Perfecto Mentiroso | Titanes 2 |

| 056 |

Julio 31, 2017
13:24 pm

| Tyee |

Tengo contadas las cosas malas que me han sucedido en mi vida, me las sé de memoria; casi es como contar ovejas cuando no puedo dormir. Solo en caso de que se me olviden y no me acuerde de cuanta mierda he tenido que soportar. Como una forma de motivarme a seguir adelante. Aunque con el paso de los años la he resumido en aquellos hechos que marcaron un antes y un después y que jamás cambiaron.

Partiendo por el hecho de que crecí en un orfanato, perdí a mi madre adoptiva, luego me vendieron a un prostíbulo, mataron a una de mis amigas y al final me metieron a una mafia. Luego matan a tres de mis amigos, en un día, como si nada. Atentaron contra mi vida al menos unas cinco veces, y con la de mi mejor amigo dos más. También con la de Jhon, la de Jaeden e incluso la de Kylan, hasta que al final consiguieron matar a mi hermano.

Cosas horribles, entierros eternos; siento que unos se conectan con los otros y que jamás dejo de sepultar personas. Pero al final del día, cuando pienso en el final de mi lista y me detengo, llego a la conclusión de que jamás, nada en el mundo, fue más fuerte que ver a mi hermano tras el cristal del ataúd.

Si, mi hermano. Que sangre ni que nada, que eso de los ADN no es más que mierda, que nadie conectado a ella significa que es más importante que otra persona. Somos desconocidos para todo el mundo, y de desconocido formamos más desconocidos. Que he aprendido más de personas que conocí en un año, que de aquellas que estuvieron tres. Puedes formar lazos de cristal o inquebrantables con quien sea, en el tiempo que sea y de la forma que sea, y créeme, vas a sufrir tanto decepciones, como el más completo cariño. Nada asegura nada. Las relaciones se basan en sentimientos, no en tiempo.

Si alguien me sale alguna vez con que eso de que los lazos de sangre son fuertes, le diría desde ya, que puede tomar su opinión y metérsela por el culo, a ver si la caga como la mierda que es. Y no, no lo digo por el hecho que no tengo a nadie en el mundo que sea de mi sangre, no lo digo porque mi madre me abandonó antes de siquiera conocerme. Lo digo porque lo he visto, lo hago cada día con los Titanes, con la unión de hermandad que comparten Dallas y Millán. Porque lo he vivido. Y malditamente no soy la única. El padre de Ian era biológico, y lo mando al infierno de la misma forma que lo hizo conmigo, e incluso lo hizo primero.

No tenía familia sanguínea, pero lo tenía a él y creo que fue más que suficiente. Significó más en el mundo que cualquier otra persona. Ese chico que me saco canas arcoíris, el mismo que me sobre protegía, me cuidaba y me quería. Quien jamás me abandonó. Y así como el, muchos más. Todos los Titanes, los Hooligans y Vike. Y sé que nadie entenderá jamás porqué arriesgue tanto por ella, porqué la perdone, si al fin y al cabo, en parte por ella acabe en BlackHand también. Pero es que al pensar en ello te das cuenta de que no es más que mierda. Me dejó sola por algún tiempo, Pero ¿Y qué? Ella estuvo conmigo durante los siete años que duró mi tortura, y durante los 3 que le siguieron fuera. De un lado para otro, en todas. Vivimos tanto, que tropezar con piedras a este punto de nuestras vidas, nos hace volar.

Entonces, cuando he caído tan bajo, me doy cuenta de que este es el verdadero infierno. Que los otros no fueron más que peldaños dándome el descenso.

Skyle cierra la tapa del ataúd, y sé que se ha dado cuenta de que no puedo despegar mi vista seca del cristal. Me abraza, y acaricia mi hombro, levanta la cabeza nuevamente y detiene la mirada en el cura frente a nosotros, quien está dando su discurso y leyendo algún versículo de la biblia; pero no soy capaz de ponerle atención. Estoy en un completo blanco, como si mis oídos se hubieran taponado; la misma sensación que da cuando vas en una avión a miles de pies de altura. Miro los rostros llorosos de las personas a nuestro alrededor, todos aquellos que lo conocían, muchas personas. Todos vestidos de negro, quietos, mirando el suelo. Y al final, vuelvo a la nada. No estoy llorando, pero no es porque no sienta nada, es porque en estos momentos lo estoy sintiendo todo, y no sé como expresarlo.

Despierto de mi transe porque Skyle me suelta, y me deja con los brazos de Kylan. Lo veo caminar lentamente hacia adelante y situarse en el lugar donde estaba el cura, así que sé que viene el momento de los discursos.

Su cabello se ve mas claro en el contraste con el traje negro, pero su mirada cargada de tristeza por el contrario, se ve más oscura.

—Eras tan cerrado, joder— Inicia, mirando el ataúd cerrado y hablándole a Ian dentro de él. —Yo era un crio llorón a tu lado, que parecías haber vivido cincuenta años, tío— sonríe, pero por su mejilla le recorre una lagrima. —Gracias, eh. Por cuidarnos, guiarnos, y no dejar que nadie nos pasara a llevar. Por prohibirme todas las malas ideas, las diez que tenía por día, o salvar mi culo cuando ya las había hecho. Joder, hombre, gracias por enseñarnos tanto.

Y continuó haciéndome pequeña, porque con cada palabra que suelta siento que me desplaza los trozos del alma que aun mantengo en el interior. No hago sonido alguno, y es que me siento completamente inexistente.

Los chicos continúan dando discursos, uno por uno, apoyándose en ese improvisado pedestal de madera y despidiéndose también. Hablan de los buenos momentos, de los malos y de los peores, y al final, todos le agradecen. Pero los únicos que se paran allí delante, son los que nosotros autorizamos, ni más ni menos. Y es que no quiero escuchar las palabras de nadie más que de aquellos que sé que son reales. Que aquellos discursos que salen una vez que alguien ha muerto no me hacen llorar, me parten la madre. Porque cuando alguien ya no está, es cuando todos tienen buenos sentimientos hacia esa persona.

Cuando mi turno por fin llega, camino a paso torpe y mi sitúo al frente, pero siento que no sé qué decir. 
O quizá hay mucho, y no sé por dónde empezar. Todos están en silencio, me miran, y esperan a que comience. Pero las palabras no salen, estoy aquí, plasmada, con una lucha interna a toda marcha. ¿Y es que como demonios decides cuáles serán las últimas palabras que vas a soltar cuando veas a tu hermano por última vez? Nada es lo suficientemente bueno para este momento, nada podría definir lo que en realidad estoy sintiendo.




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