Junio 2, 2017
01:30 am
| Tyee |
El Barman necesita un nuevo corte de pelo, o quizá cambiarlo por completo; teñirlo de algún color diferente que haga resaltar sus ojos verdosos y le de seriedad y misterio a esa cara que juega a la perfección con su firme mandíbula. O que se yo, no soy estilista, seré enfermera y apenas. Incluso puede que sea el alcohol y la soledad la que me están empezando a jugar en contra; puede que esté desesperada, porque joder, no puede ser que estando en medio de dos hombres, y que a pesar de la mierda que se ha vuelto mi vida, este pensando en tirarme al Barman.
En mi defensa esta jodidamente bueno, no así como el estúpido de pub al que me vine a meter. Lleno de gente, pero no de personas; hay miles de borrachos a pesar de que ni siquiera alcanzan a ser las doce de la noche. También hay miles de chicas y escolares intentando hacerse grandes. No sé a qué estilo juega, pero no distingo uno entre muchos.
—Ten, prueba esto— extiende frente a mí el vaso que le he visto preparar hace tan solo unos segundos atrás.
—¿Qué es?— le pregunto, porque no preste atención a saber que mierda estaba mezclando.
Creo que se dio cuenta de mi cara y estado de ánimo tan solo llegar, y desde entonces ha estado hablándome, me arriesgaría a decir, solo para averiguar si es que estoy en condiciones de beberme el siguiente vaso que le pido.
—Tequila, vodka, agua tónica y Gin.
¿Acaso piensa que la vida es un juego?
—Hum— dudo. —No estoy segura de sí la combinación va a gustarme
—Tranquila, no pasa nada. También tiene un poco de granadina por debajo para darle dulzor— seguramente esta es la parte de tu vida en la que recuerdas lo que todas las madres te dicen cuando comienzas a salir de fiesta: «No aceptes nada de desconocidos, no descuides tu vaso, no pruebes algo de otras personas, asegúrate de ver cómo preparan tu bebida, etc».
Y se supone que ahora debería negarme y me alejarme de él por las dos cosas sospechosas que ha hecho; ofrecerme un vaso y luego tratar de convencerme a beberlo. Si, debiera hacerlo; pero aquí el tema está en que yo jamás tuve una mamá que me lo dijera, ni una amiga que me contara la historia de lo que le sucedió a una de sus amigas; y de hecho cuando fui pequeña tampoco me fui de fiesta ni pude comenzar a experimentar los peligros por mí misma. Y aunque se todo eso, ni siquiera temo. Por eso ahora hago todo lo que estoy segura no debería hacer; por eso mismo tomo el vaso y le doy un trago.
Nada extraño. Ningún sabor anormal, no le veo ningún polvillo misterioso. Él luce buena gente. Por otro lado, si hace algo conmigo, ya luego puedo matarlo al día siguiente; y si desaparezco por mucho tiempo, Blake comenzará a buscarme y cuando me encuentre no va a dejarlo con vida.
Por eso decido enviarle un mensaje con mi ubicación para que al menos sepa por donde comenzar a buscarme y me siento realmente feliz de usar el antiguo teléfono que Ian me devolvió.
Lost pub.
Vuelvo temprano.
Nos vemos.
Le doy un nuevo trago y lo miro a los ojos. —Una combinación explosiva— él me muestra su encantadora sonrisa baja bragas.
—Estaba seguro de que te gustaría— asiente con la cabeza antes de volver a alejarse para atender a otro cliente.
Otra de las razones por las que acepte el vaso, es porque el chico se ha portado muy amable desde el principio. Ha estado asegurándose de que ningún borracho me moleste, y no tiene ni la más mínima intención de coquetear conmigo. De hecho, estoy completamente segura, de que el amable Dilan esta verdaderamente colado por su compañera de trabajo con la etiqueta de Kattye en su pecho. No puede dejar de mirarla ni asegurarse de que nadie se atreva siquiera a insultarla. Vuelve a acercarse cuando se da cuenta de que ya he terminado el vaso y me hace algunas preguntas de rigor para asegurarse de que aún estoy lo suficientemente consciente.
—¿A que bando perteneces, cariño? — me pregunta, mientras seca uno de los vasos que acaba de terminar de lavar.
—De los peores— levanta una ceja con gesto curioso.
—No creo que pueda ser peor que este.
Me mofo. —Te sorprenderías.
No se lo digo, porque tengo la impresión de que aunque se lo dijera, no me creería. No habría ninguna razón por la que un miembro de una mafia tan grande, viniera acá, siendo que podría ir a lugares que maneja mi bando, o de otros de rango similar. Pero esa es la razón por la que llegue aquí, porque quería estar en algún lugar donde simplemente pudiera ser yo. La Tyee perdida que nadie conoce, y a nadie le importa lo suficiente como para detener.
Me da otro vaso, pero esta vez lo obligo a aceptar el costo. El decide dejarlo como propina para él y sus compañeros, opción encantadora. Va por la mitad de un tema cuando de pronto se desconecta por completo y sale como un rayo para quitarle de encima un borracho a su Kattye. No puedo hacer más que sonreír. Sus actitudes me recuerdan en algo a Kylan. Este lugar es de esos bares de mala muerte al que ninguna chica debería venir sola nunca. Está ubicado en uno de las peores sectores de Dublín, y como si fuera poco, le pertenece a alguna mafia pequeña. Es el peor bar que he visitado en mi vida, pero sin lugar a duda, he conseguido lo que quería.
—¿Un bailecito?— miró por sobre mi hombro al tipo que tengo detrás. Por la manera en la que se tambalea, sé que esta ebrio como una cuba. Sus ojos también tambalean. Si no fuera porque soy la única chica dentro del metro cuadrado, no podría estar segura de a quien le está hablando. Ni siquiera me molesto en rechazarlo. Me vuelvo al frente para darle un sorbo a mi bebida y pretendo que no existe.
—¡Anda ya! Se está haciendo la difícil— Gilipollas de primera.
—Déjame tranquila, vuelve por donde has venido.
—¡Pero si es solo un baile!— no iría con él ni aunque fuera un bailecito o un pedacito de canción; la idea de apegar mi cuerpo contra alguien sudoroso y ebrio me está causando náuseas. Que coñazo de tío se me ha acercado. Además de imbécil, sordo.
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Editado: 02.12.2020