Perfecto Mentiroso | Titanes 2 |

| 041 |

Julio 10, 2017
10:35 am

| Kylan |

Se está quedando dormida sobre mi hombro, y aun así cada vez que cabecea, vuelve a levantar la cabeza y mira hacia el frente, esperando que esa puerta se abra y aparezca el doctor a decirle algo. Lleva así la última media hora. No se da por vencida. La veo frotar sus manos en los vaqueros por décima vez desde que nos sentamos aquí, las vuelve a mirar y luego las empuña y las lleva a su espalda, como si intentara esconderlas. las intenta esconder, como si pudiera sacárselas del cuerpo o algo parecido.

—Puedes descansar en mi hombro— ella levanta la cabeza y niega.

—En cualquier momento puede salir.

—Yo puedo despertarte.

Vuelve a negar. —No, no puedo.

Mira al frente y luego otra vez sus manos, mantiene allí la mirada aterrorizada, casi como si viera que su piel se cae a pedazos sin razón. Pongo mis manos sobre las suyas y rompo la ilusión; pero no digo nada al respecto, porque si ella quiere hablar sobre ello, va a decírmelo. Las acaricio lentamente para intentar aliviar su mente, ella suspira profundamente, cierra los ojos y espera un momento antes de volverlos a abrir.

—La veo allí— confiesa por fin, y me quedo sin aire por ello. No espere que lo hiciera tan pronto, ni que me hiciera sentar tan desesperado. —La sangre. Sale de la nada, baña mis manos y se escurre entre mis dedos. No sé cómo detenerlo.

Sus manos esta vez esta limpias, al igual que su cara, pero su cabello está pegado y desordenado por la sangre de los demás. Va vistiendo una de mis sudaderas, porque cuando la encontré estaba solo en un top. La primera impresión que tuve de ella cuando salió por la puerta de la sala del hospital, me horrorizo por completo. Manchada por completo de sangre, con una herida abierta en el hombro y la otra a medio cerrar en su cara. Medio desnuda, aterrada, casi ida. Parte del alma me volvió al cuerpo, porque al fin la tenía junto a mí, estaba viva, pero no bien.

Se suelta de mis manos y acto seguido se pone de pie, nerviosa.

—Supongo que me lo merezco.

Frunzo el ceño. —¿A qué te refieres?

—Por no haber podido salvarlos. Viviré toda mi vida viendo su sangre en mis manos.

Frunzo el ceño. —Tú no tienes la culpa.

—Yo no debí haber salido viva de allí. Ellos sí.

—¿Que mierda estás diciendo?

El que se pone de pie esta vez soy yo, y lo hago de asombro. No sé cómo tragarme lo que está diciendo, estoy a punto de perder los estribos. El elegir la muerte es el camino fácil, es un acto egoísta y para completos cobardes, porque solamente los beneficia a ellos. Les quita las cargas y las preocupaciones, los libera, pero todo eso se lo pasan a alguien más, a las personas que aún continúan viviendo. Los que quedamos aquí somos quienes tendrán que lidiar con su muerte, tendrán que extrañarla, sufrirla y llorarla. A veces la muerte nos asusta, pero si te paras a pensar en todo lo que conlleva vivir, te darías cuenta de morir es mucho más sencillo.

¿Es que de verdad no se da cuenta de lo valiente que fue? Está claro, murieron tres de sus amigos en menos de un día, es algo que la va a dejar marcada para siempre, pero salió viva de allí y arriesgó todo para salvar a alguien más. No cualquiera hace eso.

—Fue mi culpa— comienza volteándose a verme. —Blake murió por protegerme, y él aun estaría vivo si yo le hubiera hecho caso y me hubiese quedado en el hoyo— veo la primera lágrima deslizarse por su mejilla, pero el gesto que hace luego de secarla con su manga, me deja más que claro que está remplazando su pena por rabia. —Hice la mierda que quise otra vez, y mira como termino. Volví a cagarlas— gruñe. —¡Soy una maldita idiota!

Quiero comenzar a gritarle de vuelta, contradecirla y hacerle saber lo furioso que me hace sentir la manera en la que piensa. Siento la necesidad de hacerlo, porque de pronto me siento traicionado, por siquiera considerar su muerte. Pero es el dolor en su expresión lo que me detiene, y me doy cuenta de que tan solo está dejando que sea él quien hable. En estos momentos me necesita más que nunca, más de lo que podría reconocer.

—Vale tienes razón. Es tu culpa— ella inspira y me queda mirando un tanto sorprendida. —¿Pero qué pasa con Hall? ¿Es su muerte tu culpa también? ¿Y a tu otro amigo lo mataste tu? ¡¿No hubieran baleado a Heckler si no hubieras estado allí?!— finalmente terminó gritando de igual manera. —¡¿Quién hubiera salvado a Heckler si tú no hubieses ido?!

A nuestro alrededor algunas personas nos están mirando, otras fingen no escucharnos mientras fijan la mirada en algún otro punto. Tyee ni siquiera tiene palabras para responderme. Me mira en silencio, tranquila, pero temblando.

—Si tu no hubieses estado allí, probablemente a Blake lo hubieran baleado por proteger a otro chico, y él hubiera muerto luego por otra bala. Hall hubiera muerto de cualquier manera porque no había nada que hacer. Quizá otra persona hubiera ocupado a esa chica de chaleco antibalas, ¿Y sabes qué? Probablemente Heckler también habría muerto, porque no podría conducir fuera de allí con el estómago cayéndosele a pedazos— vuelvo a guardar silencio e inspiro para recuperar todo el aire que pierdo cada vez que intento no seguir gritando todo eso. —Vale, Blake murió protegiéndote, pero lo hizo porque quiso, porque te amaba, al igual que yo. Y eso es lo que hacen las personas que te aman, te protegen.

Me tiro de vuelta al asiento, derrotado, de pronto. Como si sintiera que quien perdió algo hubiera sido yo. Vuelvo a sus ojos, aun inexpresivos.

—Ese que está allá adentro es mi hermano, y si Blake no se hubiera sacrificado por ti, los habría perdido a ambos.

La confusión es evidente en su rostro al principio, luego le sigue una ligereza mientras procesa mis palabras, y al final la pilla el asombro. Abre los labios para inhalar, y como si quisiera decir algo, pero no consigue soltar mucho.




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