Perseguida por mi Pasado

Prólogo

Colombia, 18 de Marzo de 2016

La oscuridad de las calles era aplacada por las luces tenues de los postes de luz, los cuales me ayudaron a visualizar al delincuente misterioso que perseguía con tanto esmero. Nunca tuve la oportunidad de ver su rostro, pero estaba segura de que él era el asesino, de que él era el responsable de la muerte de aquel niño inocente. 

Mis piernas comenzaron a protestar por detenerse mientras el sudor me recorría por completo; pero el simple hecho de saber que me faltaban un par de metros me dió el impulso necesario para alcanzarlo.

Me dispuse a retirar la capucha de su chaqueta cuando…

-Buenos días, Juliette-

Comencé a escuchar aquella melodiosa voz repetir esa frase cada vez con mayor intensidad y volumen, logrando que olvide cualquier rastro de aquella persecución que estaba llevando a cabo.

Por primera vez, la fuerza de voluntad ganó la batalla contra mis ganas de seguir durmiendo, por lo cual abrí con dificultad mis ojos debido a la luz encendida de mi habitación.

Murmuré unas cuantas incoherencias antes de levantarme de la cama y dirigirme al baño para comenzar el viernes con el pie derecho.

           Este día será interesante, ¿No lo crees?

           ¿Tú de nuevo? Hace años no te escuchaba, buenos años…

           Qué decirte, simplemente tengo un presentimiento

Decidí ignorar a aquella molesta pero conocida voz y me dispuse a bañarme, vestirme y bajar a desayunar; les dí un beso a mis padres en la mejilla para luego salir de casa corriendo, dándome mi buen golpe en el hombro contra el marco de la puerta de la casa.

           Oye genio… ¿No crees que se te olvida algo importante?

           No creo, tengo mi maleta, zapatos del mismo color (esta vez) y mi celular en el bolsillo

          ¿Crees que la gente tiene una bola mágica para descifrar quién eres?

          ¡Cierto! Vaya modales los míos

 Como pudieron notar al principio, respondo al nombre de Juliette Jones, tengo 16 años, y sí, aunque mi apellido resulte extraño soy colombiana, aunque mis padres son ingleses. Hablando de ellos, sus nombres son Helene y Rick Jones, las únicas dos personas que han logrado importarme lo suficiente como para saber que sin dudarlo, daría la vida por ambos.

Entre pensamientos abstractos y teorías conspirativas noté que ya solo me faltaban un par de cuadras para llegar a la escuela, por lo cual dejo de correr y comienzo a caminar como una persona normal. Al llegar siento como algo, no, alguien me empuja y caigo al suelo junto con mi mochila y mi celular -¡Cuidado por donde caminas, nerd!- perfecto, justo lo que me faltaba para arruinar una buena mañana.

          Creo que habías olvidado mencionar el pequeño detalle de que en el colegio te tildan de nerd inocente a la que pueden molestar a su antojo…

          ¡Oh, gracias! A que no lo habían notado

Luego de pasar por la pena de recoger mis cosas arrodillada en el suelo, entré derecho al aula de álgebra -Ahora que lo recuerdo, dijeron por ahí que el profesor iba a faltar hoy porque tenía una reunión- pienso para mi misma mientras me siento y saco un libro para leer.

Siempre me ha gustado leer, lo encuentro tan efectivo como un calmante para mis momentos de estrés ya que siento que soy transportada a un mundo alterno en el que todo es posible; además, siempre es un buen mecanismo de defensa en contra de aquellos que tienen un maní por cerebro.

Las primeras horas del día transcurrieron con tranquilidad hasta que llegó la clase de literatura…

-Bueno alumnos, hoy les daré tiempo para terminar sus ensayos del libro asignado- dijo la señora Cáceres mientras yo me dedicaba a escuchar música ya que había entregado el ensayo el día anterior. 

-Señorita Jones, la llaman de rectoría- A la media hora, volví a escuchar la aguda voz de la señora Cáceres. Los gritos y silbidos no tardaron en aparecer, ya que nunca había recibido ese llamado, y solo podía significar una cosa: problemas.

-¿Se puede saber para qué me llaman?- Pregunté

-Solo puedo decir que tu padre y la policía se encuentran ahí- soltó a la ligera mientras volvía sus ojos a un ensayo.

Abrí los ojos como platos y me levanté casi que corriendo de mi pupitre para luego salir del aula y dirigirme a rectoría mientras un extraño escalofrío me recorría el cuerpo.

Toqué la puerta de la oficina y al entrar vi un escenario realmente extraño. Ahí estaba Rick, con los ojos rojos de lo que supuse fue llorar y la mirada perdida junto con un oficial de policía que me miraba con lástima.

-¿Qué pasó?- dije bajito al ver todo a detalle... sin saber lo que me esperaba

Papá fue el primero en hablar -Hija, tu madre tuvo un accidente de camino al trabajo y.... ella...- dijo mientras sus ojos se cristalizaron y me abrazaba con fuerza.



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En el texto hay: pasado, adolescente, amor

Editado: 13.01.2020

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