Perfecto Desastre | Titanes 1 |

| 017 |

Noviembre 14, 2016
19:36 Pm

  T Y E E  

Vike encontró su galán de turno sentado frente a la barra sufriendo penas de amor. Como mi vida no es una perfecta película, él no tenía un amigo musculoso ni perfecto para mí, pero debo reconocer que si estaba buenísimo y a Vike le gusto. Ambos despechados iniciaron una conversación de la que me dejaron totalmente excluida porque hablaban temas de desamor y dolor del que yo no estaba enterada; así que ingenie un plan de huida. No me importó en lo absoluto, porque aquí el tema era ella y el objetivo de sacarla de su miseria. Así que está bien si yo no consigo el mismo tipo de suerte.

Pongo pie fuera del pub y me encojo dentro de mi abrigo. Subo la capucha para cubrir mi cuello, pero detengo mi acción a la mitad. Comienza como una sensación de escalofríos que me recorre la espina dorsal hasta llegar al punto bajo de mi espalda. Como si de pronto la temperatura disminuyera de 30 a -20 grados. Siento la presciencia de alguien, como si me estuvieran observando desde muy cerca y yo no pudiera verlo. Lo sé, lo sé exactamente bien porque es el mismo tipo de sensación que me invadió aquel día hace tres años cuando estaba huyendo. Como perseguida. Supongo que se debe a la experiencia del pasado y mi  manera de sobrevivir a ello lo que me activo el sexto sentido. Ahora es mucho peor, porque no tengo idea de quién o porqué querría hacerlo.

No sé cómo explicarlo, supongo que es como esas cosas que uno no puede decir con palabras. Pero si me preguntan cómo me siento, es como aterrorizada. Un tema preocupante si consideramos que soy la reina del —No temo a nada— y que ahora solo quiero esconderme en algún lado para sentirme más a salvo. Una idea estúpida, porque si verdaderamente están vigilando cada pasó que doy, sabrán donde me estoy escondiendo y les será más fácil pillarme.

Casi puedo sentir las palabras de su pensamiento, la risa en su cabeza disfrutando de esto como la mente de un asesino, disfrutando de un gozo que solo el comprende.

Camino por las calles intentando distraerme, o distraerlo; intentando ignorar que la sensación no se va. Mezclándome con la gente, buscando caminos poblados para no quedarme sola. Estaré bien si no le doy posibilidad de atacarme. Entro en una tienda al de libros para intentar relajarme; buscar algo que lleve mi mente a otra parte, sin embargo, tan solo consigo que aumente la presión. Pareciera que ahora todos me miran. Salgo de allí, pero no camino rápido ni me echo a correr; cualquier sea el caso no voy a darle la satisfacción de verme débil. Me repito una y mil veces que soy fuerte, que he superado cosas peores y que esto no es más que una maldita prueba más.

El sol ha caído; miro tras mi hombro otra vez, sin embargo, ahora la calle está vacía. No hay nada, solo la oscuridad que empieza a absorberme, a aislarme. Conectó los audífonos para parecer casual, sin reproducir nada. Tarareo una canción aleatoria y muevo la cabeza de un lado hacia otro como si de verdad estuviera disfrutando mi paseo, y no me paro ni siquiera en los semáforos en rojos hasta que llego a Alph sau.

Solo entonces la sensación se detiene.

Abro la puerta aun un poco alterada, y exhalo cuando me encuentro con gente al interior. El olor a comida logra calmar mi pulso y llama a mi estómago; me recuerda que solo me he alimentado de alcohol en todo el día. No estoy ebria, no podría permitirme darme el lujo de borrarme y hacer que Vike tuviera que encargarse de mí en vez de hacer lo que habíamos ido a hacer, pero eso no cambia el hecho de que no tengo nada sólido en el estómago. Ian se acerca a la puerta, me enseña un sueño fruncido y la cierra inmediatamente.

—¿Estas bien?

Por supuesto que no lo estoy, pero él no necesita saberlo. Asiento lentamente con la cabeza.

— ¿Dónde estabas? Es tarde.

La noche ya ha entrado, las tardes son más cortas debido al invierno y no tardó en jugarme en contra. Por otro lado, ni siquiera sabía que tuviera hora de llegada. Como si fuera un toque de queda o algo así.

—Con Vike.

Ahí. Si esto fuera una película, hubiera hecho como Bart en un capítulo de Los Simpson. Detendría la cinta justo en el momento en el que puedes ver su corazón romperse. La cara de Ian es como un golpe en la ingle, su energía disminuye en seguida, lo que no se, es si solo yo pude verlo. Los demás ni siquiera se voltean.

— ¿Como... esta?

—Excelente—trago saliva. —¿Cómo debería estar?

Y su corazón vuelve a romperse. Esta vez me duele incluso a mí. A él aun le mata el tema de Vike. Estoy a punto de sentirme mal, pero entonces recuerdo que es él quien se está comportando como hijo de puta.

No haga lo que no le gusta que le hagan.

Si la culpable hubiera sido ella, entonces él habría querido matarla. A ella y al otro chico. Incluso podría hasta estar enojado conmigo por ser su amiga, con el amigo del chico por ser su amigo, y con todos sus amigos por el hecho de ser sus amigos. No me cabe duda de que también odiaría a la dueña de la fiesta, y a todos los que fueran.

— ¿Quieres cenar? — la voz de Sky me llama desde la cocina, se inclina en la silla para asomarse por el costado de Ian. Verlos en esa posición es como un contraste, el cara y sello. Skyle resplandece con su sonrisa blanca, Ian por otro lado no podría estar más serio.

—Primero dime si has sido tú el que cocinó— le digo mirándolo, inclinando la cabeza de tal forma para ver por el lado de Ian. —No estoy segura de querer morir tan joven. Aún me quedan fiestas a las que asistir.

Y mucho alcohol que beber.

—Cocinó Kylan. Cuando lo haga yo, hay más probabilidades de que queme Alph sau, a que resulte algo.

Me río y avanzo hacia él ignorando la cara anonadada de Ian. Jhon también está en la cocina, tiene su móvil en las manos y esta tan concentrado en él, que parece ausente del mundo. La gorra de Kylan es lo único que me da la bienvenida, la tiene vuelta hacia atrás afirmando su cabellera negra; no se voltea, está muy ocupado vigilando la olla apagada.




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