Tuve que irme del departamento de Lucy, deseaba quedarme con ella pero Kaite apareció de la nada, llego a mi casa, me doy una ducha para luego cambiarme.
Desayuno unas tostadas con huevo, debo comer algo por la necesidad de que no como casi todos los almuerzos, luego salgo de la casa a conducir en mi auto hasta la empresa, sin duda Lucy debe de estar ya ahí, al llegar saludo a todos pasando a sus lados.
Entro en el elevador pero antes de cerrarse, esta se es detenida por Xenia quien la detuvo con una mano ya que en las otras lleva muchos documentos.
-Déjame ayudarte – le digo agarrando algunos, ella de costumbre se sonroja.
-Gracias – dice sintiéndose más cómoda con pocas cosas, nos quedamos en silencio cuando la puertas metálicas se cierran, estoy pendiente de los números del elevador que no me percato cuando ella está arreglándose los cordones de su zapato con una sola mano, cosa que es imposible.
-Permíteme – digo arreglando los documentos que tengo en mis manos para agarrarle los otros, me sentí mal cuando vi que ella pensaba que yo me pondría en cuclillas para amarrarle las agujetas porque puse sus pies adelante, pero eso ni con ella y ni con otra lo haría.
“Solo con mi Lucy”
-Gracias – dice apenada cuando ve que no era lo que ella pensaba, se agacha arreglados los cordones, me quedo observando los papeles que tiene, son todas las que le pedí ayer me los arreglara – por cierto jefe, no se le olvide que hoy tiene una cena familiar con su familia y… - se queda callada al decir la palabra que quiere decir.
-Novia – termino de completar ya que Xenia no se dignaba a decir – gracias Xenia y puedes tutearme, no me gusta que los empleados me tomen como un ogro amargado.
-Bueno ¿Ethan? – pregunta, yo solo asiento, siempre les digo a todos que me hablen como si fuesen mis amigos, Giselle es la única que no me hace caso.
Llegamos al piso, me adelanto dejando los documentos en el escritorio de mi secretaria, sin despedirme de ella, me adentro a mi oficina donde al sentarme, lo primero que hago es sacar mi celular y llamar a mi princesa.
-¿Estas ocupada? – pregunto, en menos de unos minutos ella me ha contestado.
-Sí y mucho – contesta, se perfectamente que me está molestando.
-Hare que de verdad estés ocupada como en la noche estuviste conmigo – digo con tono morboso.
-Deja de decir eso Ethan – me regaña pero se perfectamente que le ha gustado y se ha sonrojado - ¿comiste?
-Si – respondo, me encanta que se preocupe por mí – tranquilízate con mi alimentación.
-Tú tienes la culpa de mi preocupación – dice - ¿iremos juntos a la casa de tus padres?
-Sí, yo iré por ti al estudio – digo cuando observo la hora, me doy cuenta que apenas son las ocho y hace una hora la vi y tengo ganas de tenerla conmigo.
-Ok – dice cortante, cuando de repente escucho una voz aparte de la de mi novia – Lucy déjame presentarte a Nick tu nuevo camarógrafo – con eso la llamada se corta.
Eso me desconcertó, Lucy no debe tener camarógrafo de género masculino, solo tiene mujeres, en seguida me levanto de mi escritorio y llamo a Xenia, en seguida esta aparece en mi puerta
-Busca información de un camarógrafo, uno tal Nick – digo sin dejar que ella me preguntara, me frunce el ceño y luego asiente retirándose.
Todos dirán que sería mejor ir allá a preguntarle a Lucy, pero no quiero armar un conflicto antes de que no sepa nada de este hombre.
En menos de lo que canta un gallo, Xenia aparece de nuevo leyendo la información, le carraspeo porque no es de ella la importancia de leer el documento.
-Ohh aquí tienes Ethan – dice entregándomelo, le agradezco con solo un asentimiento - ¿desea algo más?
-No, ya puedes retirarte Xenia – le digo haciendo un gesto de que se puede retirar, cuando lo hace empiezo a ver todo de ese hombre, su nombre completo es Nicolás Grey, tiene veinte seis años, un año menor que yo.
La foto de este chico me hace conocida, también el nombre, pero no recuerdo. Lo único que puedo decir es que no me da buena espina.
Me quedo pensando en ello cuando empiezo a trabajar, ahora la hora de supervisar será muy tarde, casi a la hora de terminar.
A Lucy nunca le ha tocado estar con camarógrafos desde que nos hemos comprometido, le he prohibido contratar hombres porque luego se aprovechan para las tomas.
Son demasiadas horas las que pasan y por fin llega el momento de supervisar, no podía salir antes porque debía firmar muchos contractos.
Al salir de mi oficina me encuentro con Xenia quien se ha quedado dormida en su escritorio, es simpática la chica no lo niego, observo sus cejas bien depiladas que tiene, me acerco a ella para tocarle el hombro y despertarla.
-Xenia – la llamo en un susurro – despierta.
-¿Si? – dice balbuceando, al ver que soy yo se endereza con rapidez - ¿se le ofrece algo?
-No – digo serio – puedes retirarte e ir a tu casa, ya todo el trabajo está hecho.