Perder o Ganar Libro 4

Cap 11 Karma ¿?

Día: 14 de noviembre de 2016

Richard

Llegar a Roma, trajo recuerdos de mi infancia que he querido olvidar; es como si fuera ayer que mi hermana había sido secuestrada por dos Psicópatas que la ultrajaron y la persiguieron hasta hacerle daño a su familia: a mi padre que desde aquel día del incendio no fue el mismo y a mi madre que murió en ese incendio sin tener la oportunidad de defenderse. 

Al enterarme de la razón por la que no puedo hacer negociaciones con una compañía importante en este lugar, me calentó la sangre. 

Sé que esto es obra de Ángelo Sagbini el maldito viejo empecinado a dañar mi buen nombre y mi reputación, una vez lograron llevarnos a la quiebra, pero dos veces no lo va a conseguir. Suspiro profundo. Después de dos horas y media en avión, llego al lobby de un hotel. Alquilo el cuarto por una noche. Con las ganas que tengo de quedarme. Solo vine a defender mi buen nombre y me voy. Después de instalarme y cambiarme de ropa, cojo un taxi que me lleva al tribunal de justicia de Roma.  

Lucy me dijo que no viniera, pero yo no puedo permitir que ese despreciable viejo se salga con la suya.

Puede vivir aquí, pero no es el dueño de Roma y yo puedo pasear por donde se me de la reverenda gana. 

Sumido en mis pensamientos caminaba hasta la oficina que me habían asignado cuando me tropiezo con una dulce chica, su rostro era hermoso y sus ojos miel eran encantadores. 

Quedo petrificado en su mirada que lo único que digo es un "Oh, lo siento". Se atragantó mi lengua, no supe que más decir, así que solo seguí mi camino.

Antes de atravesar la puerta del abogado Arzuza, asomo mi cabeza hacia donde está la chica y es cuando me fijo que está embarazada. "Ups…la emoción que llevaba se escurre como crema de espuma —"es casada"— maldigo apretando mi mandíbula conmocionado por la noticia. Por primera vez sentía una sensación excitante en mi interior hacia una mujer y resulta que es casada y embarazada. 

—Eso se llama <karma> Richard, despreciaste muchas señoritas de casa… saliste corriendo de compromisos y ahora estás aquí con el corazón palpitando por una mujer prohibida.

Sentado en la oficina de Arzuza él me decía que hay varias demandas en mi contra y tengo restricciones de movilizarme en algunos lugares del país.

—¿Qué coño? ¡El viejo decrépito tiene comprado a toda roma! Acusarme de lavado de activos y manejo de dinero malversado. Solo se le ocurre a un maniático como él; mi empresa es transparente en todo lo que hace, mi dinero se maneja de forma legal y también pago todos mis impuestos. ¡Tengo derecho a un abogado y a defender mi buen nombre!— exclamo, pensionando mi cuerpo y arrugando mi entrecejo.

Ahora me toca quedarme unos días más. No puedo irme hasta que no se resuelva las estupideces que dicen en contra mía.

 

Día 20 de noviembre de 2016

Andreina

Recibo una llamada de Enrique, lo noté preocupado y me dijo que solo podía hablarme en persona. Quedamos de encontrarnos en el tribunal. Cuando me voy acercando lo miro que está reunido y hablando con el decano de mi universidad. 

—¡Buenas tardes, señores! — los saludo a ambos estirando mi mano y con una leve sonrisa. Todavía no comprendo que sucede, así que me siento frente a ellos y espero que Enrique me hable. 

—el decano va a permitir que tomes un caso en el juzgado!— me dice Enrique sorprendiéndome. 

—Todavía no me he graduado, soy novata, no tengo la experiencia— le respondo a Enrique con algo de confusión, no sé a qué viene todo. Y le hablo con mis ojos levantando mis cejas para que me diga.

—Richard Hidalgo no se ha ido de Roma, quiere limpiar su nombre y necesita un abogado— asevera ansioso. 

Días antes le había dicho que ese mequetrefe no debía seguir aquí, resulta que no se ha ido y para colmo seré "su abogada defensora". Miento. "Su abogada acusadora".

Sé lo que Enrique me quiere decir; esta guerra solo nos pertenece a nosotros y cualquier acontecimiento que suceda en la vida de este hombre es de mi incumbencia. Me llevo la mano a mi abdomen, mi pequeña flor me ha pateado y no sé si es una señal de que acepte ser la abogada de Richard Hidalgo.

Termino aceptando y citando a mi enemigo en una oficina del tribunal supremo.

<Veamos que tan inocente eres "Hidalgo"> mi boca hace una incrédula carcajada. 

 

Ujujujuyyyy vamos por buen camino🥰👌

 

 

 




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