Poeta Absurdo (荒诞诗人 )

- REDENCIÓN -

Quiero iniciar diciendo que lo que vas a leer no es más que mi opinión, no pretendo lograr que tengas un cambio de mente o una revelación existencial, es un texto de desahogamiento, algo que necesito sacar de mi persona.
Nunca había tenido problemas con encontrar mi lugar en la vida, hasta hace unos años vivía en la manta cálida de unas mentiras prefabricadas que me daban respuestas aunque nunca hiciera preguntas, el formato mostrado ante mí era de fácil entender, naces, creces, mueres, hasta cierto punto lo veía como una meta, la muerte era algo que todos debíamos aceptar y aspirar a tener era una forma de descanso eterno brindada para terminar todo ese trabajo arduo que hicimos de vivos. La cultura en la que vivía solamente alimentaba esa idea que tenía acerca de la muerte festejando y recordando a las personas fallecidas que regresaban por un poco de comida, por un poco de esa “vida” que tuvimos juntos cuando caminaban junto a nosotros, pero, estaba muy equivocado.
Mi idealización del mundo y su contexto que tenía sobre él fueron afectados por sucesos personales, dando giros de 180° grados y poniéndome en circunstancias donde tenía solo dos opciones, “ser o no ser”. Ante la agobiante vertiente del mundo frio que me rodeaba un sentimiento casi inexistente en mí me acariciaba los hombros, el miedo. Se proclamó asimismo como mi nuevo amigo, uno que nunca me traicionaría y que me daría respuestas cada vez que yo se las pidiera, junto a él venia la soledad, la desconfianza, y el egoísmo; ninguno de ellos parecía preocuparse por mí, pero, no tenía otra persona en quien confiar o contarle mis penas, poco a poco y durante tres años fui engañado por algo que yo mismo dije.

Recientemente la pérdida de un amigo toco mi puerta de nuevo, aunque esta vez el daño era aún peor, mi familia entera fue afectada de igual manera, mi propia madre destrozada. Es un capítulo de mi vida que no puedo superar del todo, que ante tantas dudas lo trato de ver desde un punto de vista frívolo, pero es inútil, me es imposible no sentirme mal si apenas volteo hacia mi ventana, si volteo hacia los recuerdos del pasados que nunca repetiré en el presente y eso sin mencionar la pena que mi familia tiene que aguantar ya que no era un simple amigo más, era un hermano.

Soledad siempre me dio un apoyo donde nunca lo tuve, un poco de tranquilidad y misericordia que necesitaba para seguir adelante. Desconfianza siempre me hizo perder amigos, creyendo que muchas cosas eran mentiras o que podían hacernos daño. Egoísmo se aprovechaba de todos, me decía que si no lo hacíamos nosotros ellos lo harían y que no podríamos seguir con nuestras vidas si eso pasaba. Miedo era el más insistente de todos, hacía que las palabras de los demás sonaran como poseía, me hacía pensar que ellos me querían cuidar, que ellos eran mi familia. Regresando un poco al pasado ellos me habían hecho tomar decisiones a ciegas, a tener nuevas experiencias y a tomar errores pintados de proezas. Pase tres años haciendo sufrir a los demás, sin pensar en las consecuencias de mis actos y gozando a costa de los demás creyendo que yo era el mejor humano posible y que como ideología Darwiniana “era la supervivencia del más fuerte”.

Regresando un poco más al presente tuve un par de amoríos, por no decir varios, todos “nosotros” teníamos algo en común, las mujeres nos volvían locos. Y no es para menos, la primera experiencia romántica que tuve fue interrumpida sin mi consentimiento con “alguien más”, un golpe bajo ya que siempre me concentre en darle las estrellas pero parece que ella siempre estaba enfocada en otros planetas. Uno de mis amoríos más recientes hizo que Desconfianza se alejara de mí, diciendo “no quiero estar con alguien que cree ciegamente en otros”.
Pasando un poco más de tiempo en la “cárcel” empecé a abrir mis horizontes sociales hacia más oportunidades, Soledad estaba orgullosa de mi, por ese gran paso que me había decidido a tomar y con una voz tan suave me dijo: “no debes dejar todo para ti, la ayuda es algo necesario, y cuando creas que necesites un tiempo para ti, no dudes en pensar en mi”.

La vida me sonreía, era yo o todo era una experiencia donde cada segundo valía la pena. Excitado y confundido por una revelación tan incandescente fui seducido por más y más; soberbio es una definición arrogante ante ese sentimiento inimaginable que todo humano ha sentido, no era el nirvana ni la aproximación a la ataraxia, era estar bien.

Pero, nunca estas bien, lo que ocurrió fue solo una alineación de recientes éxitos en el presente, lo que me faltaba por ver era el pasado, la deuda que tenía, debía ser pagada, y ahí fue cuando Egoísmo y Miedo se aliaron en contra de mí, Egoísmo me hizo darme cuenta de la mala persona que era por engañar a personas anteriormente, me enseño que para cuidar a los demás debo alejarlos de mí, o que si no quiero dañar a las demás debo solamente aceptar a las demás, pero, todo siempre en secreto.

Me pareció la mejor opción, no cuestione las palabras, una vez más, solamente acepte las mentiras que los demás me decían. Y mientras alguien me decía buenos días, mis noches eran correspondidas por varias conversaciones poco comunes, era la forma en la que un proxeneta debía vivir, como yo debía vivir.

Miedo me mostro un don que yo desconocía, la escritura, me tuvo en tutela varios días hasta que al final dio en el clavo, me mostro un señor alcohólico, deforme, grotesco, amargado, antipático, mujeriego y un total fracasado, él sería mi figura a seguir ya que dejando atrás todo eso él era como yo y que si no fuera por su mensaje nunca hubiera entendido que “nadie puede salvarte sino tú mismo”. Desde ese día opte por la escritura como forma de vivir mis días, cada hora en la semana se convertían en el ingrediente perfecto para un texto, para dejar de lado ese chico bueno y concentrarme en mi contraparte real, el chico sucio y perverso que llevo dentro.  

Ninguno de ellos me mostro la realidad de mis actos, todo fue brindado en charola de plata que nunca dude de ellos, ahí fue cuando me perdí de nuevo, esta vez no era el hecho de vivir mi vida bien o estar en armonía, era la sensación de estar por encima de los demás de que yo era un duque que debía ser servido por la más alta calidad y que mis deseos debían hacerse hechos, de alguna u otra manera me salía con la mía, de alguna u otra manera siempre mi falta de moral me sonreía, era tan fácil fingir ser un dócil y crear una máscara para que los demás nunca sospecharan que estaban siendo parte de un meticuloso concierto para piano creado por un demonio con nombre de humano. Olvide que era estar mal y las lágrimas que derramaba eran la forma ideal de atraer más presas, nunca fui débil si me lo preguntas, siempre fui un manipulador con dotes de actuación que rezaba enfrente de ti por mera “compasión”. Todo estaba siendo lo que un malnacido podía desear, hasta que un día, alguien se dio cuenta, ella se dio cuenta de la persona que yo era, pude que en una ocasión se me haya olvidado ponerme la máscara y viera mi alma corrompida, quizá fue cuando ella había tocado fondo con engancharse a las decisiones incorrectas y que por primera vez quise ayudar a alguien. Así dice el Señor: “Maldito el hombre que en el hombre confía, y hace de la carne su fortaleza, y del Señor se aparta su corazón.”




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