Perseguida por mi Pasado

Capítulo II - ¿¡Chris!?

Entré al parqueadero con la moto y la parqueé cerca a la entrada para no tener que caminar tanto. Me bajé de esta y caminé un par de pasos hasta quedar frente a la entrada del local -Bueno Juls, ahora o nunca- me dije a mi misma en un vago intento de agarrar valor, para luego dar un paso y entrar.

Al entrar vi de reojo a varias personas mirándome, en su mayoría hombres; decidí ignorar aquello y me dirigí a la pequeña recepción que se encontraba al frente mío. Allí estaba sentada una señora le calculo unos 50 o 60 años sentada leyendo el periódico, por lo cual aclaré mi garganta para hablar:

-Buenas tardes

-Buenas tardes señorita, ¿Qué se le ofrece?

-Bueno... me preguntaba si aquí se practica boxeo y si puedo entrenar aquí- le dije tranquila, a lo que ella abrió los ojos como si le fuera a echar gotas -¡mi niña! ¡Pero si estás muy chiquita para eso!- me dijo un tanto ¿Indignada? ¿Preocupada? No lo sé, el caso es que esa frasesita como que me empezó a sacar el quicio pero me contuve y le dí una sonrisa un tanto forzada para contestarle -Señora, usted no se preocupe; pero ¿hay o no?- bueno, puede que la última parte si haya sonado un poco dura pero pues ni modos.

Ella simplemente asintió y me dijo que atravesara el gimnasio, que por el lado de los sacos se encontraba el despacho del entrenador; así que empecé a atravesarlo a paso rápido pero decidido, sintiendo más de una mirada en mi nuca. Al llegar, toqué la puerta ante la mirada atenta de todos y me abrió un mastodonte con patas que me sacaba al menos una cabeza y media -no es como que sea muy alta-. Subí la mirada cuando...

-¿¿Chris??

-¿Juls?

-¡Eres tú! ¡¡Volviste!!- Gritó mientras se tiró para abrazarme con fuerza, a lo que respondí asintiendo con la cabeza y tirándome a sus brazos enroscando mis piernas en su cadera. Estuvimos así como 2 minutos hasta que hizo el amague de soltarme, a lo que me bajé de él aun saltando de felicidad. En ese momento veo alrededor y veo a mitad de gente mirando desconcertados la situación, este es el momento donde mis mejillas parecen un par de tomates y me rio nerviosa.

-¿Te das cuenta la escena que acabamos de dar?-le digo aún roja a lo que asintió sonriendo

-Juls, ¡enana no puedo creer que estés aquí! Te extrañé demasiado, y lo siento por la muerte de Helena-

-Pues aquí me quedaré un buen rato querido Chris, y gracias

-¿Vuelves al octágono?-me dijo con una mirada de cachorrito esperanzado

-¿Por qué crees que estoy aquí genio?

Wow espera genio, la gente no tiene idea de quién es ese man

¿Les explicas tú?

Pues claro, Christian Crawford AKA el mastodonte y Juls la genio se conocen desde que tenían como 5 años (bueeno ella 5 y él 8). Eran vecinos y compañeros de aventuras; tras la muerte de Helena, él ayudo a Juls a adentrarse en el mundo del boxeo entrenándola y consiguiéndole peleas en el Underground. Tuvo que mudarse hace unos 5 meses a Berlín por su madre.

El mastodonte es un tipo marcado sin ser exagerado, ojos verdes que cambian a azul cuando está molesto, cabello castaño oscuro y facciones marcadas. Mide algo entre 1'85 y 1'90 (de ahí lo de mastodonte) y aunque parece agresivo y tiene un cartel de no acercarse pegado en la frente, es buena gente.

Pero que, ¿De casualidad también tienes su expediente médico? Le digo burlona

Hey espera, ¡falta la parte importante!

Nah, dudo que haga falta

El caso, nos quedamos hablando un rato y cuadramos el horario para venir, que quedó en los días entre semana a las 7. Intercambiamos números y me despedí para volver a casa y contarle a Rick sobre a quién me encontré, aparte que debe andar preocupado de donde estoy.

Al llegar a casa, mi papá me amenazó con no volverme a dejar salir si no lo llamaba, le conté lo de Chris y se emocionó tal vez tanto como yo, diciéndome que teníamos que invitarlo a cenar un día de estos; a lo que yo respondí que sí. De paso... no he visto a la novia de papá desde que llegamos, es raro.

Eran como las 7 y 30 de la noche cuando tocan la puerta de la habitación así que medio grito un "Pase" y entra mi papá con una carpeta negra en sus manos, ya me huelo que puede contener.

-Hija... hay algo que debo decirte

-Suéltalo

-El lunes comienzas clases en una nueva escuela- me dice colocándose como en posición de escudo humano para protegerse como si una bomba fuera a explotar

-¡Mierda! ¿¿Y esperaste hasta el domingo en la noche para decírmelo??

-Pues sí, que esperabas... llegamos hoy

-Vale... y supongo que lo que tienes en tus manos es el folleto que contiene mi horario y el registro de que entré en caso que me lo pidan, ¿no?- dije ya calmada

-Emmm si

-Va gracias pa- dije mientras me entregaba la carpeta

-Que descanses muñequita

-Que descanses pa- y con esto salió del cuarto, momento donde empiezo a ojear la carpeta.

-Bueno, Español y Literatura, Historia, Biología, Álgebra... las otras normales, bla bla bla... Educación Física... y ¡oh! ¡Hay electivas!- Dije un poco animada.



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En el texto hay: pasado, adolescente, amor

Editado: 13.01.2020

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