Perfecto Mentiroso | Titanes 2 |

| 042 |

Julio 10, 2017
16:24 pm

| Tyee |

Miro a Vike, Dallas y Millán junto a mí. Se han quedado para hacerme compañía desde que Kylan tuvo que dejarme para ir a investigar un poco más sobre todo lo que está pasando.

Desde lo sucedido con sus padres, los chicos se han estado quedando en Alph sau. Kylan compro un departamento para ellos, pero no se mudarán allí hasta que sepamos que están seguros. Aprovecharan las vacaciones de verano para comenzar todos lo papeleos del cambio de identidad, de universidad y todo lo que estaba implicado a su antigua vida. Hasta el momento nadie ha intentado contactarlos.

Solo después de unos minutos a su lado soy realmente consciente de que Dallas no está aquí solo por mí, sino que también porque el que esta allá adentro es su hermano. Ni siquiera ha podido pasar bien el luto, antes de que la vida le lance otra prueba.

Me giro a mirarlo; esta callado, tranquilo, casi ni siquiera se mueve. Tiene la mirada perdida en algún punto del hospital, pestañea lentamente, como si cada parpado le pesara el doble. Y aunque quizá la gente piense que no está sufriendo y que eso es bueno, a mí me preocupa más verlo en ese estado, yo preferiría que estuviera llorando. Temo que este acumulando toda su pena en el interior, que no la deje salir y se acostumbre a ella. Eso es lo que pasa cuando llevas mucho dolor por dentro; se te hace tan normal sentirlo, que luego ya no sabes diferenciarlo. Lo peor es que incluso cuando no lo sabes, tu interior se sigue llenando, e inevitablemente llegará un momento en el que debas explotar.

—Voy por café— nos dice Vike. Dallas asiente sin mirarla y yo intento sonreírle en agradecimiento.

La veo alejarse a paso lento y en silencio, como si ella también cargara el luto.

—Siento no poder haber hecho más— le susurro. Porque siento que seguir cargando con eso en el pecho, me va a separar mucho de él.

Dallas levanta la cabeza e incrusta sus ojos grises en los míos, como si solo entonces se diera cuenta de que estoy a su lado. Lleva el pelo algo desordenado, aunque en general se parece mucho al estilo alocado que siempre suele llevar.—Tyee, tu salvaste a mi hermano.

—Pero podría haber evitado la segunda bala si...

—No es tu culpa que lo hirieran— me corta. Trago saliva. Él se endereza un poco y toma mis manos entre las suyas. —Tu hiciste por mi hermano algo que no muchas personas habrían hecho. Arriesgase tu vida solo por salvar la de él, y si eso no es suficiente... Créeme, nada lo sería.

Hecho una mirada a su hermano un poco más allá,  quien me envía una sonrisa sincera. Va vestido con el mismo estilo de buzo que lleva el menor de los Hooligans, pero su cabello rubio esta cuidadosamente peinado hacia el lado derechos de su cabeza. No respondo nada más, porque escucharlo decir eso ha calmado muchas de las inseguridades que llevo dentro. Apoyo mi cabeza en su hombro y cierro los ojos para permitirme respirar por un momento. Hemos estado esperando, esperando y esperando. Salió de cirugía, pero aún no se sabe cómo va a reaccionar a los tratamientos. Dicen que está fuera de peligro, pero no a salvo aún.

Vuelvo a abrir los ojos al sentir unos pasos acercarse a nosotros, y estoy lista para recibir el café de Vike. Pero a quien veo en frente no se le parece en lo absoluto. Va con el mismo traje de combate del día de ayer, aunque su rostro está más sucio y algo magullado. Porta una falsa expresión de culpabilidad en el rostro que me enciende hasta la última gota de furia que me queda en el interior.

—¿Qué haces aquí?— pregunto poniéndome de pie instintivamente. Los chicos hacen lo mismo, pero de principio mantienen la distancia. No se interponen, pero tampoco parecen temerle.

Él pasa su mirada de mi a la puerta de urgencias bastante nervioso y de vuelta. Tartamudea un poco antes de responder.

—Me dijeron que Heckler estaba acá.

Trago mi saliva intentando que baje también la rabia que se me acumula en la punta de la lengua. Aprieto el puño derecho y busco la Karambite con la mano izquierda, solo por instinto. Koch es un cobarde, pero también es excelente con las armas y ahora ya no confió en él, mucho menos si lo tengo en la misma habitación que los chicos. —Vete.

—Quiero verlo.

—No tienes ningún derecho.

—Yo...

—¡Que te vayas!— empujo su cuerpo.

—¡Él también es mi amigo!— me grita, y toma mis manos para impedir que le siga empujando mientras al mismo tiempo me tironea un poco.

Enseguida Dallas se interpone entre nosotros, reteniendo en mi lugar para evitar que me tire con él cuando lo empuja. Millán, quien es más alto que su medio hermano, se interpone entre ellos, listo por si Koch quiere hacer algo en su contra.

—Tú no sabes lo que es tener amigos— rezongo, soltando cada palabra con una pausa peligrosa.

—¿Quién es este tipo, Ty? —pregunta Dallas.

Miro a Koch a los ojos, sus malditos ojos, y ahora entiendo porque son de ese color, tan negros; porque transmiten todo lo que tiene dentro. Esta completamente podrido.

—El tipo que abandonó a tu hermano para salvar su culo.

Lo siguiente que se es que Millán le estampa un puñetazo que le da vuelta la cara, y sé que lo hace en lugar de su hermano, porque Dallas no es de ese tipo de personas que ocupa la violencia.

Koch retrocede sorprendido sujetándose la mandíbula, pero veo adrenalina brillar en sus ojos. Desenvaino la Karambite, me interpongo entre ellos, y desvió el puñetazo con el que iba a responder. Me acero a él, casi apegando nuestros cuerpos, con una mano sujetando su brazo y la otra con la punta del filo de la cuchilla en su abdomen, presionando un poco para que sepa que está ahí, pero la oculto de la vista de cualquiera que esté a nuestro alrededor.

Bajo la mirada, hasta su otro brazo, pendiente a cualquier movimiento que pueda hacer en contra.




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