¿por qué a mí?

Capítulo 3

Yong-sun se robó el dinero de la bolsa de la seongsaeng. Volteó hacia donde estábamos nosotros y nos pidió que nos calláramos.

— Le vamos a decir a la seongsaeng— la amenazó Yang-mi— ¿verdad?

La miré con miedo. A las dos les tenía miedo.

— Si le dicen los voy a matar a todos con este vidrio— nos dijo enseñándonos el vidrio de una ventana quebrada del salón.

Me puse a temblar y todos empezaron a gritar. Ahora si nos iba a matar a todos sólo que llegó la maestra y nos salvó.

— ¡¿Qué pasa aquí?!

— M-maestra... yo...— intentó decir Yong-sun.

La maestra nos miró a todos, quería que alguien le contestara.

—Fue Hye-jung— le mintió.

¿Yo? ¿Desde la otra esquina del salón? Me iba a buscar otro problema más.

— ¿Es cierto, Hye-jung?

— N-no, yo... yo no hice nada. F-fue... Y-Y... Yong... Yong-sun— contesté muy nerviosa.

— Ajá, y... ¿me podrías decir qué hizo Byun Yong-sun?— volteé a ver a Yong-sun. Ella se enojó conmigo.

— Yong-sun se robó su dinero, seongsaeng—  dije— y nos dijo que si le decíamos, ella nos iba a matar a todos con el vidrio.

La maestra miró a Yong-sun.

— ¿De dónde sacaste ese vidrio?

— Este... yo... yo...— mi compañera estaba muy nerviosa.

— Niños, pueden salir. Todos menos tú, Yong-sun.

Mi compañera nos volteó a ver enojada a todos porque la seongsaeng la iba a regañar. Bueno, me miró enojada a mi.

Espero que no me mate con el vidrio, pensé.

Salí lo más rápido que pude de la escuela, escondiéndome entre los otros niños como la miedosa que era. Sabía que Yoon-do, Ji-cheong y Ji-seok, su hyung, me estaban buscando y si me encontraban, iban a aprovechar que la maestra no estaba viendo y me iban a pegar y a encerrar.

Ahí estaba mi appa, iba a ir por mi para después irnos con mi abuelita Yoo-na.

El camino fue muy largo y duró como tres horas hasta que llegamos con la halmeoni. Ella estaba cocinando un delicioso mackchang con mi omma, algo que casi nunca hacía.

— Hola, mi niña— me saludó dándome un abrazo.

Annyeong.

— ¿Cómo han estado?

— Muy bien, ¿y tú?— contestó mi appa.

— Muy bien.

— Me alegro. Hye-jung, ¿por qué no vas a jugar con tus primos?

Fui a jugar con Rae-won y Kyung-sang, los únicos que estaban ahí.

— H-hola.

Kyung-sang me aventó la pelota con la que estaban jugando. Se creía mucho porque tenía nueve años y era el más grande de todos nosotros.

Dongsaeng, y así es como se hace— se detuvo un momento—. Entonces, Hye-jung... ¿quieres jugar?

Lo pensé un poquito y acepté. Peor sería si me corrieran. Empezamos a jugar con la pelota, a Rae-won se la aventaba quedito y a mí en la cabeza. A veces podía cacharla y se empezaba a reír.

— Bueno. Ya me aburrí— dijo y se sentó.

Me dolía mucho la cabeza,ya no quería jugar y tenía mucho sueño; así que me iba a acostar a ver si se me quitaba pero mi tía Su-hyun no me dejó.

— ¡Deja de saltar en la cama!— me gritó.

— No le grites, Su-hyun— me defendió mi mami.

Me subí a la cama y me iba a quedar dormida.

— Ya nos vamos— oí a mi papi mientras me agitaba como si fuera jugo.

Ahora la cabeza me dolía más que antes.

— Si te ibas a dormir, mejor ni hubieras venido— mi papi estaba enojado.

— Me duele mucho mi cabeza, y cuando me despertaste me dolió más. Kyung-sang me estaba aventando la pelota.

— Pretextos contigo, niña. Primero, no querías ir con tus primos y ahora te duermes. No saldrás a jugar una semana— empecé a llorar—. No llores, no seas chillona. Aprende las consecuencias de tus actos.

Si, mi papi me había castigado por ser una niña mala y porque Kyung-sang me pegó con la pelota.

Llegamos a mi casa y mi appa empezó a tomar cerveza. Antes nos compraba cosas y ahora empezaba a pelear con mi omma. Se tomó más o menos dos botellas de cerveza para quedarse dormido.

Me puse a ver la tele pero no habían caricaturas así que empecé a jugar con mis juguetes. No podía jugar con Hye-ri porque era muy pequeña y además de que mi appa me había castigado, no tenía amigos en mi casa. Nada más estaba Yong-sun y siempre tenía que jugar sola.

Después de un rato me puse a estudiar para poder tener una buena calificación. Mi papi me regañaba porque no valoraba lo que me daba. Y eso era cierto. Dejé de pensar en eso.

Ya casi era mi cumpleaños y ese día iba a ir a la escuela. Esperaba que fuera algo especial y que mis compañeros no me molestaran.

— ¡A cenar!— escuché a mi mami.

Me sirvió arroz blanco y pollo. También me dio jugo de naranja. Sabía muy rico pero casi no tenía hambre y me comí sólo una porción.

Mi appa no dijo nada. Nadie, de hecho. Acabé de comer y me fui a bañar.

Tardé mucho en el agua porque me gustaba jugar ahí. Mañana era sábado, no iría a la escuela y nadie me molestaría. «¡Yupi!».

Después de bañarme me fui a dormir sin preocupaciones.

Lo sé, estuvo muy corto. Gomenasai :'v.



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En el texto hay: bullying, acoso, autodesprecio

Editado: 27.11.2019

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