Marco
El silencio exterior me mantenía tranquilo en la oscuridad del pequeño armario en el que estaba encerrado. Desde hace un tiempo que este era el único lugar donde podía sentir paz. Este era mi nuevo escondite para que ella no me encontrara. Mi refugio.
De repente se escucharon unos pasos que se aproximan mientras gritaba mi nombre, parecía que estaba enojada. No sabía qué había hecho esta vez. Pero ya al escuchar su voz mi cuerpo empezaba a temblar al saber que pasaría cuando me encontrara. Todo mi ser comenzaba a anticiparse a lo que vendría. Los pasos cada vez estaban más cerca, haciendo que empezara a sudar frio, escuchando los latidos desenfrenados de mi corazón. Sentí como los pasos menguaban en su andar, parecía que se hubiese quedado quieta. Ese silencio solo significaba una cosa. Me había encontrado.
La puerta del armario se abrió y ahí estaba ella con sus ojos oscuros mirándome con rabia. Supongo que hoy también me había portado mal.
Me levanté envuelto en sudor, con los ojos húmedos y el pulso acelerado, giré hacia todos lados para buscar a esa mujer, pero al instante me di cuenta de que había sido un sueño. Es decir, un recuerdo, un desagradable recuerdo. Además, sería imposible que ella estuviese acá.
Intente calmarme mientras me masajeaba las sienes. Otro recuerdo de mi atormentada niñez volvió a mí. Lo único que agradecía era que ya no eran tan frecuente como antes, pero no quitaba que aun siguieran latentes en mí. Que aun ... me afectaran tanto.
Al lograr calmarme me levante de la cama, para bajar a la concina a tomar un poco de agua, ya que mi garganta se sentía seca y el dolor de cabeza era insoportable. Desgraciadamente esas eran las consecuencias físicas que provocaban mis remembranzas
Me senté en el sillón de mi sala junto con mi vaso de agua para poder apreciar la vista del ventanal, el cual me regala edificios en casi total oscuridad. Mientras tomaba agua me iba perdiendo en el paisaje nocturno que se presentaba ante mis ojos.
La luz de la luna se encargaba de delinear la geometría de cada edificio, haciendo un paisaje del tipo cubista. Definitivamente era una preciosa vista digna de un cuadro, pero infortunadamente el dibujo no era lo mío. Así que la imagen solo se quedaría en mis retinas.
Con todos estos pensamientos banales pude calmar mis emociones que se desbordaron al rememorar esa época de mi vida. Eran estas noches en donde solo me acompañaba un vaso de agua, que me ponía a hacer preguntas, las cuales ya me había contestado a lo largo del tiempo como: ¿si esa mujer nunca hubiese aparecido, yo sería quien era ahora? De niño llegue a la conclusión que una persona era el producto de lo que había vivido. Así que la respuesta era no. No sería quien era ahora. Otro interrogante era: ¿Cómo sería? Algunas veces pensaba que seguramente me parecería a Pancho, estaría por ahí tonteando con cualquiera que me hiciera insinuaciones, solo para saciar mi libido de púbero. Bueno, esa era una hipótesis. Pero la pregunta que más me intriga era: ¿Si mi única tragedia hubiese sido la muerte de mi hermano, yo estaría tan enamorado de la que actualmente era mi novia? ¿Como seria mi relación con Esperanza si hubiese sido un chico común? Supongo que habría salido con ella en primer año y me habría mandado alguna cagada haciendo que termináramos. O capaz nunca me hubiese interesados debido a esa personalidad tan avasallante que para mis amigos les resultaba molesta y a mi tan excitante. Pero no creo, me era difícil imaginar una realidad diferente a la que vivía. Basándome en la teoría de las diversas dimensiones, tenía el presentimiento que no habría ninguna en la que no estuviera enamorado como un idiota.
Igualmente, este sentimiento me tenía desconcertado. Se supone que los adolescentes sentíamos todo de manera más apasionada. Pero yo ya estaba a punto de terminar esa época, esperaba que esa pasión se apagara. Como mi deseo de ser futbolista profesional, el cual se fue apagando al ir creciendo. ¿Por qué esta pasión que siento por Esperanza no lo hacía? Antes solo me decía a mí mismo que algún día solo la vería como una compañera a la que le tenía ganas, pero cada año que paso encontraba algo nuevo para renovar mi interés en ella. Ella se había convertido en la única pasión que no pude apagar.
Tengo una teoría: Esperanza la conocí en un momento en donde me sentía la persona más sola del mundo y eso hizo que quedara en mi un recuerdo valiosos sobre ella. Durante la época más nefasta de mi vida, solía tomar su peluche para no sentirme solo, haciendo que siempre estuviera en mis pensamientos. Cuando la volví a ver me llamo la atención su manera tan genuina de ser, antes de saber quién era ella. Al saberlo eso que me gustaba siendo una extraña se le sumo el recuerdo que tenía, haciéndola la mujer más irresistible para mis ojos. Y lo peor era que cuanto más tiempo pasaba con ella, hacía que este sentir se hiciera más grande. Y yo que pensaba que lo que sentía ya era demasiado, cuando solo la observaba. Supongo entonces que mi amor por ella se debía a cada impresión que había dejado en mí a lo largo de mi vida. El hecho de que al recordarla solo me llene de sentimientos cálidos y agradables. Pero aun así siento que a esta teoría le falta algo más. Esperanza no era perfecta, tenía muchas fallas, pero no encontraba nada que me molestara. Aunque mis amigos me habían hecho una lista de todo lo que les molestaba a ellos.