Mayo 4, 2017
22:04 Pm
| Kylan |
Despierto de otra pesadilla, una muy aterradora. Esta vez no veo recuerdos de mi infancia ni pasajes vergonzosos de mi pasado; esta vez es Ty, la que me atormenta de día y de noche. La secuestraban, se la llevaban lejos de mí y de todo como aquel día, aquel maldito día en qué la perdí. Otra vez no podía hacer nada, estaba atado de brazos viendo como la alejaban de mí, pero ahora para hacerle daño, y no la vería nunca más.
Una semana, días que me parecen eternos, en los que no consigo concentrarme, en los que no sé cómo sobrellevarlo. Si antes era difícil porque la tenía lejos, lo es mucho más ahora que la tengo cerca y ni siquiera puedo hablarle. No importa cuantas veces lo intente, no importa el momento que sea o donde esté, siempre esta con él, siempre se rehúsa a hablarme. Me mira y se va, ni siquiera se molesta en decirme algo.
Me pongo de pie y me visto. Decido por al menos una vez en esta puta semana servir para algo, hacer algo bien y olvidarme por un momento de la mierda que estoy viviendo. Espero a los chicos en el auto, no se tardan demasiado en llegar y en seguida partimos rumbo al nuevo punto de encuentro. Yo me llevo a Skyle e Ian se va en el suyo, Jaeden me va siguiendo con John. Ni siquiera sé por qué voy tan rápido, pero cargo la adrenalina en las venas, y ya solo de esta manera la mantengo a raya.
Primero vemos el área, vigilamos todo a nuestro alrededor con el fin de asegurarnos de no ser rodeados. Nos cargamos de armas y establecemos los puntos de vigilancia; elegimos encargado y también la manera de operar, todo, una hora antes de la hora oficial de entrega. Luego, nos mantenemos en nuestros puestos, comunicándonos por radio para poder pasar el rato.
—¿Alguno piensa ir a Dig tau el viernes?— pregunta Jaeden.
Decido que quedarme en silencio es mucho mejor que abrir la boca y mandarlo a la mierda por radio. Siento la voz de Skyle reír por el otro lado.
—Yo me apunto.
—Yo también— afirma Jhon.
Ian guarda silencio, sé que también se debe a Ty. Ninguno de los dos nos hemos perdonado aún de nada. No es que creamos que los chicos están bien, pero realmente tiene mucho menos impacto sentimental que en nosotros dos. Ambos estamos aún en duelo.
—Atención, estamos próximos a la hora de entrega— interviene Ian. —Mantengan vigiladas sus cuadras; que no vuele una mosca sin que yo lo sepa.
Otra vez está a cargo, nadie se lo ha pedido, pero allí está, dando órdenes.
La calle está tranquila, la poca iluminación la hace tenebrosa y aburrida. Esperar a que algo aparezca en medio de la nada da sueño, incluso en situaciones como esta. Skyle sale de su lugar y comienza a caminar hacia el centro. Nosotros siempre esperamos a que sea el enemigo el primero en mostrarse por cuestión de seguridad y de evaluaciones; Skyle lo sabe, sin embargo no sé porque está haciendo lo contrario. Le gritaría que vuelva, pero ahora que se ha mostrado a la noche, no hay vuelta atrás.
—Škoda , ¿Porque has abandonado tu cuadra?— le pregunta Ian por el transmisor.
—Algo no está bien— dice. Su mirada se intercala entre los distintos puntos que rodean la calle, los edificios y sus pasajes. Me veo obligado a adelantar mi trabajo y me apresuro hasta llegar junto a él para poder cubrirle la espalda, mantengo mi mano en la Glock que llevo en el cinturón, pero no la saco, no quiero que parezca que vamos a la defensiva.
—¿Que? ¿Que no está bien?— se escucha la voz de Ian hablar por el transmisor.
—Está demasiado silencioso— dice, y vuelve a echar una mirada, se detiene en un punto de la calle un poco más allá. —Jamás es así.
—Tiene razón— dice Jhon. —Algo está mal.
—¿Por qué te escondes?— grita Skyle. Quiero mirar hacia donde se dirige su voz, pero no le puedo descuidar la espalda. Examino el perímetro por todos lados. El silencio se mantiene por unos minutos. —¡Muéstrate!
—No nos escondíamos— se escucha entonces. —Los estábamos esperando.
Ahora que se dónde está, me volteo. El hombre se acerca a nosotros con paso cauteloso entre las sombras, sus guardaespaldas completamente de negro se mantienen dos pasos por detrás, y juntos, poco a poco van llegando hasta nosotros. Debe ser la noche, o quizá la poca iluminación del lugar lo que me da mala espina. Es igual que siempre, se presenta un representante con su respectiva seguridad a hacer el intercambio; sin embargo, algo de lo que está sucediendo, no es igual que las otras veces.
—¿Entonces por qué nos tienes rodeado?— alzo una ceja y espero respuesta, el tuerce el gesto.
—¡Mierda!— escucho la voz de Jaeden a través del transmisor. Me pongo nervioso, quiero preguntar que sucedió, pero no quiero revelar que llevo más seguridad. Entonces sí que estaríamos acabados.
Lo que me desconcierta verdaderamente, es que Skyle no se haya dado cuenta. Posee una vista de Halcón; no se si debido a ello es que eligió ser un francotirador, o si es que ganó ese don después de tanto tiempo con las armas, pero es especialmente bueno buscando cosas en sus puntos de visión. Yo por otro lado soy conductor de carreras, debo estar siempre pendiente de lo que me rodea y a lo que pueda suceder, es por ello que una vez que Skyle presintió que algo no iba bien, fue cuestión de segundos en que comenzara a localizar las áreas anormales de las calles, allí donde se esconden sus personas.
—Por precaución. Queríamos saber cómo iban a actuar.
—Ya— tuerzo el gesto. —Resulta que las condiciones son claras, y no nos gustan los juegos. Nos darás el dinero y haremos el intercambio limpiamente— digo con voz demandante. Es incluso tonto hacerlo en circunstancias cómo estás, pero si no lo hago, nos van a pasar por encima incluso antes de que nos demos cuenta.
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Editado: 02.12.2020