Junio 2, 2017
3:21 am
| Kylan |
Respira su orgasmo en mi cuello, y podría decir que este es mejor momento de mi vida, porque la tengo a ella sobre mí, desnuda y siendo mía; tan mía como la venia deseando hace mucho tiempo. Una gota fría cae sobre mí ya caliente torso y no es necesario escuchar su gemido para saber qué está llorando. Su pecho se agita y puedo sentir su corazón latiendo contra el mi pecho.
Joder.
Tengo miles de ideas en la cabeza, y no puedo decidir cuál es la que me asusta más. Viniendo te Ty, todas podrían ser una explosión.
—¿Qué sucede? ¿Estás bien?— intento apartarla de mi porque quiero mirarla a los ojos, descubrir que sucede y luego consolarla. Pero ella se aferra a mis brazos con todas sus fuerzas y me impide moverla.
—No, por favor.
—Joder, Tyee. ¿Te he hecho daño?— ella niega con la cabeza, el moño improvisado que se hizo antes de comenzar, se suelta y su pelo rizado comienza a caer sobre mis manos en su espalda. El color calabaza brilla aun en la tenue luz de la noche. No importa cuánto tiempo pase, jamás dejare de estar maravillado con el color. Creo que incluso antes de caer enamorado de ella, ya lo estaba de su cabello. —Dime que está mal—suplico. Le tengo tanto miedo a sus silencios.
—Las he cagado— hipa, más lágrimas caen sobre mi hombro. —Te dije... te pedí que te alejaras y luego te hago esto...— continúa. —Lo siento. Lo siento mucho.
Aleja la cabeza de mi hombro y se seca las lágrimas incluso antes de que yo alcance a verlas. Aun sin levantarse de mí, se mueve para buscar la ropa en el asiento del copiloto. Se Abrocha el brasier antes de despegarse de mí.
—Tyee tú no tienes la culpa— intento hablarle. Me vuelvo a poner la camiseta y ajusto mis vaqueros, porque se cómo va a terminar esto.
Pero cuando termina, no sale huyendo, en lo absoluto. Ha lanzado un gruñido de dolor antes de esconder su cabeza entre las rodillas.
—Lo lamento—vuelve a disculparse. Se endereza y por fin vuelve a mirarme. Tiene los ojos cristalizados, y sorbetea su nariz nerviosa. —No debió pasar, pero lo deseaba tanto.
Su confesión es lo que me hace aún peor.
—No tengo nada que disculparte Tyee, yo también quería eso.
—Pero no debíamos— susurra. —Te lo dije... estoy con Blake. Lo... he traicionado. Y no es justo, porque yo jamás podría hacerte eso a ti, y no debí hacérselo a él tampoco.
Lo peor de lo que acaba de soltar, no es el arrepentimiento que escucho en su voz, es darme cuenta de que tiene razón. Me desagrada hasta la última célula de su ser, pero no se lo merecía, no después de todo el apoyo que le ha dado, y la forma incondicional en la que la ha protegido.
No sé qué decirle, pero ella tampoco espera a que le dé la respuesta. Me dedica una última mirada culpable, y se baja del auto.
No la sigo, porque ya no tengo nada más que decirle, y sé que no es como que pueda ir y solucionar todo con un beso. Nada de lo que pueda llegar a hacer, seria para mejor. Se está culpando a ella sola, pero yo comparto la culpa. Por venir tras ella en primer lugar, aun sabiendo que aquel mensaje no era para mí. Por haber iniciado la cercanía y permitirnos ir más allá.
Enciendo el auto y me alejo del sector antes de esperarla ver pasar y seguirla para asegurarme de que llegue bien. Ella me descubriría, y volvería esta situación mucho peor. Además, quiera admitirlo o no, soy totalmente consciente de que ella es capaz de cuidarse. Si antes era fuerte, ahora es simplemente imparable.
Skyle dice que a mí no solamente me gusta la velocidad, si no que me gusta sentirla en las venas y llevarla de una forma suicida. Dice que manejo como si mis ruedas estuvieran ancladas al suelo y jamás me pudiera voltear; como si pensara que no existe nadie más que yo cuando voy por la carretera. La verdad es que antes le encontraba la razón; es cierto, me gusta esa presión en el pecho cuando aceleras, y la manera en que el auto se mueve a tu gusto si sabes conectarte con él. Soy lo que dicen algunos, «Un asco al volante», solo porque conduzco en contra de todas las leyes de tránsito; lo que no significa que no sepa conducir.
No alcanzo a avanzar mucho tiempo, antes de darme cuenta de que me vienen siguiendo. Es un auto azul metálico que brilla bajo las luces de las farolas de la ciudad. Los vidrios están polarizados, por lo que no tengo idea de lo que contiene en el interior. Al parecer es solo un auto, aunque de igual forma continuó avanzando por algunos minutos por diversas calles aleatorias para poder saber cuántos son los que vienen tras de mí y planear mi estrategia; ¿Debería huir hasta tener refuerzos o puedo enfrentarlos yo solo? Giro tres esquinas más, y decido que es solo un auto, pero no tengo idea de lo que planea. ¿Por qué seguirme para todos lados? ¿Estoy dirigiéndome a una trampa?
Aprieto el botón de comunicación en el auto y pido llamar a Škoda. La voz del auto me hace esperar seis tonos antes de que me acepten la llamada.
—Joder, dime que no se va a volver tu maldita costumbre y estás ebrio de nuevo. No quiero tener que ir a recoger tu culo— me gruñe la voz somnolienta de Skyle al otro lado.
Miro la hora extrañado, y me sorprendo de ver que son más de las tres de la madrugada. No tengo idea como es que de ser las doce de la noche llegamos a este punto. También me sorprendo de saber que Skyle estaba durmiendo y no de birras como cada fin de semana.
—Necesito que te asomes por la ventana— le pido, él solo me responde con un ¿Eh? totalmente confundido. —Asómate por la ventana, Skyle. Dime si hay algo extraño en los estacionamientos.
Lo escucho gruñir y comienzo a gruñir yo también, tan solo estoy dando vueltas por calles sin sentido, si sigo así mi perseguidor no tardará en darse cuenta de que algo anda mal. Siento pasos pesados y también el correr de las cortinas.
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Editado: 02.12.2020