Esta aquí, la rodee en mis brazos y siento cuando se pone tensa pero no me importa la tengo en mis brazos, tengo miedo que me desprecie pero en sus ojos al verme demuestra confusión, esos bellos ojos que me llenan de vida están en frente de mí, pero me siento un hijo de pu** al ver que tiene lagrimas que se escapan de las orbitas de sus lindos ojos.
-Lo siento Lucy – digo cuando no resisto todo lo que sucede, dejo que caigan mis lágrimas con desesperación, ella me ve sorprendida pero es que ya no aguanto no tenerla conmigo – no quise dañarte te lo juro.
-Ethan – me llama y ladeo la cabeza a donde pueda hallar sus lindos ojos – no te culpes… lo sé todo y… no deberías estar sufriendo.
Sus palabras me dejan sorprendido, su mirada no la quita de mí y la verdad siento que el alma llega de nuevo a mi cuerpo, pero siento frio cuando ella se quita de mi agarre.
-Sin embargo yo ya te perdone – dice retirándose, pone sus manos cruzadas mirando el cielo – debo… irme.
Se encamina por donde regreso, no me quedo atrás, no pienso perderla así que camino y la agarró del brazo, Lucy se admira demasiado por lo que hago, la arrastro aunque no me cuesta ya que no se inmuta a seguirme.
-¡Ethan suéltame! – exclama, no le hago caso tengo que contarle todo, la llevo por donde parquee mi auto, abro la puerta del piloto y la meto ahí - ¡Ethan estás loco!
-Sí y loco por ti – digo enojado de que no me escuche, ella me mira sorprendida, le cierro la puerta y rodeo el auto para ir a manejar.
Al estar adentro del auto conduzco hasta mi casa, por en veces miraba a Lucy quien miraba al frente con lágrimas en los ojos, ¡Diablos como me parte el alma verla así!
-Lucy no llores – le suplico y ella me voltea ver frunciendo el ceño – no te quiero ver así preciosa.
-Yo no quiero hablar contigo Ethan – dice llorando como una bebe, lagrimas caen desesperadamente de mi – se acabó, lo nuestro se ha acabado desde que cometiste ello.
Me parqueo rápido antes de que siga hablando, me bajo del auto y la rodeo, abro la puerta de donde se encuentra Lucy quien observa todo el lugar con atención. Es una casa de dos plantas donde tiene la calle cerca, es un mal lugar para tener una casa pero me conformo con solo tenerla, me parquee cerca de la vía donde los carros pasan con rapidez.
-¿Dónde estamos? – pregunta nerviosa mirando la gran casa que tiene a su lado.
-Es mi casa – le respondo – ven – le ofrezco mi mano para que baje, ella me frunce el ceño y baja por su propia cuenta dejando mi mano en vano.
-¿Por qué me trajiste aquí? – pregunta enojada evitando llorar de nuevo pero sus ojos están hinchados.
-Quiero hablar en un lugar tranquilo – respondo cuando la agarró del brazo para guiarla pero ella se resiste quitándose de mi agarre.
-Puedo caminar – dice rápido, solo asiento dolido, la invito pasar a mi casa, mi nueva casa. Ella mira sorprendida todo el lugar, no es tan grande pero es acogedora.
-¿Desde cuándo te mudaste? – pregunta volviendo si mirada hacia a mí.
-Desde que mis padres me echaron de la casa – respondo con sinceridad – no soportaron lo que te hice.
Digo porque es verdad, mi madre le dolió tanto porque quería a Lucy pero todo es mi culpa, me cuesta dormir pensando en el maldito error que cometí.
-Ya te dije que no te culpes – dice cruzada de brazos, no entiendo quien le conto todo.
-¿Quién te dijo lo que paso? – pregunto acercándome a unos pasos.
-Sofía llego a la casa y me dijo lo que tú no pudiste decir – dice con voz ronca, sus ojos se vuelven a cristalizar – hasta ella me oculto todo, la que pensé que era como mi hermana.
-Lucy no culpes a Sofía, yo le prometí que te lo diría pero tu padre enfermo y luego quise decírtelo pero siempre algo nos interrumpía – dije con rapidez, cuando intento acercarme pero se aleja más.
-Ethan yo ya te he perdonado – dice llorando – pero la confianza ya no es la misma.
-Entonces eso no significa que me has perdonado – digo contradiciendo lo que ha dicho – si me perdonaras me creerías.
Entonces veo como empieza a llorar, ¡carajo me duele mucho verla así! En vez de resolver las cosas la estoy cagando, intento acercarme para consolarla.
No quería perderla, ya no, solo quiero estar con ella, con la mujer que me hizo hombre, que me enamoro solo con su sonrisa.
-Vete Ethan – dice entre lágrimas, no me gusta verla llorar – te lo suplico, te quiero olvidar y apareces de repente.
-Amor, yo te amo – le confieso queriéndome acercar a ella pero se inmuta - ¿Qué debo hacer para que me perdones?
-Nada – dice rápido volviendo su expresión fría pero sus lágrimas han quedado en sus mejillas – rompiste el mayor de nuestros votos, ya no se puede.
-¡No! – grito acercándome a su cuerpo, sin pedirle autorización la sujeto de la cintura, la topo a mí, ella se ha quedado paralizada sin poder detenerme, no quiero dejarla.
Lo único que quiero es saborear de nuevo sus labios, así que con velocidad planto mis labios con los de ella, ella se niega a seguirme pero en unos segundos hasta ha puestos sus brazos en mi cuello, sé que no me ha olvidado y eso me llena de felicidad porque no la pienso perder. Saboreamos nuestras bocas con tanta pasión y deseo, la levanto de las piernas para que las enrolle en mi cintura.