Perfecto Desastre

Capítulo 33

 

 

" ELLAS, TODAS ELLAS "
 

" PARTE I "
 


Isabella:

 

 

Mí sábado no fue el mejor, pero me consuela decir que el Domingo sí.

Luego de despertarme con una resaca de mil demonios, tomar mis pastillas diarias en ayuna y luego de desayunar, tuve un lindo día que hace tiempo necesitaba con mí nueva familia.

Me desperté y el desayuno estaba listo, como siempre en las mañanas de colegio, solo que está vez no había ningún apuro, nadie tenía que ir a hacer algo, nadie tenía asuntos que atender y desayunamos mientras gratamente hablamos de nuestra semana fue algo muy nuevo, muy agradable.

Almorzamos tarde ya que hicimos varias cosas.

Ryan jugó con Gian a sus videojuegos luego de que lavamos todo en la cocina y Laura y yo también nos sumamos. Después del almuerzo fuimos un rato al parque ya que Gian quería usar su bicicleta y yo no puse objeciones y pude llevar mis rollers para practicar unos trucos que he visto hacer a un grupo callejero.
De noche cuando llegamos, todos estábamos exhaustos, sin ganas de cocinar ni hacer algo por lo que Ryan pidió la comida favorita de Gian y para nosotros tres una pizza la cual devoramos mientras veíamos una película, la cual después fueron dos con el helado porque eran de ciencia ficción la cual Ryan y Laura amaban.

Me terminó gustando y ellos saltaron de emoción cuando les dije "Me encanta Newt" si señores así de sincera y directa soy.

Una lástima el final.

Pero igual eso no quita que fue, sin dudas, un día increíble.

Dormimos bastante tarde ya que el Lunes para nuestra total gracia era un feriado y nuevamente podíamos repetir todo eso, solo que no podíamos dormirnos tarde.

El Lunes, cuando me desperté, recordé que tenía que ir al orfanato como le había prometido a Megan por lo que mí tarde de películas quedó cancelada —pero igual vi una antes de irme— así que luego de mirar una película de navidad con ellos tomo mí mochila —que con anterioridad preparé— y salgo de la casa.

Me tarda una media hora llegar al orfanato ya que con el paso lento en el que iba tarde un poco más. Al cruzar las rejas y ver el patio delantero vacío y en silencio me resulta raro y una sensación extraña cruza por mí pecho pero lo ignoro ya que deben estar en entrenamiento. En hall todo parece normal, la señora de la entrada teclea algo en su computadora y me da una mirada antes de volver a lo suyo, yo ingreso y empiezo el camino al cuarto de mis amigas, subo las escaleras y me cruzo con dos pequeñas que van correteando jugando a algún juego.

Cuando llego toco la puerta pero nadie contesta por lo que simplemente la abro, pero no encuentro a nadie, a nadie excepto a Bela que me da una mirada nada agradable.

—¿Haz visto a Megan? —pregunto con tono monótono.

Ella no vuelve a mirarme y se dedica a ordenar su estante.
Le doy una ojeada a todo el cuarto y ahora entiendo porque no hay nadie, Bela seguro las echó a todas, está en medio de un episodio, todo está perfectamente ordenado, como le gusta, como quiere, como tiene que ser, aquello la tranquiliza, veo que el tic que tiene de jugar con un mechón de su cabello lo que evidencia aún más su estado.

— No —contesta sin dejar de ordenar los libros que supongo son de la mencionada— cuando desperté ella ya no estaba.

—¿Sabes dónde puede estar? —interrogo—. Ella me pidió que venga a ver algo, no sé qué pero estaba bastante alterada —cuento pero no parece inmutarse ya que sigue en su tarea.

— No soy su niñera —responde cortante— y tampoco me importa el motivo por el que estés aquí, vienes cuando nadie te necesita.

No le doy importancia al final de la oración y me limito a cerrar la puerta luego de decir un simple adiós.

Empiezo a buscar a Megan por todos lados, el patio, el comedor, los salones y demás pero no la encuentro intento llamarla pero no atiende su celular.

Decido que hacer si irme o seguir buscándola hasta que —gracias a una chica que cruzó con el brazo enyesado— me da una idea donde podría estar.

El hospital de aquí.

Camino a paso rápido hasta allí y escucho varios murmullos y unas risas antes de doblar el pasillo para llegar ahí, cuando estoy por cruzar la puerta algo me detiene, o mejor dicho alguien.

Loni.

Ella ejerce un fuerte agarre en mí brazo izquierdo por el cuál tiró hasta hacerme entrar en un salón vacío con poca iluminación, le pone seguro antes de girarse y comienzar a hablar en voz baja y algo ¿miedosa?

No lo sé.

Va y viene jugando con sus manos, se la nota nerviosa, yo solo me quedo allí tras la puerta cruzada de brazos sin entender nada.

Mientras ella está en ese estado nervioso yo la analizo.

Va despeinada y con pijama algo desgastado como la ropa que todos aquí tenemos —a excepción del uniforme claro— su cabello está totalmente revuelto, su rostro pálido y sus ojos están idos.

Me acerco a ella y detengo su caminata nerviosa que ya me resulta exasperante.

—¿Qué te sucede? —le paro tomándola por los hombros, sus ojos recorren toda mí cara y su labio tiembla mientras murmura cosas incomprensibles.

Intenta hablar pero sus palabras salen inentendibles, sus oraciones no son coherentes y tartamudea más de una vez.

— Tranquila, toma un poco de agua —le ofrezco mí botella y ella dudosa la toma no sin antes comprobar que verdaderamente es lo que le dije.

Es... extraño, completa y totalmente extraño.

Loni no es así.

Luego de tomarse la mitad de la botella la deja en el piso junto a ella que con sus brazos abraza sus rodillas y comienza a tomarse varias respiraciones para poder hablar, me siento a su lado, a una distancia prudente.

—¿Qué sucede? Puedes decírmelo y trataré de ayudarte.

— Q... Quii... Quinn...ell-ella...ma-m-mala —logra pronunciar aún temblando.



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En el texto hay: novelajuvenil, reencuentro, amor y odio

Editado: 23.08.2021

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