Día: 25 de junio de 2016
Andreína
De pie, frente al espejo, observo mi cuerpo estilizado con el negro vestido de cóctel que llevo puesto, mi abuelo me dijo que debía impactar ante los ojos de Richard.
Para atraerlo hacia mí tendría que usar mis tácticas seductoras, pero cuando lo intento hacer me viene el recuerdo con Juan Pablo y me pongo a llorar. Su muerte es algo difícil de afrontar, es que todavía no lo creo, aún recuerdo su voz, sus manos recorriendo mi piel. Cierro mis ojos y mis pensamientos solo traen recuerdos de las veces que estuvimos juntos. Esto que siento por él, jamás lo sentiré por otro hombre y nunca lo voy a olvidar.
Con Richard Hidalgo solo terminaré lo que mi abuelo y yo comenzamos.
Sigo mirando el fuerte maquillaje que me cubre el rostro; le dije a la maquilladora que escondiera mi mirada opaca y sin brillo con un color extravagante, para que no se notara mis noches de llantos. Mis labios son tan rojos y provocadores. Mi cabello peinado a medio lado y mis ojos resaltados con color negro me hacían ver muy coqueta
Mi vestido es corto hasta los muslos, apretado a mi cuerpo, sin mangas y un cuello escotado donde se resaltan mis formados senos.
—¿Ya estás lista?, el coche te está esperando abajo, Bruno llegará primero y te espera en la entrada principal... te ves muy linda Andreína, serás el centro de atención de todos los empresarios!—. Dice Alicia
—Gracias, pero sabes que solo uno debe ser mi objetivo— respondo con ironía, agarro mi cartera y salgo de la habitación en dirección a la salida.
Llegando al hotel donde se va a realizar el evento, revisé mi cartera de mano, donde habitualmente llevo conmigo una pequeña navaja que me acompaña a donde quiera que voy, me regaño por haber dejado en Roma la pistola que me regaló mi abuelo, la dejé dentro de mi auto en la cochera, frunzo el ceño.
<si ese hombre se quiere propasar me hubiera podido defender con mi arma>
—Señorita Andreína—me llama Bruno sacándome de mis pensamientos. Lo saludo y nos dirigimos directo al salón del evento. Escucho música de fondo, observo comida en una larga mesa, meseros llevando copas de vino, uno de ellos pasa por mi lado y yo tomó una para llevármela a mi boca y tragar hasta dejar la copa vacía. Inspiro y exhalo, para luego caminar a buscar mi objetivo.
Hay muchas personas, unos saludando a otros y caminaban de un lugar a otro, me saludaban como si me conocieran, pero por ningún lado veía a Richard Hidalgo.
—El señor Hidalgo tuvo una emergencia que atender, dijo que ya viene en camino— refiere una mujer a uno de los empresarios.
—¡Cómo es posible!— reclamo — ¿el que inventa la fiesta no ha llegado? Se nota que está muy interesado en invertir con ustedes. ¡Solo miren! ¡Si tan solo es una fiesta y ya está retrasado, imagínense lo que pueda suceder si hacen negocios con él!
—¿quién es usted?— pregunta un hombre vestido con mucha gracia.
—déjeme presentarme mi nombre es Andreína Salvaterra, abogada y empresaria y tengo una pequeña empresa de comercio de oro y esmeraldas.— estiro mi mano y el hombre calvo de lentes con traje de pingüino la toma encantado y la lleva a la boca para dejar un babeado beso. ¡Huy qué asco! La retiro rápidamente, limpiándome por detrás del vestido.
—un placer señorita, es usted muy hermosa!— declara sacando una tarjeta de presentación —por favor llámeme me gustaría hacer negocios con usted. Le recibo la tarjeta metiéndola en mi cartera y luego volteo a mirar hacia todos los lugares.
—con permiso, estoy buscando a una persona— me excuso y me voy caminando hasta donde está Bruno.
—¿lo has visto?— me pregunta él con un plato de comida en la mano.
—dijeron que está retrasado; Bruno, ¿qué tal está la comida?
Aunque dije que no iba a comer nada, mis ojos se van a la mesa de comidas, había una cantidad de diferentes preparaciones, pasabocas, manjares, postres. Mi mirada se detiene en unos camarones frescos rodeados con una salsa de soja. Se me hizo agua la boca al verlos. Dejé de mirarlos, desde que murió Juan Pablo no he comido bien, y hoy ni siquiera había desayunado. El estómago me rugió, cogí un pequeño plato de la mesa y me serví una porción de camarón.
<Oh, por Dios que delicia> pienso, mientras me los voy comiendo con unas ansias, luego de terminar me sirvo otra porción, dije que no iba a comer y allí estaba yo dándome gusto con el tercer plato de camarones.
—Ah Andreína, aquí estás te voy a presentar a Rodolfo Urzola de compañía FUDE Tecnología y Ana del Castillo de la aerolínea NOVA.
—Mucho gusto— les digo sintiendo un malestar en mi estómago. De pronto unas náuseas salen a relucir pido, disculpas y salgo corriendo al baño.
Aquí estaba yo tirada frente al váter, vomitando hasta el alma, y quejándome del malestar que sentía en ese momento. Solo era cuestión de minutos que el sudor se apoderara de mí, el maquillaje se me corriera por toda la cara y las lágrimas se me salían por el esfuerzo de vomitar hasta la bilis, siento que mis órganos internos se quieren salir por la boca. Jadeo y me quejo del malestar.
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Editado: 13.08.2023