Perdóname

Capitulo 27: Lucy

 

Desear la felicidad es algo que es difícil pero no es imposible, me he dado cuenta que siempre habrán problemas, pero podemos enfrentarnos, en mi caso la confianza se desvaneció haciéndome oídos sordos para no escuchar la verdad y ahora que le di una oportunidad para resolver los problemas me siento afortunada por tomas la mejor decisión.

 

Y ahora aquí estoy sintiendo besos en toda mi cara, abro los ojos y me encuentro con los bellos azules de mi esposo, sonrió al darme cuenta que me está observando.

 

-Buenos días princesa – dice acariciando mi mejilla, me acerco y uno mis labios con los de él, estamos completamente desnudos y no dejo de sentirme ruborizada con ese hecho.

 

-¿Ya es hora de levantarnos? – Pregunto acurrucándome en su pecho desnudo, mientras que me rodea con sus brazos y siento su mano en mi trasero – oye.

 

Le pego en el pecho bromeando, se pone a reír y no dejo de recordar la deliciosa noche que tuvimos ayer.

-Me encantas Lucy – dice con voz ronca, no dejo de sentirme con ganas de estar de nuevo en aquella posición – ahora estas nalgas son mías – dice apretando una de ellas, un pequeño gemido se me escapa mordiéndome el labio inferior.

 

-Tu tampoco no te salvas – digo acercándome para rozar nuestros labios – tu eres mío.

 

-Todo tuyo amor – dice para luego besarme con desesperación, nuestras lenguas hacen una danza mientras que las manos de Ethan recorre mi espalda desnuda, sin duda es lo mejor que me ha pasado, estar con el hombre que me tiene loca, que a pesar de las adversidades siempre intento arreglar las cosas, no cualquier hombre haría eso, por eso lo amo porque es único para mí, es lo que siempre he deseado en una relación.

 

-Todavía esta temprano señora Beckett – dice cuando nos separamos unos centímetros, me encanta escuchar ese apellido, saber que soy la esposa del señor Ethan me hace sentir una mujer madura - ¿Por qué no dormimos un rato?

 

-Está bien – respondo sonriendo mientras un suspiro se me escapa, Ethan me abraza con suavidad mientras me acomodo en su pecho, lo abrazo por la cintura, sentirlo tan cerca de mí me llena profundamente; debería estar asustada pensando cómo le diré a mi padre que ahora soy esposa del señor Ethan pero se cómo enfrentarme a mi padre, sin duda la que sentirá feliz es Enrique y mi madre quienes siempre me apoyan en la relación y creyeron lo que les comente de la realidad de esa supuesta infidelidad.

 

Pensando en ello estaba cuando cerré mis ojos, deseando reconciliar el sueño que por ayer en la noche la pasamos deseándonos después de tanto tiempo, al fin nuestros cuerpos se unieron en uno, Ethan es demasiado guapo, un cuerpo perfeccionado por sus músculos, después de empezar su carrera jugando futbol americano empezó a dar forma su cuerpo, por eso todas sus fans lo desean y no dejo de sentir celos pero sé que la que ama es a mí.

 

Ahora a la señora Beckett la tendré como mi suegra pero me alegra saber que no es malvada, ella me ha demostrado ser una mujer buena.

 

Sin embargo me siento bendecida, ahora y nunca deseo formar una hermosa familia con el hombre que amo.

Dormí como un bebe y al abrir los ojos no veo a Ethan, me estiro en la cama y busco con la mirada por si está cerca pero no, no está así que me levanto cubierta por las sabanas para buscar mi ropa, de repente veo un armario y me aproximo a él, curiosa de saber que hay adentro, para mi sorpresa está lleno de ropa para mí, entre la de Ethan.

No lo podía creer, mi esposo tenía todo planeado desde un principio, casi lloro por haber tomado la mejor decisión, defensivamente Ethan es el amor de mi vida.

Luego de elegir mi ropa, me introduzco al baño a darme una ducha, al salir me cambio colocándome una camisa de mangas largas con pantalón del mismo color rosa pálido, luego de peinarme y arreglarme salgo en busca de la persona que me pregunto dónde estará.

Salgo de la habitación observando la casa, es demasiado grande y hermosa, la luz del sol refleja en los pisos de la casa, llego a una especie de sala donde hay un lindo ventanal que se abre deslizándolo, ahí mis ojos se fijan en Ethan quien ve el cielo cruzado de brazos, pero al dar unos pocos pasos, se percata que estoy ahí, se da media vuelta y una sonrisa se dibuja en sus lindos hoyuelos.

-Ven amor – dice estirando sus brazos, sonrió y me encamino esperando estar pronto en sus brazos, me acerco con rapidez y me abraza mientras que yo entrelazo mis manos atrás en su espalda.

Nos mantuvimos así hasta que decidimos alejarnos, nos miramos a los ojos por largos segundos cuando se acercó para unir nuestras frentes.

-¿Dormiste bien? – pregunta acercando su mano en mi mejilla para acariciarla.

-Sí, ¿y tú? – pregunto cuando coloco mis brazos entrelazándonos en su cuello.

-Bien, mejor que nunca – dice cuando me carga abrazándome de la cintura, da vuelta conmigo en brazos.

-Ethan – digo emocionada, cuando al fin me baja, siento su respiración cerca de mis labios, hasta que los une con los míos, llenándome de deseos.

-Contigo duermo – confiesa rozando su nariz con la mía, dándome cosquillas, una risita se me escapa – te amo Lucy.

-Yo también te amo – digo sonriéndole, nos abrazamos y nos mantenemos así, Ethan me sostiene en acariciando mi cabello,  nos mantenemos en silencio hasta que el comienza hablar.

-¿Te gusta la casa? – pregunta cerca de mi oído, siento su perfume de hombre que me deja sin aliento y luego le contesto.

-Si – respondo con sinceridad, la casa es muy bella, siempre me ha encantado las casas abiertas que el sol siempre es un fuente de luz que le da color – esta hermosa, ¿de quién es?

-Esta casa es nuestra – dice dejándome sorprendida, una sonrisa se desliza por sus lindos labios – es un regalo de bodas.




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