Perfecto Desastre | Titanes 1 |

| 031 |

Enero 6, 2017
01:59 am

  T Y E E  

Abrocho el cinturón especial en torno a mi cuerpo y lo aprieto lo más que puedo. Verdaderamente no se en que estoy pensando, no sé por qué me tiré a ir junto a un chico que no conozco de nada, ni porqué aun no me he bajado del auto. Mi primera vez en esto debía ser junto a Kylan, porque él fue quien me trajo, y porque aun cuando ni el confía en sí mismo, yo si lo hago, me inspira confianza. Quizá trato de enseñarle una lección, para que deje de verse como un ser tan denigrante. Esto no es tan malo como él lo hizo sonar, es ilegal, es cierto; es peligroso, pero no es como si me confesara que es el jefe de la mafia.

El espectáculo de las Matti's termina algunos minutos después. Cada una menea sus caderas y se dirige al auto en el que esta su conductor, y una de ellas, la más decente qué hay, —aunque por decir decente no significa que vista bien— se sube al auto de Kylan. La fulminó con la mirada desde mi asiento, pero ella no se inmuta, comienza a correrle mano y besar el cuello de forma desesperaba desde el mismo instante en el que cierra la puerta. No puedo abrir más los ojos. ¿Como se atreve? ¿Aquí frente a mí? Claro, ella no se imagina que ese tipo va conmigo —O mejor dicho que yo voy con él— Después de todo, si fuera así, yo estaría ocupado su lugar. Aunque no precisamente haciendo eso.

Kylan se la quita de encima casi con asco.

—No vuelvas a tocarme— le advierte. Puedo jurar que utilizo mucha más fuerza de la necesaria. Aun bajo la tenue luz que nos ofrece la cuidad, y desde el auto siguiente, puedo ver como la chica palidece. Me causa curiosidad saber qué cara fue la que utilizo Kylan, porque yo nunca lo he visto actuar así. Debe estar verdaderamente cabreado.

—¿Todos listos, competidores? — Danny se pasea por delante de los autos moviéndose de un lado a otro muy contento. Saca el fajo de billetes de su bolsillo y los muestra a todos. —Esto es lo que se llevara el ganador de hoy. Además de que será quien pase a los Meddiums— Bins gruñe. —Así es señores. ¡Esta mierda debe terminar algún día!

—¿No te avergüenza, Bentley? — me volteo a ver a Bins. Él se apega al volante para poder gritarle a Kylan, quien ni siquiera se inmuta. Sigue con la mirada en el frente. —...que incluso la chica con la que vienes, me prefiera a mí.

Hasta yo me siento mal con eso. ¿Qué mierda se cree este tipo? Si estoy con él, es para darle una lección a Kylan, no para alimentar su ego. Kylan aprieta el volante y ahora sí que lo mira. Yo conozco esa mirada, joder. Es la misma que le dedica a alguien cuando está a punto de golpearlo.

Dale Bins, estas a palabras de ganarte un paseo por el puño de Kylan.

—No deberías meterte al ring, si no sabes boxear— prosigue, Kylan sonríe, aunque para mí, esas palabras son la confirmación de que pese a cuanto le guste, Kylan no es bueno en esto. Y lo entiendo, digo, a mí me gusta jugar en la Xbox, pero soy un asco con los juegos de pelea. A eso no hay nada que hacerle.

—Pero tú sabes que yo si se boxear— Kylan se toca la cara señalando el costado de su ojo casi riéndose. Me volteo a ver a Bins y puedo notar a la perfección la cicatriz que le rodea el ojo izquierdo. Me imagino que el golpe debió dolerle. También sonrío. Bins hace un gesto de disgusto con la boca, el mismo que hizo Kylan cuando lo vio aparecer. Chasquea la lengua un par de veces; se quedó sin palabras porque obviamente él fue quien perdió en esa pelea.

—Supongo que la chica es el trofeo ahora— continua, y verdaderamente me comienzo a sentir como un objeto, solo me falta quedarme inmóvil. —Quien gane la carrera se la queda.

Kylan no responde y vuelve la vista al frente. Ahora sé que estoy perdida y que debo ingeniarme alguna estrategia para librarme de este estúpido cuando salga primero. Internamente deseo que le importe lo suficiente a Kylan para que se esfuerce por ganar. Se que él no va a permitir por ningún motivo que Bins me arrastre con él, aunque mi idea tiembla cuando me doy cuenta de que si permitió que yo corriera con él.

—¡Cuenta regresiva! — vuelve a gritar Danny. Lo miro. Yo estaba lo bastante nerviosa con la carrera como para que ahora se le sume que seré el trofeo de Bins si es que llega a ganar. El flacucho situado en frente comienza a hablar, su amplificador es ridículo, ya que sabe usar sus cuerdas vocales tan bien que lo escucharíamos aun sin él. La gente a su alrededor grita de la emoción. Los motores rugen al unísono. —Tres, dos— la tensión se presenta en forma de un nudo en mi estómago. Le dirijo una mirada a Kylan, quien sigue con los ojos al frente, las manos apretadas al manubrio y el rostro serio. —Uno. ¡Que comience la carrera!

Solo siento el acelerar del auto cuando mi cuerpo se va de lleno hacia atrás y choco la cabeza con él asiento. Ahogo un grito de sorpresa, porque me niego a quedar como la chica asustadiza. Estaba escuchando la cuenta regresiva inconscientemente, todo lo que quería era que Kylan se volteara y me mirara, que me transmitiera confianza, asegurándome que todo iría bien, que podía estar tranquila porque haría hasta lo imposible por ganar. Pero él sin embargo ni siquiera se volteó a mirarme.

Seis autos en total e inmediatamente dos quedan sorprendentemente, muy atrás. Kylan es uno de ellos. El Subaru que antes estaba a nuestra izquierda, ahora nos pisa los talones, mientras que el Jaguar nos acecha por el lado derecho.

Bins acelera aún más. Su velocímetro marca ciento cincuenta kilómetros por hora. La noche nos engulle en nuestro camino por las calles vagamente alumbradas. Seguimos de los primeros, e incluso esta tan tranquilo conduciendo que se da el tiempo de encender la radio.

—No dejes de mirar el frente, imbécil— le grito tan nerviosa, que ni siquiera puedo escuchar lo que está sonando. Él me sonríe.




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