Perdóname

Capitulo 17: Ethan

Un año después.

 

Meses y meses de no saber de ella, aunque sea poco creíble no la puedo sacar de mi mente, es demasiado aceptar que se ha ido, sin saber nada.

 

Semanas después de que se fuera, esa noticia era del momento para las revistas, ¿infidelidad es la causa de su rompimiento?

 

Aunque de pena decirlo es verdad, para mi agrado Xenia no volvió a parecer y Ryan que se pasaba que era Nick, no volvió.

 

¿Pero qué felicidad puedo sentir? Nada, absolutamente nada, solo saber que mi hermana se casó hace cuatro meses y está embarazada, es lo único donde pude fingir una media sonrisa.

Nunca pensé que Sofía se llegase a casar y que su prometido fuera Gerson, el vicepresidente de la empresa, todo fue demasiado rápido y ahora esperan un bebe.

 

Me alegra que mi hermanita viva feliz, cuando yo ni siquiera puedo hablar con los padres de Lucy, ni con Enrique, nadie quiere decirme donde se encuentra Lucy.

 

Mis padres insisten también en saber algo de ella, ya que aunque no seamos nada que me duele decirlo, llego a la empresa como todos los días, sin ánimos de seguir en esta empresa, lo único que me mantenía con vida en ella era Lucy y nadie más.

 

-Qué cara Ethan – dice Monserrat quien se pone a mi lado para ir a la empresa – deberías de mejorar tus sentidos.

 

-No quiero hablar – digo serio al entrar al elevador, ella me sigue el paso poniéndose a mi lado, apretó el botón indicado de mi oficina.

 

-Si, como todos los días – dice riéndose, la fulmino con la mirada y ella solo se retiene a burlarse – oye Ethan tranquilízate, la vida sigue, mira yo, me di cuenta que el idiota de Nick no se llamaba Nick y no quería nada conmigo.

 

-Sabias que no me hace bien hablar de esos temas – digo frunciendo mis labios en una determinada línea, solo de pensar en ese idiota los recuerdos se vienen, hasta el de Lucy cuando se enteró.

 

-Solo te digo que Lucy se fue por una razón y tienes que aceptar que la realidad es así – dice supuestamente aconsejándome – aunque se escuche un poco raro, lo diré… la extraño demasiado.

 

No me sorprendió para nada sus palabras, se agradaban las dos y ahora ya no están juntas, la volteo a ver y ella me sonríe, la imito pero parece que salió más una mueca; llego el elevador a mi piso, me despedí de Monserrat para luego dirigirme a mi oficina.

 

Al estar en él, me encierro en mi propio infierno sabiendo que todo lo que estoy viviendo es una realidad que nunca podré superar, Sofía por en cambio la extraña demasiado.

 

¿Y quién no?

 

Era única, la chica que era perfecta para mí, pero lo arruine todo y aun no me dejo de culpar; saco mi celular del bolsillo, busco en la galería toda las fotos de ella, unas de las que tenía para la publicidad, la veo con anhelo, deseando que este en frente de mi para decirle todo lo que quiero expresar, muchos perdones y lo tanto que la amo.

 

 

No la he podido olvidar y me estoy volviendo loco, la he buscado y no la encuentro, muchos dicen en las revistes que la han visto, en Australia, me parece imposible que la hayan visto allá. Mi búsqueda ha terminado porque sí que si la encuentro ella no me perdonara, deseo que sea feliz con otra persona que no la dañe.

 

 

Ya no quiero ser egoísta y la quiero dejar ir porque soy un estúpido que no supe valorarla, aunque me duela demasiado no podré tenerla, lo de nosotros paso a una historia y aunque dije que la encontraría y la conquistaría de nuevo, pues… he perdido la fe.

 

Comienzo a trabajar revisando las nuevas marcas que quieren comprometerse a esta empresa para que le hagamos las mejores publicidades en páginas web o en otras áreas.

 

En ese momento la puerta es tocada, permito que pase quien sea, cuando esta persona está adentro, ladeo la cabeza a su dirección, es Giselle, al final ella ha quedado como la nueva secretaria, como mujer casada y que tengo mucha confianza, espero que no sea otra la realidad.

 

-¿Qué deseas Giselle? – pregunto mirando de nuevo los documentos que tengo en las manos, ella se acerca con un café en mano y lo coloca en el escritorio.

 

 

-Le entregaba su café – dice con una sonrisa – y le traigo el periódico para que usted pueda ver las nuevas publicidades.

 

 

-Está bien Giselle, gracias – digo agarrando el periódico, ella asiente y se retira sin nada más que decir, paso las páginas del periódico, tomo un poco de café.

 

Me voy a la página de publicidad, al verlos veo un buen trabajo, mi equipo es el mejor en hacerlo ya que su forma de diseño es único, paso las paginas buscando lo popular en el día, agarro de nuevo la taza de café para saborear la sustancia adentro de ella, cuando de repente escupo todo y casi me ahogo al ver a Lucy en una foto en el periódico.

 




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