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Julio 7, 2017
19:46

| Kylan |

Nuestra relación fue muy inestable desde un principio. Salió de la nada, creció en base a mentiras que mantenían a salvo nuestros secretos. Por eso he aceptado relativamente tranquilo nuestra separación, porque si alguna vez queremos volver a estar juntos, tendríamos que volver a empezar, desde cero, pero esta vez solo con la verdad. Siendo totalmente sinceros.

Pero no se puedo hacer todo en un solo día, se necesita tiempo, porque lo que cargamos en la espalda lo amerita.

Pero a veces siento que el tiempo y el espacio que nos estamos dando, solo nos aleja más.

Cuando ella apareció en mi vida, poco a poco los recuerdos y temores comenzaron a disminuir en prioridad dentro de mi cabeza, todo ellos comenzaron a ser aplastados por la vida de Tyee. Y viví tan bien, que cuando ella se fue y todo regresó, había olvidado lo que debía hacer y comencé a sufrir. La pasé muy mal, pero de alguna forma, con el tiempo, estaba aprendiendo a vivir con ello. Supongo que el dolor se hace más fácil de soportar cuando cargas con toda la culpa. Esa pesa mucho más. Pero entonces la tuve, y patéticamente me di cuenta de que ni siquiera era necesario mucho de ella para que mi mundo volviera a ponerse de cabezas. Mucho menos lo fue que me liberara de la culpa, que era lo único que me mantenía a flote. Luego de lo que paso en mi auto, jodió lo poco que habíamos avanzado. Me dio poco, pero se sintió bien, y cuando volvió a quitármelo, casi me desmoronó. Aquel día en el hospital parecía que todo comenzaba a marchar sobre ruedas nuevamente. De verdad creí que parte de ella estaba lista para seguir. Y luego al día siguiente todo se va a la mierda nuevamente.

Lo peor esta vez, es que no me ignora, simplemente se siente como si una parte de ella se hubiera roto mucho más. Como si hubiera sufrido una gran pérdida. Algo falta en ella. Ese brillo, esa agria vitalidad. Pero no dice nada.

La veo allí de pie, en medio de la nada. Su pelo calabaza brilla a la luz del sol, como si intentara mezclarse con el atardecer, concentrada en lo que sea que le da vueltas por la cabeza. Porque sé que aun cuando no lo demuestra, siempre está pensando en algo, recordando, sufriendo. Lo sé porque la conozco, y porque es lo mismo que me pasa a mí.

Un pasado difícil no se supera, jamás se olvida. Simplemente se aprende a vivir con él.

No estoy completamente seguro de lo que debería hacer. ¿Ir? ¿Interrumpirla y hablarle? ¿Dejarla en paz? Pero al final dejo de pensarlo mucho, porque sé que no importa cuantas veces me lo pregunte y me lo plantee, terminaré haciendo exactamente lo que quiero. Me acerco hasta ella silenciosamente, y no porque quiera asustarla o algo, simplemente porque estoy disfrutando el silencio y la tranquilidad de este lugar tanto como ella.

—¿En qué estás pensando?— le digo cuando estoy lo suficientemente cerca como para que me escuche, pero no tanto como para que sienta que estoy invadiendo su privacidad. Lo último que quiero es que se enfade conmigo y comience a discutir antes de que siquiera alcance a captar algo de lo que le está sucediendo. Aun así la asusto. Se da vuelta y retrocede dos pasos de mí.

—¿Qué haces aquí?

Ha cambiado y madurado mucho, pero no creo que alguna vez vaya a poder sacar de ella la desconfianza y las murallas de protección que alza ante el mundo. Las había bajado conmigo, luego las subió y las volvió a dejar caer, pero a veces no puedo darme cuenta de que incluso así, parece que hubiera mantenido una transparente, y menos gruesa, pero que cumple exactamente la misma función. Apartarla de todos.

—Quiero saber cómo estas, la caída, la bala... todo— mi respuesta parece aliviarla, pero me preocupa mucho más. Lo que sea que le paso, debe ser algo malo como para haber cambiado tanto conmigo, y como para comenzar a cambiar tanto también ella misma.

—Estoy bien... están bien— le vuelve a dar una calada al cigarro en su mano, retiene el humo en la boca y solo lo libera cuando cierra los ojos y alza el rostro al cielo.

—Hace mucho tiempo que no te veía fumar.

—Intentaba dejarlo.

—¿Que paso?

Abre los ojos y vuelve a mirarme. —Supongo que siempre terminamos volviendo a aquellos vicios que mejor nos matan.

Por un segundo, por la intensidad en su mirada se perfectamente que le está dando doble sentido a su frase, que se está refiriendo a mí. Al siguiente se me queda mirando en silencio, como si no estuviera consciente de lo que está diciendo, o ni siquiera de que estoy justo frente a ella.

—¿Sucede algo?— frunzo el ceño, ella pestañea dos veces.

—No. ¿Por qué?

—Porque es como si ni siquiera estuvieras aquí— tras un silencio que perdura unos minutos, sé que no va a decir nada más, así que continúo hablando. —¿Las he cagado nuevamente?— ella me sonríe de medio lado, se voltea nuevamente, le da otra calada al cigarro y dirige su mirada hacia donde mismo estaba antes.

—Las única que las ha cagado aquí he sido yo.

—¿A qué te refieres?— se queda en silencio nuevamente mientras suelta el humo. No sé si está pensando en que va a decirme, como va a decírmelo, o simplemente volvió en sí misma y no va a decirme nada.

—¿Te das cuenta de la cantidad de idioteces que he cometido este último tiempo?— responde después de otro rato. Lo que más me sorprende, es no sentir esa necesidad de soltar una respuesta arrogante, como siempre. Y sé que es una respuesta de mi cuerpo al estado en el que la veo. Como si estuviera muerta en vida.

—Todos nosotros vivimos cometiendo errores, T. Es lo mejor que la vida nos ha enseñado a hacer.

—No quería perdonarte— comienza, ignorando lo que le dije. —Ya no estaba herida, pero mi orgullo no podía permitirme hacerlo tan fácil. Y lo único que conseguir fue crear un ridículo tiempo en el que acabe fijándome en Blake.

Esta vez decido no abrir la boca para contradecir sus pensamientos, ella en estos momentos no quiere consejos, solo necesitan que la escuchen. Si eso es lo que la hará sentir mejor, estaré toda la tarde aquí de ser necesario.