¿Es fácil?
No lo es, al ver que Ethan se fue diciéndome esas palabras me di cuenta que en algo tenía razón, aun desconfió y no entiendo porque ello me ha pasado, lo amo y sé que no me hará nada, además nunca se acostó con Xenia.
Pase la noche en vela pensando en todo, fue un dolor de cabeza y la verdad que solo podía pensar en él, en el hombre amo. Sin embargo mande todo al carajo por mi estúpido momento de miedo, lo amo y no hay nada que nos deba separar, ni mi padre.
Agarro el anillo donde lo veo en la mesita y me lo coloco porque no dejare que nadie nos separe, hoy es el día.
Y me di cuenta que estaba siendo una cobarde por completo, busque en mi armario algo que ponerme de color blanco y ahora aquí estoy caminando hacia el altar con los nervios en alto al ver a Ethan sorprendido en medio junto a sacerdote, sonrió con felicidad al saber que lo hare y lo hare con la persona que amo.
Al estar cerca Ethan estira su brazo para que pueda agarre su mano y poder subir las gradas, tiene una sonrisa resplandeciente y está demasiado guapo.
Me pongo en frente mirando a Ethan, le sonrió de alegría de estar aquí.
-Bien hijos – dice el sacerdote para iniciar – parecen que están decididos a contraer santo matrimonio.
-Si – decimos los dos sin dejar de mirarnos, el sacerdote asiente y comienza con las palabras destacadas para una boda, me siento la chica más afortunada del mundo y sin embargo aunque no sea la boda que desee es la mejor.
¿Qué más quiero?
Me caso con el hombre que me ha hecho suspirar, mi amor desde siempre y ahora no es momento de reclamar, es algo que quise y una boda no depende de decoraciones, invitados, pastel, todo lo que lo represente materialmente. Es el amor que nos tenemos que hará que esta boda sea la perfecta.
El sacerdote prosigue, mientras que Ethan no deja de mirarme, me siento amada y no puedo sentir mejor dicha de felicidad.
Llega el momento de ponernos los anillos, veo como Ethan saca dos anillos de su bolsillo, me sorprendo tanto ya que pensé que me quedaría con el mismo, Ethan dice las palabras más bellas que he escuchado.
-Te entrego este anillo como prueba de mi amor hacia a ti, prometo serte fiel como respeto – dice cuando coloca el anillo en mi dedo, no percato que las lágrimas empiezan a caer en mis mejillas pero es de pura felicidad.
Luego digo las palabras correspondientes poniendo su anillo en el dedo, luego de hacerlo agarra sus manos entre las mías, dándome calidez que jamás podre sentir en otra persona.
-Los declaro marido y mujer – dice el sacerdote con una sonrisa de cada lado – puede besar a la novia.
Con ello nos miramos con intensidad, me acerco y el hace lo mismo para unir nuestros labios en un suave y tierno beso, nos quedamos así disfrutando de este momento de felicidad, hasta que debemos separarnos.
-Te amo – susurra en mis labios, sonrió al escucharlo, no nos quedamos más tiempo aquí y me sostiene de la mano para llevarme a la salida de la iglesia, pero antes nos despedimos del sacerdote que nos da su bendición.
Al estar afuera me lleva a su auto y no me importa a donde me llevara, no puedo estar más feliz por saber que Ethan Beckett es mi esposo, mi querido y amado esposo.
Cuando me introduzco al auto y Ethan lo rodea para entrar en el y manejar, no lo dejo de mirar.
-Viniste – dice volteándome a ver – nunca perdí la esperanza que vendrías.
-No podía quedarme sin estar contigo amor – le confieso porque es verdad, senti que estaba cometiendo un error – no te tengo desconfianza.
-Lo sé – dice cuando agarra mi mano y se la lleva a sus labios para darle un beso en mis nudillos – ahora estas aquí.
-Sí y no pienso irme – digo sonriendo.
-No y aunque quieras – dice con una sonrisa coqueta – ahora eres mía.
-Completamente – respondo siguiéndole el juego, hasta que veo que no conozco las calles - ¿A dónde vamos?
Ethan solo sonríe mirando al frente, pensaría que me rapta pero es una broma de mi cerebro pensarlo porque tengo tanta confianza que ni siquiera una prueba arruinara mi vida con mi amor.
-Es una sorpresa – responde guiñándome el ojo – ahora descansa un poco, yo te llamare cuando lleguemos - solo niego sonriendo para ver la ventana y disfrutar del viaje y de repente le problema de que no dormí anoche se hace presente haciendo efecto en este momento sobre mis parpados.
Dejo que mi vista descanse, hasta que escucho una voz en el fondo, al reaccionar me doy cuenta que es Ethan llamándome, abro los ojos con dificultad viendo el hombre de mi vida en frente de mí, sonrió de manera inocente no pudiéndolo evitar.
-¿Ya llegamos? – pregunto en seguida, el solo asiente cuando de repente se levanta poniéndose cerca hasta que en un dos por tres me tiene cargándome sobre sus brazos, me sujeto de su cuello teniéndolo cerca de mi cara sus labios.