Perfecto Desastre | Titanes 1 |

| 045 |

Marzo 3, 2017
10:55 am

 K Y L A N 

Todo lo que sucedió se reproduce en mi cabeza en fragmentos. Como si fueran ideas que rondan el interior pero que no conectan con ninguna otra. No tengo claro cómo es que paso; lo único que sé, es que fui a esa fiesta para distraerme, para quitarme a Tyee de la cabeza por algunos momentos, porque mantenerme lejos de ella es mucho más difícil que organizar todos mis problemas. Pero al final fue incluso peor, porque me la tope allí mismo, y para colmo, con Blake.

¿No era eso lo que querías, Kylan? Pues ahí está. Como si Ty supiera exactamente que eso me vendría de maravilla para despistar a Kriek.

Toda mi fuerza de voluntad me fue necesaria para no mandar las amenazas, a Kriek y mi plan a la mierda. Llevarla conmigo y pedirle perdón de rodillas. Haciéndole saber a aquel lobo imbécil, que aquella que sostenía de la mano era mi chica y no la dejaría marchar.

Solo que ya la había obligado a irse.

Tuve que recordarme que por sobre mis deseos, esta su seguridad, que estará mucho mejor si me alejo. En todos los sentidos. Y comencé a ahogar mis recuerdos en alcohol, a ver si lograba matar las mariposas que Tyee depositó en mi estómago, porque lejos de ella solo parecen murciélagos rasguñando mi interior. Bebí un vaso por cada sonrisa que le dedicaba a otro que no fuera yo, y a fumarme un cigarrillo por cada vez que su mirada se desviaba y caía en el vacío de sus pensamientos; porque sabía perfectamente a que se debía ese sentimiento.

Desde entonces lo único que tengo son mujeres, pechos, vasos de alcohol, luces, alcohol, labios rojos, más pechos y más alcohol, cigarros, luego Tyee gruñendo y yo entre las piernas de Atria.

Cuando Tyee nos vio, pude ver en su mirada quebrarse lo último que le quedaba de esperanza en mí. Sus ojos se cristalizaron, pero fue ella misma al respirar profundo y traerlas de vuelta. No entiendo por qué salí persiguiéndola, estaba contradiciendo mis acciones de forma patética, pero el sentimiento de vacío me obligó a hacer algo; la seguí, y lo único que conseguí fue que me mandara a la mierda con pasajes de primera clase. De todas formas me lo merecía, eso y que alguien me pateara el culo al menos unas dos veces. Ahora entiendo a Ian y todo lo que decía de cuanto le dolía el silencio de Viclary. Ojalá Tyee me hubiera gritado en la cara, me hubiera asestado uno de sus poderosos golpes y también me hubiera maldecido de por vida; pero fue tan sutil que casi me sentí invisible. Fue como si no le importará, como si ya no sintiera nada por mí.

Es egoísta, pero odiaría saber que me supero.

Cuando Skyle vuelve, yo lo estoy esperando en el sillón. Y no porque al final de cuentas no entienda lo que Ty me dijo, sino porque necesito descargarme de alguna otra forma.

Él entra, enseguida me volteo a verlo y él me resopla a la cara. Tuerce el gesto y endurece la mirada, está más que molesto conmigo, parece que estaba esperando no tener que volver a verme, al menos por hoy.

—¿Que? ¿Vas a montarme otra escena aquí?— dice, y tira la puerta de vuelta para cerrarla. El sonido corta el silencio en el que estamos envueltos.

—¿Por qué te la llevaste de la fraternidad?— Skyle arruga el ceño avaluándome tranquilamente.

—Es lo que ella me pidió.

—¡Sabes que está en peligro!— me altero levantándome del sillón, y lo enfrento. —¡No puede estar lejos de nosotros!

—¿No querrás decir que no quieres que este lejos de ti? Porque ahora más lejos puede estar con quien quiere. Skyle tiene el ceño fruncido, su voz me golpea como delgados azotes en la cara. Desgraciadamente, él es de los que más me conoce, sabe mis emociones con más claridad que yo, y aunque quizá yo no lo reconozca, puede que sea exactamente esa la verdad. —Estará bien allá, puede que incluso, mucho mejor que cerca de nosotros.

—Sabes que no.

—Yo la cuidare.

— ¿Tu? ¿Por qué tu?

Vuelvo a reclamar inútilmente, ni siquiera tengo razones para argumentar la mierda que estoy soltando. Me comporto como un idiota arrogante y sigo sin querer entenderlo, no podría entender nada que tenga que ver con tenerla lejos; aún si se trata de su seguridad, me mata no verla. Su mano agarró mi corazón y se encarga de apretarlo y hacerlo doler. Ahora que se fue, es como si se lo hubiera llevado consigo. Soy claramente un idiota por no lograr poner en orden mis propias ideas.

—Porque tú no sabes hacerlo.

Quizá incluso si me hubiera ofendido, sus palabras no me hubieran llegado de tal forma como lo hizo para dejarme en silencio. Él se dio cuenta de cómo me afecto, pero aun así su cara no cambio, lo dijo totalmente consciente de que iba a tocarme una herida profunda del pasado, que del todo aún no ha cicatrizado.

—¿Que no se cuidarla?

—No, no sabes cuidarla porque ni siquiera sabes cuidarte a ti mismo— él retrocede dos pasos para poder gritarme con más libertad. —¿Crees que arrojándola de tu vida le haces mejor? Si no querías ponerla en peligro, debiste mantenerte lejos antes de enamorarla, ¡Desde un principio sabías los malditos riesgos! Ahora ya es tarde. ¡¿Siquiera te pusiste a pensar en cuanto la heriste?! Tienes una estúpida forma de hacer las cosas que siempre resulta mal, y aun cuando lo sabes, lo vuelves a hacer.

—Tyee está bien, jamás llegamos a tanto— Skyle suelta una sonrisa seca, se toma la barbilla y luego la suelta para asestarme un golpe seco en la mandíbula. Retrocedo dos pasos y lo quedo mirando boquiabierto; él puede no tener idea de algunas cosas, pero es consciente de muchas otras.

—¡¿Que no llegaron a tanto?!— me grita. —¡¿Me estás jodiendo?! ¡Estas enamorado de ella hasta las pelotas, tío!, y ella de ti también. Te saco de tu maldito infierno sin siquiera esperar que la ayudaras con el suyo. ¡¿Son tan idiotas como para negarse los sentimientos?!— sigo sobando mi mandíbula para evitar las ganas que tengo de responderle el golpe. No lo he hecho porque esto me lo merecía, sé que en el fondo tiene razón. —¿Sabes cómo esta Tyee con todo esto? ¿Tienes idea alguna de cuanto la has herido?— se toma dos segundos para respirar y pasarse las manos por el cabello. —Dime una cosa— continúa, —la chica que estaba en tu habitación el día de la fiesta de bienvenida, ¿Fue Tyee?— no puedo ni siquiera responderle porque aún me encuentro procesando la verdad de sus palabras; me dio un solo golpe, pero sigo sintiendo que me patea las pelotas cada vez que abre la boca. Mi silencio es tomado como una respuesta positiva, Skyle me muestra una sonrisa, pero en sus ojos brillaba la furia. —No hay peor mentira que la que se hace a uno mismo.




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