Prólogo

La princesa Isabella, joven heredera al trono de Illaris, había crecido entre los fastuosos muros del palacio real, rodeada de lujos inimaginables y privilegios que pocos podían siquiera soñar. Sin embargo, a medida que el tiempo avanzaba, comenzó a sentir el peso abrumador de las responsabilidades que le aguardaban. Su madre, la reina, era una figura imponente, llena de gracia y sabiduría, mientras que su padre, el rey, era conocido por su justicia y firmeza. Juntos, habían gobernado Illaris con mano segura, pero los tiempos difíciles exigían medidas extraordinarias.

El descontento del pueblo se manifestaba en formas de rebeliones y susurros de conspiraciones. Los rebeldes buscaban derrocar a la monarquía y traer cambios radicales al reino. En este clima de tensión y peligro, la familia real tomó una decisión audaz: llevar a cabo La Selección, una competencia en la que hombres de diversas regiones y trasfondos lucharían por el corazón de la princesa Isabella y, al mismo tiempo, por la estabilidad de Illaris.

Para Isabella, La Selección no era solo una oportunidad de encontrar el amor verdadero, sino también una manera de servir a su pueblo y demostrar que estaba preparada para liderar. Sabía que su elección podría cambiar el rumbo del reino y devolver la esperanza a su gente.

Con el corazón lleno de dudas y expectativas, Isabella se preparó para enfrentar el desafío más grande de su vida, sin imaginar que, entre risas, lágrimas y secretos, descubriría más sobre sí misma y el mundo que pensaba conocer.