Perfecto Mentiroso | Titanes 2 |

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Julio 26, 2017

T:

Ni siquiera sé cómo empezar. Supongo que podría decir, «Lo siento», pero si estas leyendo esta carta, es porque no estoy, y no hay manera en el mundo en que puedas perdonarme por dejarte sola. Me lo dijiste, ¿No? me necesitabas contigo, me hiciste prometértelo, y una vez más te fallé. ¿Cuántas van ya? Supongo que unas «incontables» podría ser la palabra perfecta.

Que perfecto desastre.

Al menos, y si es que esto siquiera tiene sentido, si lees esto, es porque aún sigues con vida, aun no has cometido las más estúpidas de las decisiones. No, no le pongas esa ceño a mis letras, que ellas no tienen la culpa de nosotros. Pero te conozco, a ti, tu mal carácter y tu impulsividad, y sé que eres capaz de hacer lo primero que sienta tu corazón, por eso tengo tanto miedo.

Supongo que voy a decirlo de todas formas; lo siento. Lamento haberte hecho pasar por esto otra, vez, porque sé que has tenido más que suficiente. Debería estar a tu lado, besándote, despertando contigo cada mañana. Pero ahora soy solo un recuerdo, ¿No? porque espero que siempre me recuerdes. Lamento primero que todo jamás haberte dado un verdadero adiós, uno frente a frente, de esos que te merecías. Lo merecíamos. Me habría gustado pasar la noche entera contigo, abrazándote, haciéndote el amor. Pero también supongo que eso habría sido imposible; a nadie le gusta las despedidas, mucho menos aquellas que sabes que serán las ultimas. Ese es el punto de esto; sé que si te hubiera contado que aquella noche me iba para comenzar la guerra, jamás me habrías dejado ir... No, miento, no es así. Tu habrías insistido en ir conmigo, y por supuesto que habrías ganado. ¿Cuándo no? Siempre sabes cómo salirte con la tuya, joder. Mi única ventaja era hacerlo sin que lo supieras. Porque sin importar como, habrías terminado a mi lado, arriesgando tu vida por mí una vez más.

Bueno, por todos. Porque así eres tú, un salvavidas para todos.

Y allí es donde parte el segundo punto de mi decisión, el peligro. Se lo que estás pensando, me lo dijiste muchas veces; «Necesitamos dejar de cuidar del otro y comenzar a cuidar el uno del otro». No creas que me he olvidado, lo tengo más que presente. Pero es que si nos enfocamos en nosotros, ¿Quién los cuida a ellos?

Nos han quitado tanto, joder, que jamás nos quiten a ellos. No los conozco, y ya no podré hacerlo, pero si ellos están dentro de ti, es razón más que suficiente. Los amo. Te amo.

No te puedo pedir que prometas nada, no tendría derecho. Le hemos quitado el valor a esa palabra, porque terminamos rompiendo las promesas incluso más que las propias reglas. Pero si te pido algo, y es que vivas y los dejes vivir. Que si de verdad mueres por mí, que vivas por ellos. Que vivas por ti. Por qué no eres la única, no estás sola. Te quedan tantas personas al rededor incluso cuando no te das cuenta, y todos ellos también te necesitan.

Vive para bajarle los humos a Jaeden, para enseñarle a Jhon sobre diversión, para hacer madurar a Skyle, y para ayudar a crecer a Dallas y Millán. Vive para apoyar a tu amiga, y vive por aquella que murió en tu lugar. Por Ian, que estoy seguro de que no querrá verte en el otro mundo hasta que te salgan canas y se te caigan los dientes. Hasta que los hijos de nuestros hijos te llamen abuela y tú les dejes un legado de malas palabras.

Supongo que podríamos resumir nuestro encuentro en un contaste peligro, en peleas, secretos y buen sexo. La «No relación» y los miles de momentos maravillosos que pasamos juntos, aquellos en que mostrábamos la otra parte de nosotros. Amo cada parte de ti-; desde la seria y sarcástica, hasta la oculta; la tierna y preocupada Tyee que se desesperaba con las cosquillas. La malditamente sexy que le gustaba pasearse en tanga frente a mí con unas de mis camisetas despidiendo su perfume como elixir de atracción. No sé cómo lo hiciste nena, pero me ataste a ti. Me encadenaste a tus pies y no pude huir más. Tenía la llave frente a mí, pero siempre escogí hacerme el ciego. No me arrepiento de ello.

Creo que al final simplemente puedo decir que te amo. Y no importa cuantas veces te lo haya dicho antes, podría haberlo recitado cada mañana y cada noche antes de irme a dormir, y jamás cambiaría, porque jamás podría encontrar las palabras necesarias para describir todo esto. Eres grandiosa Tyee Smith, una mujer completa de pies a cabeza, y tuve la fortuna de tenerte solo para mí. Sé que la jodí nuevamente, que desperdicié otra de tus invaluables oportunidades y te perdí otra vez. La diferencia es que esta vez sí fue la última, y siento mucho que acabara así, créeme que lo siento. Nunca quise tanto vivir, que como cuando comenzaste a caminar frente a mí. En ese instante supe que no podía quedarme atrás.

En un principio me acerqué a ti porque vi el desastre que dejabas a tu paso. Te estabas ahogando, pero tampoco parecías querer salir a flote de nuevo. Yo había estado así; me autodestruí para no dejar que los problemas lo hicieron. Y termine mucho peor. Quería salvarte de eso, de ti misma. Pero muy tarde me di cuenta de que en realidad no necesitabas a nadie que te salvaras. Podías tu sola con ello. Finalmente fuiste tu quien me salvo a mí de ese caos de mierda en el que ni siquiera sabía que estaba sumido.

Creo habértelo dicho antes, Ty. Pero eres jodidamente increíble.

Siempre dijiste que eras un error, que juntos éramos destrucción, y debo decirte una vez más, que tienes razón. Somos piezas rotas de unas vidas flotantes, pero rotos es la única manera en que podemos conectar. Nada se puede completar si no está ya a la mitad.

Espero que al final de todo encuentres a alguien que sepa valorar mucho más que yo las oportunidades, y que ojalá nunca llegue a pedir más que la primera. Le duele a cada parte de mi soltar esto, pero siempre antes de mí, estarás tu. Quiero que sepas que no importa que hice, mis errores siempre fueron intentando protegerte, mantenerte a salvo. de mí, de todo. Fracase miserablemente, y no porque no pude cuidarte, sino porque nunca termine de aceptar que tu si vales por ti misma. No es que no creyera en ti, es que no confiaba en la suerte. Jamás me gustó la idea de dejarle tu vida en sus manos, sé que le gusta jugar con las cosas valiosas.




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