Prólogo

Isabella Davis

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— Jackson, te lo ruego, por favor, tienes que creerme —dije con la voz quebrada, intentando que me mirara a los ojos.

— Te lo voy a decir por última vez: ¡usé preservativo! —respondió con frialdad, alzando la voz. Su mirada era cortante.

— El preservativo no es seguro y... —intenté argumentar, pero él me interrumpió bruscamente.

— ¡Escúchame bien, Isabella! —dio un paso hacia mí, su rostro lleno de furia—. Si vuelves a mencionar una prueba de paternidad o insinúas que ese niño es mío, te juro que haré de tu vida un infierno, ¡y créeme, no querrás eso para ese bebé!

Mis labios temblaban. No podía creer la crueldad con la que me hablaba.

— ¡¿Cómo puedes ser tan cruel?! —grité, quebrándome por dentro—. Era virgen cuando me entregué a ti, ¿cómo puedes dudar de mí?

— A partir de ahora, no quiero volver a verte nunca más, ¿ha quedado claro? —respondió con la misma frialdad que desde el inicio, dando la conversación por terminada, como si yo no valiera nada para él.

«Solo fuiste la ingenua que le entregaba su cuerpo cuando a él se le antojaba.»

Tragué las lágrimas con fuerza. Mi pecho ardía de dolor, pero no le daría el gusto de verme derrumbar.

— Será un placer salir de su vida, señor Russell —dije con rabia y desprecio, mis ojos fijos en él, antes de dar media vuelta y salir de su vida.

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Bienvenidas a esta nueva aventura. No olviden regalarme un corazón y dejarme su comentario.