Perdóname por ser cobarde (2)

40-El miedo a la muerte-parte 3

Clara

El lugar era blanco y la luz brillaba intensamente, mis ojos se empezaron a costumbrar hasta que note que me encontraba en una cama con mis muñecas vendadas y unos tubos pegados a mis brazos en una habitación blanca.

La puerta se abrió y me encontré con ese chico de ojos azules que, al verme, una sonrisa domino sus labios.

ꟷEstas despiertaꟷdijo emocionado, salió hacia afuera y escuche como llamaba a alguien.

De repente a la habitación entro un hombre vestido con una bata blanca.

ꟷNo te muevas, Claraꟷme pidió mientras me examinaba tomando mi caraꟷ. Lo único que tenés que hacer ahora es descansar.

Me mantuve en silencio mientras el hombre me hacia una revisión. Aun no entendía lo que había pasado. Todo era tan extraño, pero no tenía fuerzas para preguntar. Me sentía tan cansada que al poco tiempo volví a cerrar los ojos.

Cuando nuevamente los abrí me topé con una mujer que supuse que era una enfermera, tomando nota.

ꟷHola, no te preocupes. Todo está bienꟷme dijo con una sonrisaꟷ. Asustaste mucho a tu amigoꟷdijo señalando a ese chico que dormía en un sillónꟷ. Creo que no ha dormido en todo el tiempo que has estado acá. Así que ahora que estas mejor al fin ha podido hacerloꟷla mujer tomo mi manoꟷ. Nena, no sé cuáles son las circunstancias que te llevaron a tomar esa decisión. Pero miralo, él esta acá, parece que para ese chico vos sos muy importante. No te debes sentir sola.

Lo que dijo esa mujer no lo comprendía. Ese chico y yo casi no nos conocíamos. Además, él no era importante para mí.

La puerta de la habitación se abrió haciendo entrar a mi madre junto con Abril.

ꟷPor favor, ¿podría hablar con mi hija?ꟷpreguntó mi madre de manera autoritaria haciendo que la enfermera lo mirara sorprendida y que el chico se levantara.

Martín se aproximo a mi madre y a mi hermana de manera cautelosa.

ꟷSeñora, Clara está muy débil para hablarꟷdijo en un tono serio.

ꟷMocoso, vos no me vas a decir cuando tengo que hablar con mi hijaꟷrespondió mi madre disgustada con Martín.

ꟷMamá, mejor vete a casa, yo me quedare con Claraꟷdijo Abril casi de manera suplicante.

ꟷAbril, basta. Váyanse de acá que quiere hablar con mi hijaꟷ exigió mirando a la enfermera y a Martín.

La enfermera asintió, tomo a Martín del brazo y éste se fue de mala gana. Al cerrar la puerta nos quedamos mi mamá, Abril y yo.

A pesar de que sentía el cuerpo muy adormecido sabía que el ambiente en el lugar era tenso. Y que mi mamá no había venido exactamente a ver cómo me encontraba.

ꟷ¿Vos estas loca?ꟷme dijo acercándose a míꟷ. ¿Sabés cómo me sentí cuando me llamaron diciendo que te habías intentado suicidar? Clara, viene el desfile de verano. Tu hermana va a participar y los diseñadores están ansiosos por mostrar sus diseños de nuestra marca. Todo esto va a arruinar el trabajo de todos.

ꟷMamáꟷinterrumpió Abril tomando su brazoꟷ. Esto se lo podés decir en otro momento.

ꟷClara, sos una egoísta que vives pensando en vosꟷhizo que Abril la soltara de un manotazoꟷ. No pensás en mí, en tu papá, en tu hermana. Hacer esta estupidez por un delincuente. ¿Sabés lo mal que nos haces quedar?

«¿Otra vez soy yo la egoísta?»

ꟷNo me importa. Ni vos, ni papá, ni Abril, ni la marca. No me importan. No importa nadie. En este mundo solo me importaba Ezequiel. Pero él ya no está. Así que no me importa si tu desfile se arruina. No me importa si nos vamos a la quiebra. Por mi que todo se vaya a la mierda. Lamento mucho haberlas molestando con mis problemas, pero por mí no se preocupen. Hagan como si no existiera, olvídense que estoy acá y sigan con sus cosas. Háganlo ꟷmiré a mi madre quien se veía enfurecida ꟷ. Seguí acostándote con el chofer, seguí operándote para no hacerte vieja, seguí viviendo de las apariencias.

Todo fue tan rápido que casi no lo vi y tampoco lo sentí, pero de un momento a otro mi cara había girado debido a una bofetada que me había dado mi mamá.

ꟷ¡Como podés decirme eso! ¡Soy tu madre!ꟷme gritó mientras Abril la jaloneaba para que se alejara de míꟷ. Sos una gran decepción para todos. Nunca haces nada bien. ¡Maldita sea el día en que parí!

Al poco tiempo, Martín entro, tomo a mi madre ayudada por Abril y la saco de la habitación.

Se podía escuchar los gritos de afuera, mi mamá insultaba a Martín y este también le levantaba la voz. Pero al poco tiempo esos ruidos cesaron.

No sé si era porque estaba sedada, pero nada de lo que había pasado me había afectado. Creo que, si estuviera bien, ahora estaría llorando. O capaz ya no tenía más lágrimas para derramar.

Y así siguió, los días pasaron. Mi padre en esos días se hizo presente, para decirme que me llevaría a vivir a Estados Unidos con el fin de que estudiara allá. Además estaría en terapia hasta que las "ideas estúpidas" se me fueran de la cabeza y fuera una persona normal.




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