Noviembre 20, 2016
10:06 am
『 T Y E E 』
No he vuelto a poner pie fuera de mi habitación desde que entré y me topé con aquel sujeto extraño que estaba con Kylan.
No tengo idea de quién es, pero parecen manejar una relación verdaderamente estrecha. Aquel sujeto lucia digno de una película de estafadores, por eso he decidido que no me interesa en lo más mínimo. Entre menos problemas, mejor.
Finalmente decido que es tiempo de abandonar mi perfecto lugar en la cama, cuando mi estómago ruge al mil por hora. Reúno energía como si acumulara Ki y finalmente me levanto de un salto.
— ¿Kylan?— me detengo de golpe porque estoy a punto de chocar con él — ¿Que... Que ha...?
— ¿Estas bien?— me corta antes de que logre formular la pregunta.
—Yo...— me quedo sin palabras, finalmente frunzo el ceño. —Estoy bien.
—Estas mintiendo— me dice.
Suspiro y lo rodeo para salir de la habitación. Llego a la cocina, abro el refrigerados con el estomago gruñendo de hambre, pero hay exactamente lo mismo que había esta mañana. Nada que no pueda comerse sin cocinarse. La comida no ha cambiado en absoluto, que sorpresa. Cierro la puerta mas fuerte de lo planeado y me encamino hasta el sillon, sentándome con las piernas arriba. Todo, siendo fijamente observada por Kylan de pie aun frente a mi habitación.
— ¿Has comido algo?— me pregunta; asiento con la cabeza sin voltearme a mirarlo.
El suelta un suspiro agotado, igualitos a los que me da Vike cuando sabe que estoy mintiendo. Enciendo la Tv, pero ni siquiera me molesto en cambiar el canal; tan solo necesito ruido, nada más.
Me preocupa lo que Vike me dijo durante clases, me preocupa como el infierno. Si ya dio con su número de teléfono, es cosa de tiempo para que dé con el mío, y luego con mi dirección y con nosotras; eso sí siquiera sucede en ese orden. Puede que le baste con el de ella y mañana mismo toque mi puerta. No entiendo porque siquiera nos está atormentando con llamadas.
Pestañeó un par de veces cuando veo algo siendo movido con rapidez frente a mis ojos. Es un plato, una comida que huele malditamente bien.
—Come esto— me tiende él plato.
Lo recibo, pero no estoy totalmente segura de sí debería comerlo, sin embargo él ya se está tragando el suyo. Me encantaría entender que es lo que pasa por la mente de este hombre, la manera en que piensa, porque de seguro que es más difícil que la de una mujer. Jamás podrías estar segura de que es lo siguiente que va a hacer. Corto un trozo de la carne, pero me detengo antes de que llegue a mi boca.
—¿Por qué haces esto?— se toma unos segundos en responder.
—Ian me pidió que te cuidara.
Entrecierro los ojos. —Eso fue el día de la fiesta.
¿Qué mierda las escusas de este tío?
—Sí, pero si te hubiera visto llegar así antes de irse, habría vuelto a pedírmelo— doy por acabada la discusión con un suspiro, finalmente me meto el trozo, y tengo que comer otro porque me despierta el hambre y siento que si no sigo comiendo, voy a morir. —¿Por qué no sacaste algo para comer? ¿Eres anoréxica o algo?
¿Que?
Arrugo el ceño y casi me veo tentada a sonreír. —Resulta que recordé que no sé cocinar.
—Yo te pregunte si habías comido.
—Da igual.
Continuó comiendo, pero esta vez más lentamente. Salí de mi habitación porque necesitaba distracción, pero la TV ni la comida lo está logrando, ni siquiera la incómoda presencia de Kylan a mi lado en el sillón. Que de por cierto, no sé porque demonios está aquí en primer lugar.
— ¿De verdad no te caigo bien?
Repito, ¿Qué?
¿Qué mierda con su inusual interés el día de hoy?
Me volteo a mirarlo totalmente curiosa. Es que de verdad que lo único que le faltaba a mi día, era a Kylan comportándose extraño y preguntando estupideces.
— ¿De eso se trata? ¿Estas tratando de comprar mis sentimientos con comida?
— ¿Qué?— Eso es lo que me pregunto yo. — ¡No!
— ¿Entonces a que viene todo esto?
—Ya te lo dije, luces como la mierda.
—Vaya, gracias por el cumplido.
Que pedazo de idiota.
— ¿Podemos... Hablar sin discutir?—Simplemente sus palabras me frenan. No me di cuenta de cuán perra me estaba comportando, hasta que el me lo hace saber. Debe notar que no estoy siendo yo misma hoy y quizá quiere ayudar, pero yo no estoy colaborando en lo absoluto. Estoy apartándolo como si siquiera me gustará sentirme así—. Está bien, lo qué pasó queda en el pasado, pero somos compañeros de cuarto, eres la hermana de mi mejor amigo y no podemos ignorarnos como si fuéramos ex en conflicto o algo así.
Vale, en eso tiene razón; pero ¿Es que no se da cuenta la forma en la que la vida se está encargando de empujarnos el uno contra el otro, una y otra vez? Si no ponemos una justa distancia desde ya, todo lo que sucedió va a saberse. No es como si fuera un delito o algo, Ian se enojaría y quizá discutiría, no pasaría a mayores, pero sin embargo, todo lo que rodea a Kylan Hooligans suena como problemas; su grupo, sus enemistades, las chicas y el genio de mierda. Yo realmente tengo suficiente con los míos.
—El problema del pasado es que a veces no se queda en su lugar— le suelto entonces, recordándome la frase que me digo cada vez que mi historia me ataca por la espalda.
Sin embargo la mirada que me dedica me quita todo pensamiento negativo de la cabeza. Cuando sus ojos finalmente dan conmigo y comienza a analizarme, deja al descubierto también sus debilidades, me da la posibilidad de analizarlo de vuelta. Aquellos fragmentos de Esmeralda oculta en su mirada bajo la sombra que le proporciona su gorra casi parecen negros. Unos completos agujeros del espacio que amenazan con tragárselo todo y hacerlo desaparecer de este mundo. Es impensable cuanto misterio puede esconderse detrás de un iris.
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Editado: 05.11.2020