Diciembre 24, 2016
10:02 Am
『 T Y E E 』
La semana de exámenes termino dejándome toda una noche en estado de coma. No es normal en una persona dormir más de doce horas sin interrumpido, no es normal si no eres estudiante. Pero luego de una extensa temporada de estudio y nada de vida social, era lo mínimo que podía sucederme. Pase de la fiesta "Post exámenes" en Gau in, y me dedique a recomponer y reunir energía necesaria para hacer reventar los días de vacaciones que nos quedaban.
Aun siendo 24 de diciembre, vísperas de navidad y todo el asunto, no hay quien frene a un grupo de chicos adolescentes precoces y fiesteros. En cuanto anunciaron aquellas fiestas, literalmente, se hicieron humo.
Me levanto demasiado temprano para tratarse de mí, una madrugada poco habitual. No lo planee, de hecho me encontré despierta a las ocho de la mañana, demasiado emocionada con el día como para poder pegar pestaña, como si fuera una niña pequeña queriendo abrir sus regalos. Termine por levantarme y comenzar a organizar cada detalle en el departamento. Podemos ser adultos jóvenes, adolescentes, o como sea, pero jamás hay que perder la linda costumbre de tratar de reunir a tu familia.
Casi cuatro meses viviendo aquí, y jamás, después de tanto tiempo, he pisado la habitación de alguno de los chicos. Exceptuando quizá, la habitación de Kylan aquel día. La curiosidad no es algo característico de mí, porque verdaderamente me molestan las personas curiosas y todo aquel que quiera saber más o indagar acerca de mi vida y mi historia. No me ha llamado la atención entrar siquiera a dar un vistazo a alguna de ellas, pero dado a lo que tengo planeado, debo hacerlo. La sorpresa no es mucho mayor cuando llego a ellas; Jaeden y Skyle son los típicos tíos desordenados que solo paran en su habitación para dormir y fermentar luego de las fiestas, quizá puede que la usen de motel, pero todo lo demás puede ser hecho en cualquier parte del departamento. La oscuridad las consume por completo, por lo cual tengo que hacer maniobras para lograr llegar a las cortinas sin tropezarme con todos los obstáculos qué hay en el camino. Pero dado a que la mía es bastante similar, tengo experiencia saltándome las cosas. No ordeno ni muevo sus cosas, porque no soy su criada, no lo hago ni con la mía, y además tampoco estoy segura de si aquello podría molestarles; a mí me molestaría que lo hicieran. Hay dos tipos de desordenados, los que les importa un carajo y siempre pierden todo, y los que si odian el desorden pero son demasiado flojos como para dedicarse a ordenar; pero que sin embargo, siempre saben dónde se encuentra cada una de sus cosas. Yo soy así. No se detalles tan íntimos de ellos, por lo cual me limito a subir a la cama las trampas mortales y colgarles algunas decoraciones.
Tal como esperé del calmado y tímido Jhon, su habitación es limpieza, orden y pureza, igual que el maniático de Kylan, con el que si me llevé una sorpresa la primera vez. Dejo mi huella y salgo. Tiro las bolsas sobre la mesa y comienzo con la preparación del lugar.
Por lo general todo eso de la ambientación comienza algunas semanas antes, la gente adorna hasta a su mascota con trajes de santa Claus o renos, pero no había logrado estar lo suficientemente segura de hacerlo, hasta hoy en la mañana, cuando la emoción pudo conmigo.
La puerta se abre de golpe cuando estoy tratando de hacer equilibro con un gran árbol de navidad en los brazos. Pesa incluso más que yo, y es difícil evitar no retroceder con la punta de este tirándome hacia atrás.
Se al instante que vienen los cinco, porque hablan más que un batallón; pero sus voces se detienen cuando terminan de entrar y cierran la puerta. Trato de subir un poco más el árbol para dejarlo sobre la mesilla, pero soy muy pequeña, la mesa muy alta y el árbol demasiado pesado, por lo que vuelve a chocar con el borde.
—¿Qué es eso?— pregunta Jaeden. Me gustaría que me viera rodear los ojos.
—Un auto. Me gusta ponerlos de adorno en navidad— Skyle se ríe a carcajada limpia, lo veo situarse a mi lado para mirar el objeto en mis brazos.
—Parece pesado.
—Solo parece— gruño. Y espero un poco a ver si atina a ayudarme, sin embargo continúa mirándome. Estoy a punto de arrojarle todo encima. —¿Me ayudas o qué?
Skyle ríe antes de tomar el árbol y Jhon se acerca para ajustar la mesa por debajo. Me tiro en el sillón para mirar cómo queda en el centro de la habitación, pero tapa la luz de la ventana y la habitación, gracias al feo color gris que tiene, luce mucho más oscura. Les ordeno que lo movilicen a la esquina izquierda y muy obedientes hacen el trabajo, sin embargo a ninguno termina por convencernos, y decidimos que lo mejor es guiarlo junto a la tv a la derecha. Jhon vuelve a arrastrar la mesa y Skyle se tambalea con el árbol hasta el lado opuesto. Cuando lo para, se aleja lo suficiente de el para que nadie le pida moverlo nuevamente. Esta rojo y jadeante.
—De verdad pesaba.
—No seas llorón— se burla Jaeden, Skyle le dirige una mirada asesina. Por supuesto que para el chico musculito no sería problema alguno un puñado de hojas falsas, sin embargo para flacuchos como nosotros, es todo un reto.
Ambos se tiran a mi lado en el sillón y me hacen rebotar. A ellos les causa gracia, a mi no.
—¿Desayunaste?— pregunta Jhon a punto de ingresar a la cocina.
—Por supuesto— le sonrío. Luce despeinado y no tiene la mejor cara, pero sin embargo se ofrece a cocinarme. Por eso le digo que sí.
—Si, por supuesto— me gruñe Kylan. Le dedico una mirada asesina, pero él me ignora. Camina hacia la cocina y empujar a Jhon para entrar. Ambos comienzan a sacar alimentos del mueble y se ponen manos a la obra.
Ian sale de su pieza negando con la cabeza pero con una sonrisa en los labios. Se ha cambiado de ropa, aunque no ha hecho mucho más con su cara, que sigue luciendo cansada y demacrada. Se para a mi lado y mira el árbol unos segundos, luego me quita la caja de las manos y se pone a ayudar con la decoración.
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Editado: 05.11.2020