Noviembre 26, 2016
04:04 am
『 T Y E E 』
El gentío se acopla en la sala común del primer piso de Dig tau. Los universitarios de DF así como los de AUI comparten como si realmente se conocieran de siempre, fuesen compañeros o todos de la misma universidad. Es en las fiestas cuando no hay diferencias, cuando funcionan de mejor manera, se mezclan y pueden fundirse o repelerse para siempre.
En los pasillos no encuentro a ninguno de los chicos, solo veo desconocidos y chicos ebrios tratando de ligar conmigo, cosa que hubiera aceptado si yo también hubiera bebido, o no tuviera ya mi cita especial, a quien de hecho acabo de mandar a la mierda. Estoy tan sobria que soy capaz de ver las imperfecciones de cada uno a través de las tenues luces que hay encendidas. Comienzan a molestarme los ebrios bailarines que me toman del brazo para detenerme y ofrecerme un baile o una bebida, como si fuera lo suficientemente estúpida como para aceptar algo de un desconocido. Ya estoy deseando enormemente haber arrastrado a Blake como guardaespaldas personal para la misión «Buscando a Kylan». Estoy seguro de que entonces me volvería invisible para todos. Después de la enredadera de brazos y como si no fuera suficiente, me topo con un grupo de japonesas mirando con odio y asco como todos bailaban. Su mirada se posa en mí cuando miro por detrás de ellas y tampoco cambia. —Yo también las odio, perras—. Un poco más allá, bebiendo apoyadas en una pared y al borde del colapso, un par de chicas hablan portugués a los gritos, como si la música las hubiera dejado sordas; lo hacen tan fuertes que sus voces podrían haberse combinado perfectamente con las canciones si no supiera de donde provienen. Las británicas de enfermería me dedican una sonrisa cínica y me dan la espalda como si no estudiáramos todos los días juntas, yo les saco el dedo medio y sigo caminando. La diferencia de AUI con DF, es la apariencia de los estudiantes. American International University solo recibe extranjeros; DreamsField, a cualquier individuo con dinero. Aquí se han combinado las pieles claras con las morenas, los ojos rasgados y los almendrados, los idiomas y las culturas. Aun cuando la mayoría en el interior son tan desagradables como un resfrió en verano, luego de ver tantas personas extranjeras, por primera vez en mucho tiempo no me siento tan anormal.
Cuando le doy la vuelta completa al rectángulo que es la hermandad, llego hasta la sala común. Me abro paso por entre medio de los cuerpos sudados, el alcohol y los bailarines. Aunque esta vez sí doy con un rostro conocido entre la gran marea de gente. Sky está junto a un grupo de amigos riendo a carcajada limpia y bebiendo de un vaso en su mano que cambiada de color con el movimiento de las luces. En cuanto me ve, abandona la conversación con sus amigos para dirigirse a mí rápidamente. Sus amigos me miran un segundo cuando se dan cuenta de que Skyle los está abandonando, rápidamente me restan importancia y vuelven a su tema.
—Estoy cumpliendo mi apuesta al pie de la letra, señor— me anuncia cuando llega a mí, colocando en su frente la mano con la que no sostiene el vaso para saludarme seriamente como militar. Yo rio y le respondo de igual forma el gesto.
—Descanse soldado— Sky me sonríe. Saca una cajetilla de cigarros y me ofrece. Saco uno y lo enciendo mientras veo como él se esfuerza por sacar uno con la mano que sostiene el vaso, pero está demasiado bebido como para lograrlo. Le tiendo el mío ya encendido y él lo recibe con sus dedos aun en el vaso, saco uno nuevo para mí y él guarda la cajetilla. —Me alegra oír que descubres cuan divertido puede ser las fiestas con amigos.
—Tú no parecías estar pasándolo mal— un momento tardo en darme cuenta de que se está refiriendo a Blake. Niego con una sonrisa y le doy una calada al cigarro.
—No me lo recuerdes, no quiero volver a apostar algo así— torno mi boca en una mueca.
— ¿Te ha hecho algo?— su mirada se vuelve seria e instantáneamente busca detrás de mí con su mirada, como si esperara ver qué Blake me viene siguiendo.
—Me he encargado ya. Descuida— el deja de buscar pero no relaja la tensión en su mandíbula. Vuelve a mirarme, sigue preocupado.
—Sabes que puedes decirme cualquier cosa ¿No?— me tomó un momento para recibir su tierno gesto y vuelvo a sonreírle. —Matare a quien se le ocurra joderte.
—No te preocupes, Sky. Estoy bien— él asiente y le da un sorbo a su vaso; me ofrece también y lo rechazó con una sonrisa. — ¿Has visto a Kylan?— vuelvo a dar una calada. Él niega abriendo mucho los ojos.
— ¿Ha venido?— frunzo el ceño extrañada y asiento.
—Él me trajo. Dijo que iba a buscarlos— ambos le damos una calada a los cigarrillos.
—Qué extraño, nunca asiste a fiestas— dice mientras mantiene el aire en su interior, frunce el ceño también. —Antes de irnos dijo... — Suelta de a poco el humo y guarda silencio perdido en sí mismo, como si en realidad estuviera pensando en voz alta. Mueve la cabeza de un lado a otro para quitar la idea. —Nadie ha mencionado haberlo visto.
Asiento. —Bien, voy a buscarlo. Quizá este bebiendo por ahí— me giro despidiéndome así de él, pero toma mi brazo y me obliga a detenerme y mirarlo.
—No dejes que lo haga— aprieta un poco más su agarre, intercalo mi mirada entre sus ojos y mi brazo y vuelvo a mirarlo. —No dejes que siga bebiendo ni conduzca. Cuídalo por mí, ¿Quieres?
Asiento lentamente sin dejar de mirarlo a los ojos. Cuando él me suelta, tiro mi cigarrillo y salgo de allí buscándolo con aún más necesidad. El teléfono dejó de vibrar hace algún rato, y la razón ya no es la llamada, pero ahora quiero saber que está haciendo y porque no se encontró con ninguno de los chicos. Todo lo que creía de él en un principio parece ser una completa farsa, una pantalla creada por el comportamiento de los demás chicos, y que debido a que no los conocía, jamás logre reconocer.
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Editado: 05.11.2020