" RIVALES Y COMPAÑEROS "
Isabella:
—¡Muy bien niños malcriados! —vocifera el entrenador de gimnasia—¡Espero que estén despiertos porque los haré correr hasta que no sientan sus flacuchas piernas!
Con mí mayor cara de váyanse todos a la mierda permanezco cruzada de brazos junto al resto de las chicas en la hilera, mientras que el profesor grita explicando todo lo que haremos hoy.
— Ya que su próxima clase está suspendida tomé la oportunidad, para mí suerte y su desgracia, y ocuparé esas horas para poder trabajar más con ustedes ya que con actos y otras actividades, innecesarias en mí opinión, más la inasistencia de muchos de ustedes a mí clase, siento que todo lo que hemos hecho estos meses es basura, así que tome la desición de lo único de dejar en pie de todo lo que llevamos son los equipos.
Esta parte la había omitido, sí, hay muchas cosas que me parecieron irrelevantes pero, sin embargo, eran bastante importantes.
—¡No! —chilla frustrada una castaña que reconozco como Marianella.
A ella también la omití ¿Por qué? Porque desde el día en que puse un pie en el salón de clases me desagradó, sí, la primera impresión de ella fue mala y después cuando fui observando como se desenvolvía con los demás y el trato me cayó peor. Por eso y muchas razones —que de seguro luego describiré más tarde— es por lo que ella y yo no congeniamos, no nos llevamos bien y no nos dirigimos la palabra.
En situaciones como los debates que se forman en la clase de derecho, psicología o cualquier otra diferimos, su punto de vista y el mío chocan, al igual que nuestras personalidades, me pasa lo mismo con el idiota y cierto chico con cabello con una dificultad para saber de qué color —es ya que se debate entre el rubio y el castaño— también con ciertos integrantes de ambos grupos.
Sí, no me llevo bien con algunos de mí clase.
Pero no me importa, me importa una mierda lo que ellos piensen de mí y lo que hagan con sus jodidas vidas, yo no soy quien para juzgar sus puntos de vista, pero cuando ellos atacan el mío me veo en la obligación de replicar.
Y así es como las disputas comenzaron, ah y también los nuevos problemas que se sumaron a la lista de los que ya tenía.
La vida de algunos no es tan fácil en secundaria.
Pero ahí está lo interesante ¿No?
Solo que nadie, ni yo, estaba listo para lo que se venía.
—¡Todos con sus respectivos equipos niños malcriados! —grita con su silbato sonando a mil, y yo tengo ganas de hacerlo trizas—¡Cada precioso segundo que desperdician es una lagartija qué harán!
— Detesto esta clase —bufa Río, pasa una mano por su cabello mientras camina hacia su grupo, el chico llego realmente dormido lo deja en evidencia su cabello más revuelto de lo normal y sus pantalones de pijama.
Creo que no soy la única que lo nota ya que cuando pasa frente al entrenador, el hombre le sigue con la mirada mientras el chico camina y se le queda observando cuando, en medio de todo el grupo, el cabecea.
A paso furioso pero lento y calculado como si planeara matarlo se acerca y se queda frente a el, todos se apartan porque, desde luego nadie quiere escuchar las broncas que el hombre que seguro pasa los cincuenta le está por echar al rubio.
—¡¡¡DESPIERTA LATORRE!!! ¡¡SÉ QUE DICEN QUE LA ESCUELA ES COMO TU SEGUNDO HOGAR PERO EN MI HORA ES UN HOGAR CON UN PADRE MILITAR ¡¿Y QUÉ CREES?! ¡¡ESTÁS EN MÍ HOGAR AHORA MUCHACHO!!!
Los gritos del hombre retumban por el todo el gimnasio y provoca que algunos se tapen los oídos pero a mí no me molesta su voz sino su desgraciado silbato.
Río cae cuando escucha los gritos del hombre y retrocede mientras el avanza en lo que parece un intento de aplastar sus piernas. El rubio se ve completamente asustado y, bueno, quien no lo estaría en esa situación. Yo le hubiera atinado un golpe si hubiera sido mí caso, mí estado alerta lo hubiera hecho y tal vez me hubieran suspendido de ser ese el caso.
—¡¡LEVÁNTATE Y EMPIEZA A CORRER!!¡¡QUIERO VERTE SUDAR!! ¡¡ESO VA PARA TODOS USTEDES TAMBIÉN MANGA DE ADOLESCENTES HOLGAZANES!! —grita empujándolo con la carpeta que siempre lleva en mano, Río corre a tropezones al centro del gimnasio, el resto de nosotros también comienza a hacerlo, voy trotando antes de entrar en la cancha y veo al hombre llevar sus dedos al tabique de su nariz antes de volver a gritarle a Río—¡¡POR FAVOR VE A CAMBIARTE LATORRE!! NO QUIERO VER TU CULO DE NIÑO EN ESE...ESE... —el profesor parece haberse quedado sin planes pero rápidamente encuentra una para describir— ESE PANTALÓN MÁS TRANSPARENTE COCHINO ¡¡INCLUSO LO TIENES SUCIO!!
—¡Eso es porque me caí cuan...
Obviamente el hombre no lo deja continuar y con unas cuantas reprimendas más lo manda a ir por el uniforme pero antes de que cruce las puertas lo detiene.
— Sabes Latorre este será tu castigo por dormir durante mí clase —sonríe el hombre con malicia— No correrás las vueltas que están haciendo tus compañeros —nos señala pero obviamente nadie corre todos estamos atentos a la escena.
Señor, eso no suena como castigo.
— Sino que te quedarás aquí conmigo viéndolos mientras sudan y corren las veinte vueltas ¡¡QUE TENDRÍAN QUE ESTAR HACIENDO!! —brama y todos retoman carrera, pero solo unos segundos ya que vuelve a hablar— mientras tú y yo nos divertimos.
— No sé si su concepto de diversión será el mismo que el mío señor —traga Río con dificultad.
El ríe y Río lo mira preocupado, y con razón.
— Hoy vas a hacer vas a hacer todo el ejercicio que no hiciste en toda tu vida chico —comenta antes de gritar—¡¡CUERPO A TIERRA LATORRE Y DAME CIEN!!
—¡¿Cien?! —chilla incrédulo desde el piso.
—¡¡¡SI SIGUES HABLANDO SERÁN DOSCIENTOS!!!
Y bueno damas y caballeros ese solo fue el inicio, la primera media hora, estuvimos corriendo y en un circuito que era chicos contra chicas de resistencia.