Perfecto Mentiroso | Titanes 2 |

| 048 |

Julio 26, 2017
18:55 pm

| Kylan |

Estoy a tan solo segundos de no alcanzar a afirmar a Tyee cuando ella se desmaya y cae hacia atrás. Estoy a centímetros de no poder evitar que se golpee en la cabeza contra la muralla.

—¡Tyee!— gritó primero, pero luego me descubro a mí mismo sollozando también. Sintiendo que lágrimas se derraman por mis ojos sin previo aviso alguno, rápidas y totalmente dolorosas. Toco su rostro esperando a que despierte, pero ella apenas parece estar respirando. —Tyee...

—Hey, hey, Honey— la llama Dallas, y le golpea el hombro intentando que despierte.

—Joder, no— susurro.

—¿Dónde estás?— le grita Millán a Jhon al teléfono.

—Clínica central— susurra.

—Debemos irnos.

—Si, claro— respondo, intentando mantener mis pensamientos en un solo lugar. Mi hermano le corta a Jhon indicándole que vamos en camino. —Ve... Ve por el maldito auto.

Le entregó las llaves y veo a mi hermano correr puertas afuera. Millán me ayuda a mover las mesa para despejar el camino. Con mis manos temblando tomo a Tyee entre mis brazos y salgo de allí caminando lo más rápido que mi cuerpo me permite. Siento como que la realidad se distorsiona, igual como si estuviera drogado. Veo un túnel hacia la puerta por el cual me estoy dirigiendo, pero todo a su alrededor luce borroso, como si yo fuera a una gran velocidad. Tengo los oídos tapados, el ruido se apaga por completo, no oigo nada más que el sonido de mi corazón latiendo a gran velocidad. No hay nada más en mi camino, que yo y Tyee desmayada en mis brazos.

Llegó fuera justo cuando Dallas estaciona frente a la entrada con un fuerte frenazo del auto.

—¡... te puedes ir sin pagar!— me gritan a la espalda.

Casi tiritando me doy la vuelta a mirar, pero lo hago solo por instinto, porque ni siquiera soy consciente de eso.

—La chica se desmayó, ¿Es que no te das cuenta?— le grita Millán, abriéndome la puerta del auto para meterme dentro con ella. El chico nos mira como si solo entonces la viera. Su voz tiembla cuando comienza a hablar de nuevo.

—Aun así...

—Ten...— él saca dinero de su bolsillo y le estampa el puño en el pecho antes de dejarlo caer. —Cierra tu puta boca y vete a la mierda.

Lo veo salir corriendo a buscar su auto y Dallas espera hasta que lo ve aparecer por atrás para comenzar a conducir. Acelera a toda velocidad, más de lo permitido. Las ruedas chillan cada vez que tiene que detenerse.

Toco el rostro pálido de Tyee suavemente intentando que despierte, pero no reacciona. Casi parece muerta, y yo siento que de a poco voy muriendo con ella. Comienzo a lanzarle un poco de aire y abro la ventana para ventilar el interior mientras mi hermano sigue conduciendo.

Veo los párpados de Tyee temblar un poco y sé que poco a poco está despertando. Se mueve un poco y tiembla hasta que finalmente abre los ojos. Veo todo a través de ellos, con la mezcla de colores de sus pardos tiritando como su hubieran cobrado vida. Primero parece confundida, y luego inundada por la realidad. Busca negación en mi mirada, pero creo que en estos momentos estoy tan desarmado por dentro, que no podría ocultárselo aun si quisiera. Su rostro se contrae en dolor en cuanto lo entiende y hace una mueca.

—Detén el auto— le ordeno a Dallas.

—¿Que? ¿Por qué?

—Va a vomitar.

—Voy a vomitar— dice ella. Dallas se para justo a tiempo para que ella abra la puerta y comience a votar toda la comida.

Lo sabía.

Le afirmó el cabello y sobo su espalda mientras maldigo por dentro. El sonido de sus arcadas se combina con llanto, con quejidos, como si le estuvieran arrancando las entrañas por la boca. Y sé que es porque le duele todo por dentro. Tose un par de veces más e intenta limpiarse la boca con las mano, pero está temblando, ni siquiera es capaz de afirmarse apropiadamente para evitar irse de frente, está dependiendo totalmente de mí. Le hago entrega de una de mis playeras que siempre llevo arriba del auto y limpio su rostro con ella. Tiene los ojos rojos, cristalizados, pero se perfectamente que no se debe al vomito, está llorando.

—No puede ser cierto— murmura, volviendo a acomodarse entre mis brazos. Acaricio su rostro, no puedo evitar soltar lágrimas también.

—Lo siento— susurro, cambio mi mano hasta su cabello y me distraigo en él, intentando dejar de llorar

Tirita, pero aparte de eso, no se mueve en lo absoluto. Mira al exterior perdida en sus pensamientos, en silencio, casi sin siquiera respirar. Pero en cuanto Dallas detiene el auto, ella sale corriendo, y nos hace seguirle el paso.

Choca con el mesón por el impulso, incapaz de detenerse, pero no abandona su lugar hasta que le dan la dirección de la habitación de su amiga, y vuelve a correr. No se detiene por aire, y aun si estuviera cansada, no lo hace notar. Mi condición me permite correr a su lado, pero Millán y Dallas se han quedado atrás. Mira el nombre de su amiga pegado en el tablero de la habitación en la puerta. Solo entonces ya no parece tener ninguna prisa. Se queda allí, con las mano quita en el aire frente al pomo. Esta temblando notoriamente, su miedo se expele por cada poro, como si creyera que al abrir todo esto se volverá realidad. Como si  no lo fuera ya. Me acerco a ella, pongo una mano en su hombro y le intento transmitir algo de seguridad, aunque sea un poco de confianza. Y funciona. Solo entonces realmente abre.

En el interior solo hay dos personas. Jhon sentado en una silla y su amiga acostada en la camilla con ojos rojos. Ambos nos miran en silencio, tristes, cargados de dolor.

—Vike...— susurra. Y como si esa fuera una palabra en clave, ambas rompen a llorar.

Se acerca hasta su amiga y se tira para abrazarla. Entre tantos cables y la poca energía que ella debe contener, ni siquiera es capaz de abrazarla de vuelta, pero intenta al menos alcanzar su mano.




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