella no se le escapa nada.

—Sí, justo, nos dirigimos al club de deporte.

—Richard sabes que todos los años el colegio Saint Thomas hace un campamento de verano en nuestra hacienda—. Ruedo los ojos en solo pensar en aquellos pequeños revoltosos que ponen la hacienda patas arriba cada vez que llegan allá.

—Necesito que te encargues de recibirlos este fin de semana, puedes ir con Cristian.

—¿Queee?— freno el auto de golpe...

 




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